?C¨®mo vivir juntos?
El fil¨®sofo Michel Foucault organiz¨®, en el Coll¨¨ge de France y en los a?os setenta del siglo pasado, una serie de cursos para debatir sobre la naturaleza de la sociedad moderna. En 1977, y hasta que muri¨® cuatro a?os despu¨¦s, el semi¨®logo franc¨¦s Roland Barthes imparti¨® clases all¨ª. En la primera (los 26 mi¨¦rcoles de la primera parte de 1977) habl¨® de convivencia. ?C¨®mo vivir juntos? fue el t¨ªtulo de ese curso. Con la (dif¨ªcil) transcripci¨®n de las charlas y notas de Barthes, Editions du Seuil public¨® en 2002 un cuaderno con el mismo t¨ªtulo que fue traducido, y ligeramente alterado, por Siglo XXI editores en 2003. El texto, como el curso, es de lectura exigente pero de inmensa inspiraci¨®n. En ¨¦l Barthes observa lo cotidiano y busca en la literatura de muchos otros autores, de Golding a Zola, de Proust Kafka, ¡°simulaciones novelescas de algunos espacios¡±.
Se entiende que la idea de fantasma para alguien como ¨¦l, que vivi¨® con su madre hasta casi el final de sus d¨ªas, sea ¡°ser hu¨¦rfano y encontrarse un padre vulgar, una familia fea¡±. Pero al valor de implicarse personalmente se une, en este escrito, el esfuerzo por rebuscar esa huella de verdad en los escritos de otros.?
La convivencia de la que habla Barthes no es solo espacial. Tambi¨¦n se da en el tiempo y es esa suma de relaciones la que permite al lector deducir el car¨¢cter fragmentario de la realidad y a Barthes el car¨¢cter imaginario de la contemporaneidad, como ¨¦l dice. En este cuaderno, el semi¨®logo habla de l¨¢mparas y de camas, de Robinson Crusoe (mucho) y de anacoretas, de los veraneantes ¡°intelectuales que viven en una dacha durante el verano¡± y de la caba?a primitiva de Rykwert: ¡°la casa no puede comprenderse sin relaci¨®n con lo sagrado¡±, escribi¨®, recuerden, en 1977.
Para Barthes, su curso no fue una lecci¨®n sino una investigaci¨®n. A continuaci¨®n, algunas de las cuestiones dom¨¦sticas cotidianas, grandes y peque?as, habladas, propuestas o se?aladas en el curso que todav¨ªa dan mucho que pensar.
¡°La celda [monacal], la met¨¢fora del desnudo: ni un objeto sobre la mesa ni un papel sobre la c¨®moda ni un adorno en las paredes. La madera desnuda, el m¨¢rmol desnudo, la pared desnuda. Lo contrario de los monasterios budistas de Ceil¨¢n: manteles, cojines, piezas de tela blanca fina y limpia, armario con algunos libros, radio, fotos ¨Cde Charlot en Tiempos Modernos-¡ poco pero bueno, una especie de epicure¨ªsmo¡±. ¡°El lujo de la habitaci¨®n, en efecto, viene de su libertad¡±?
Pascal: ¡°Toda la desdicha proviene de no saber quedarse en la propia habitaci¨®n¡±.
¡°Las caba?as de Piranesi son la anti-caba?a, un vuelco demon¨ªaco, el espacio de la crisis, del drama de lo sublime. ?l lo dec¨ªa: del terror surge el placer¡±.
Rilke: ¡°Llevaba su oscuridad en el fondo de s¨ª mismo, el refugio y la tranquilidad de una casa¡±.
Sobre el miedo, recuerda el de Robinson: ¡°la preocupaci¨®n obsesiva, casi delirante de Robinson¡±. ¡°Apenas aparecen huellas de un hombre ¨¦l empieza a tomar medidas de protecci¨®n: la casa totalmente escondida, invisible, un sistema de cercos y escondrijos, la clausura como delirio, como experiencia l¨ªmite¡±.
¡°Aunque la hip¨®tesis de base es siempre una relaci¨®n sexual (como si el sexo fuera la ¨²nica situaci¨®n posible que permite a dos individuos acercarse) vivir juntos no se refiere solo a la relaci¨®n conyugal. Es una relaci¨®n rec¨ªproca, una locura de a dos¡±.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.