El futuro que queremos para Burundi
El trabajador humanitario cree que ayudando a los ni?os a superar el trauma ante la violencia que ahora impera se construir¨¢ un futuro mejor para el pa¨ªs africano
A d¨ªa de hoy, me parece incre¨ªble c¨®mo despu¨¦s de una noche de disparos y fuertes explosiones en la calle, a la ma?ana siguiente todo el mundo est¨¢ normal y afronta sus quehaceres diarios.
Esto es exactamente lo que ocurre aqu¨ª en Burundi, este peque?o pa¨ªs interior del coraz¨®n de ?frica, que recientemente se ha convertido en noticia por la violencia relacionada con las elecciones. En realidad, tras esta imagen de normalidad la gente est¨¢ llena de preocupaciones. Especialmente los padres, que ya vivieron el conflicto anterior (finaliz¨® hace solo diez a?os), est¨¢n haciendo un tremendo esfuerzo para no transmitir sus miedos a sus hijos.
Muchas familias han decidido abandonar sus casas o enviar a sus hijos lejos, a lugares seguros en otros vecindarios y provincias, o incluso dejar el pa¨ªs. Cerca de 170.000 personas han abandonado Burundi buscando asilo en otros pa¨ªses.
Cuando visito los refugios, la mayor¨ªa en los alrededores de la provincia de Bujumbura Marie, los ni?os parecen preocupados, pero aliviados de estar en un lugar seguro. Conozco a Brice, de siete a?os, en uno de los asentamientos en Bujumbura. Me cuenta c¨®mo se sienten los ni?os hoy en Burundi. ¡°O¨ªamos muchos disparos donde vivimos, en Musaga¡±, me dice. ¡°Ten¨ªa miedo, lloraba todo el rato¡±.
Aqu¨ª los ni?os no est¨¢n seguros en casa, o jugando en la calle. Ni siquiera en la escuela
A consecuencia de los enfrentamientos, ocho ni?os han muerto hasta ahora en Burundi. Desgraciadamente, tendemos a medir la importancia de una situaci¨®n bas¨¢ndonos en el n¨²mero de v¨ªctimas. Ocho ni?os no parece demasiado, pero este es un pa¨ªs donde los ni?os se enfrentan a la desnutrici¨®n, la malaria y otras enfermedades que ponen sus vidas en riesgo cada d¨ªa. Ocho ni?os murieron porque estaban en la calle cerca de su casa, o jugando, o fueron a comprar leche y se encontraron en el lugar equivocado en el momento equivocado. Aqu¨ª los ni?os no est¨¢n seguros en casa, o jugando en la calle. Ni siquiera en la escuela, donde han explotado granadas o ha habido una presencia de la polic¨ªa o del ej¨¦rcito.
Y para los afortunados que no est¨¢n en medio de los enfrentamientos, la situaci¨®n tampoco es f¨¢cil. Muchos de ellos tienen miedo de salir de casa. Salir a jugar no es tan f¨¢cil como antes. Cuando voy a los diferentes asentamientos siempre me viene una pregunta a la mente: ?qu¨¦ est¨¢ pasando con las ni?as? Los padres tienden a protegerlas m¨¢s a ellas, en muchos casos, no dej¨¢ndolas ni salir de casa porque temen que puedan ser violadas. Por desgracia, sabemos que esto ocurre: en una ocasi¨®n, una ni?a de 12 a?os fue violada por un polic¨ªa.
Las ni?as que viven en la calle siempre est¨¢n alerta. En uno de los centros para ni?os que viven en la calle, una de ellas me cont¨® que le da miedo incluso ir al centro porque los ni?os pueden tener ¡°intenciones¡± con ella.
Para todos estos ni?os la falta de oportunidades para evadirse de esta violencia les est¨¢ creando angustia y un trauma. No pueden participar en actividades educativas, deportivas o de ocio que podr¨ªan ayudarles a aliviar algo de tensi¨®n y a lidiar con la situaci¨®n actual.
Los ni?os no deber¨ªan experimentar, sentir o vivir con la violencia como una parte normal de sus vidas
UNICEF y todos sus aliados de desarrollo y ONG han trabajado durante d¨¦cadas para ayudar a Burundi a lograr la primera generaci¨®n libre de violencia. Pero ya no es as¨ª. Benjamin, otro ni?o, me cont¨® que nunca antes hab¨ªa escuchado disparos. ¡°Desde nuestra casa en Ngagara escuch¨¢bamos los combates y los disparos todo el tiempo. Ten¨ªa miedo¡±. David tambi¨¦n comparti¨® su historia: ¡°Ten¨ªamos mucho miedo. No pod¨ªamos dormir por la noche¡±.
Por eso, en UNICEF desde el principio reforzamos los espacios amigos de la infancia en Bujumbura, donde ocurre la mayor parte de los enfrentamientos. Apoyamos estos centros con art¨ªculos b¨¢sicos, por ejemplo de higiene, pero tambi¨¦n, y esto es muy importante, con kits recreativos para que los ni?os puedan seguir viviendo una verdadera infancia. Cuando voy a estos espacios les veo divertirse, olvidarse de la situaci¨®n que hay fuera y jugando con otros ni?os.
El apoyo psicosocial es clave en esos momentos. Si podemos identificar y ayudar a los ni?os a superar el trauma estaremos ayudando al futuro de la sociedad de Burundi y a romper el ciclo de la violencia. Los ni?os no deber¨ªan experimentar, sentir o vivir con la violencia como una parte normal de sus vidas. Las ni?as deber¨ªan poder salir de sus casas sinti¨¦ndose seguras, sin medio a sufrir da?o o agresiones f¨ªsicas.
En estos espacios amigos de la infancia los ¨²nicos sonidos son los que un mont¨®n de ni?os jugando juntos pueden generar. Este es el ¨²nico sonido que deber¨ªamos estar escuchando. Estoy seguro de que cuando esto termine, una de las primeras cosas de las que nos daremos cuenta es que nunca deber¨ªamos haber tenido que instalar un espacio amigo de la infancia para o¨ªr a ni?os ri¨¦ndose y jugando. Esto es lo que deber¨ªa ocurrir siempre, y es el futuro que queremos para Burundi.
Pedro Guerra es especialista de protecci¨®n infantil en UNICEF Burundi.
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