?Papichulo?: ¡®Bullshit¡¯
El verano, una de las ¨¦pocas del a?o en las que m¨¢s se lee. El escritor Richard Parra inicia estas p¨¢ginas reservadas a la ficci¨®n
Se le ve¨ªa weird: uniforme, corbata y una gorrita con alitas doradas. Papi le hab¨ªa pagado a unos traqueteros del ?aeropuerto Las Am¨¦ricas para que lo trasladaran a Nueva York disfrazado de aeromozo. Era 1985. Ten¨ªa 22 a?os. Aunque yo era ni?a, recuerdo que, en la pista de despegue, me dijo: ¡°Vuelvo para Navidad, mi negra¡±, pero no lo vi hasta 1990, cuando regres¨® por 15 d¨ªas a Baitoa con su residencia gringa y una maleta cargada de regalos y perfumes.
Por fin el 96, con Mami nos venimos a Nueva York. Papi nos recogi¨® en el aeropuerto Kennedy en su Camry negro. Ese d¨ªa comimos pizza con Country Club en la Quinta Avenida. Luego conocimos su apartamento en los proyectos de Bedford-Stuyvesant. Tambi¨¦n a su otra mujer, Angie, y a su hijo de tres a?os, Rafael, de quienes pens¨¢bamos se hab¨ªa separado. Mami se encojon¨® y le exigi¨® que nos llevara a la casa de una t¨ªa materna. Aquella noche, tumbadas sobre una friza, no dormimos de la rabia.
Richard Parra
Peruano afincado en Nueva York, Parra (Comas, 1976) abandon¨® sus estudios de ingenier¨ªa para, finalmente, licenciarse en Literatura. Es autor de una, hoy inencontrable, antolog¨ªa de cuentos y de dos novelas cortas: La pasi¨®n de Enrique Lynch y Necrofucker (ambas editadas por Demipage).
II Papi viv¨ªa con la tal Angie, pero los s¨¢bados recog¨ªa a Mami de un restaurante poblano de Sunset Park, donde ella cocinaba, y se ven¨ªan al apartamento que rent¨¢bamos en la 60. Papi se quedaba hasta el lunes. Un cosa que aborrezco de tantos paisanos: que, cuando llegan a Nueva York, se buscan una mujer y luego se traen a la esposa. Tienen doble, triple vida. Eso hizo mi padre. Incluso conozco a unas rid¨ªculas que terminaron haci¨¦ndose amigas de las amantes.
¡°No jodan¡±, le escrib¨ªa a mi hermana, ¡°yo no quiero esa vida¡±.
Cuando ya estudiaba en el Brooklyn College, me pele¨¦ con Papi. A ¨¦l le mortificaba que me vistiera con minifalda, escote y tacos, que me pintara exagerado, que saliera con un chilango con la pinta del cantante de Caifanes. Estaba endiablado.
¡°Pareces una novia del pueblo, te van a violar¡±.
¡°?Para eso aprendiste ingl¨¦s? ?Para eso vas a la escuela? ?Para andar con un pinche mexicano que parece que batea pal otro lado? Le quedas grande a ese tipo¡±.
¡°Un d¨ªa te caer¨¢ a golpes, son unos hijos del diablo¡±, me dec¨ªa.
En su carro, le encar¨¦ sus trapitos, pero sobre todo que haya negado a mi hermanito Luis Enrique reci¨¦n nacido en Nueva York hac¨ªa unos meses. Era el 2003.
Al final, no recuerdo por qu¨¦ me pregunt¨®: ¡°?Con qu¨¦ hombre te gustar¨ªa casarte?¡±.
¡°Con nadie como t¨²¡±, le contest¨¦.
Me jal¨® con fuerza del brazo para que no bajara del carro y un vigilante se nos acerc¨®. Crey¨® que ¨¦ramos dos novios pele¨¢ndonos. Papi le dijo que estaba corrigiendo a su hija que se le rebelaba y el guachim¨¢n le dijo: ¡°Pues siga, primito¡±.
III Boricua fea: Angie ten¨ªa unas nalgas exageradas con celulitis. Aunque trabajaba en un sitio de apuestas, tambi¨¦n se aprovechaba del Gobierno. Viv¨ªa de los cupones de alimentos, de los cheques que le daban por su hijo Giovanni, un tarado. Supe que Angie se tir¨® a prop¨®sito de las escaleras del metro y que se resbal¨® en el hielo negro delante de un edificio p¨²blico para demandar a la ciudad. Le result¨®: sac¨® miles de d¨®lares.
Su anterior marido, Pietro, un italiano que conduc¨ªa trenes de la l¨ªnea amarilla, y sus amigos interceptaron a Papi bajo el elevado de la Tercera. La raz¨®n: mi padre le hab¨ªa propinado una pela a Giovanni, hijo del italiano aquel, por sacarle plata de la billetera. Casi lo matan. De suerte que una patrulla pasaba por all¨ª y correte¨® a los agresores. Papi, sin embargo, no los demand¨®. Tampoco cont¨® qui¨¦n orden¨® esa paliza. De eso me enter¨¦ mucho despu¨¦s cuando me lo confes¨® Muchachito.
Aborrezco de tantos paisanos que, cuando llegan a Nueva York, se buscan una mujer y luego se traen a la esposa. Eso hizo mi padre
IV A Giovanni le daba la gota. Asist¨ªa a una de las secundarias m¨¢s violentas de Brooklyn. Ansiaba enrolarse en el army para matar terroristas en Irak en venganza por el 11-S. Un d¨ªa, golpe¨® al Principal. Dijeron que por efecto de su nueva medicaci¨®n. Empeor¨®: amenaz¨® de muerte a una maestra de espa?ol. La consejera de la escuela lo calific¨® de psic¨®pata y propuso internarlo en el Bellevue, pero el padre se neg¨®. Tampoco el Principal lo traslad¨® a una escuela del distrito 75 donde recibir¨ªa atenci¨®n. Su temor: una vez mand¨® all¨¢ a un adolescente ruso que, por bullying, termin¨® ahorc¨¢ndose de una escalera de emergencia.
Giovanni visitaba a Angie cada cuanto y le dec¨ªa a Papi: ¡°Cuando crezca, te matar¨¦, mama huevo¡±. Papi se re¨ªa. Le daba pecosones. Pero esta historia no la supe sino hasta mucho despu¨¦s de que asesinaron a mi padre. Me la cont¨® mi primo Muchachito cuando volvi¨® de Perth Amboy.
V Determinaron que Papi y sus asesinos entraron juntos al elevador y que all¨ª le cortaron la aorta. Papi se defendi¨®. Le atravesaron la mano con el pu?al. Como ven¨ªa de comprar leche para su beb¨¦ reci¨¦n nacido (que tuvo con Angie), qued¨® abatido sobre un charco blanquirrojo.
Interrogaron a Angie. Registraron su vivienda. Tambi¨¦n a Pietro, a decenas de exconvictos de aquellos proyectos, c¨¦lebres por las balaceras, el crack, pandillas y sicarios. Detuvieron a Giovanni por unas horas, pero no habl¨®. Tuvo un ataque y acab¨® en emergencias.
Se habl¨® de la presencia de miembros de la pandilla dominicana Los Papichulos. La inspectora Mercado no descart¨® ni el desquite ni el robo. ?Venganza? No creo: mi padre no ten¨ªa enemigos. ?Robo? Angie dijo que Papi cargaba con 1.200 pesos en el bolsillo. Pero lo encontraron con su cadena de oro, su anillo de plata y 40 d¨®lares. Rid¨ªculo. Adem¨¢s, era raro que los Papichulos atentaran contra un paisano en su propio territorio.
Muchachito ten¨ªa sus ideas:
¡°?No sab¨ªas que tu padre compr¨® un seguro de vida de Geico?¡±.
¡°?Que con Angie sacar¨ªan una casa en Allentown? Giovanni quer¨ªa mudarse con ellos, lejos del italiano que le pega, pero tu pap¨¢ le dijo que no¡±.
¡°Adem¨¢s, desde que tu madre pari¨® a tu hermanito, Angie le hac¨ªa la vida imposible. Lo amenaz¨® con quitarle a sus hijos si volv¨ªa con tu madre¡±.
¡°?Por qu¨¦ no habl¨¦? Ese italiano comemierda me amenaz¨®. Me rompieron la bicicleta de delivery y me largu¨¦ a Perth Amboy¡±.
Como andaba como crackero hablando caballadas, a Muchachito nadie le para bola con sus historias, pero it makes sense lo que dec¨ªa.
VI Quise preguntarle por qu¨¦ no le dijo a la polic¨ªa de la agresi¨®n de Pietro y las amenazas de Giovanni. ?Por qu¨¦ dijo que Papi ten¨ªa 1.200 d¨®lares? Nadie andar¨ªa con ese dinero por esos proyectos llenos de maleantes. Angie me mand¨® al diablo. Yo estaba por acudir al precinto. Pens¨¦ que mi t¨ªa Altagracia, mam¨¢ de Muchachito, me respaldar¨ªa, pero me dijo: ¡°Puras mentiras, la polic¨ªa ya los descart¨® a esos, ese Muchachito delira, adem¨¢s nada te devolver¨¢ a tu pap¨¢, mejor olv¨ªdate, no te busques problemas con esos italianos, que tienes las de perder¡±.
¡°Mam¨¢ Altagracia sab¨ªa de la golpiza del italiano y las amenazas de Giovanni¡±, dijo Muchachito. ¡°Angie se la compr¨® con lo que cobr¨® del seguro. Si no, ?c¨®mo se hizo esa casa con piscina en Baitoa? ?De d¨®nde, si cuida ancianos?¡±. ¡°A lo que se ha llegado, prima¡±, sentenci¨® Muchachito. ¡°Ni en los hermanos se puede confiar. Ni en la madre de uno¡±.
Lo encontraron con su cadena de oro, su anillo de plata y 40 d¨®lares. Rid¨ªculo
VII Cuando me enter¨¦ de que lo mataron, me puse mal y casi pierdo a mi beb¨¦. Ten¨ªa cuatro meses de pre?ada. Las sangrientas fotos del peri¨®dico me impresionaron. Hace ya tiempo que no lo visito en la Sassafras Avenue del cementerio Green Wood de Brooklyn. Salgo cargada de malas energ¨ªas, tanto que debo hacerme una limpia donde mi amiga Gloria, pediatra y bruja. Adem¨¢s, su l¨¢pida no tiene su nombre verdadero. Se lo cambi¨® para obtener la residencia.
Mam¨¢ tiene un enamorado, pero con ¨¦l no visita a Papi en el cementerio, sino con Muchachito, que era bien apegado a ¨¦l. Trabajaron en muebler¨ªas y vivieron juntos en Sunset Park. Muchachito le lleva Presidentes y le canta bachatas con guitarra y requinto en la tumba. Tanto le doli¨® la muerte de mi padre que se tir¨® al trago. Ahora frecuenta fondas y bailaderos de dos pesos, bebe ron lavagallo. Hace poco, lo despidieron y vive casi como homeless. Encima, est¨¢ on probation por participar en una pelea entre los Papichulos y los boricuas de la pandilla La Nieta.
Angie se mud¨® a Staten Island con un dominicano. A su hijo Giovanni lo mat¨® una jeepeta: hit and run. Dicen que su padre ya no le compraba medicamentos y que andaba como desquiciado por Brooklyn. Muchachito ¨Cdevoto de la Guadalupe¨C me dijo: ¡°La Morena nos hizo justicia, mami¡±, pero yo no lo veo as¨ª. La mentira sigue. Gente malhablada dijo que a mi padre lo degollaron en un l¨ªo entre gangueros y muchos se creyeron esa infamia. Bullshit.
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