Reutilizar, m¨¢s que devolver el casco
El debate medioambiental est¨¢ cargado de un c¨®ctel de t¨¦rminos como renovable, reutilizable, sostenible, biodegradable¡ que para muchos no acaban de tener significado
A menudo, el debate medioambiental sobre la sostenibilidad de los recursos se basa en t¨®picos ajenos al progreso tecnol¨®gico, a pesar del avance espectacular de nuestro conocimiento sobre los recursos y materiales que utilizamos a diario para todo tipo de aplicaciones. Renovable, reutilizable, sostenible, biodegradable¡ un c¨®ctel de t¨¦rminos que para muchos no acaban de tener significado. Por ello me gustar¨ªa recordar qu¨¦ es un recurso y qu¨¦ es un material, y tratar¨¦ de explicar qu¨¦ podemos entender por renovable o reutilizable.
Un recurso es algo que nos ofrece la naturaleza: una sustancia, que puede ser s¨®lida, l¨ªquida o gaseosa, que se encuentra en la tierra (o pegada a ella, como la atm¨®sfera) y que nos puede proporcionar una utilidad. El agua, el aire, las plantas o los minerales son recursos. Un material sin embargo es algo tangible ¨Cen el sentido coloquial, algo que se puede tocar¨C que el hombre ha obtenido a partir de un recurso: por ejemplo el cuero de nuestros zapatos, el tablero con el que fabricamos una mesa o el vidrio de una ventana.
Si he sabido transmitir la diferencia entre recurso y material, tal vez sepa explicar la diferencia entre renovable y reutilizable. Pero no crean que es f¨¢cil.
Los recursos, como el agua, pueden ser renovables, pero no son reutilizables, porque no se utilizan directamente. Para convertir un mineral o una planta en algo ¨²til lo convertimos en material. Los materiales se convierten en objetos, y la mayor parte los objetos ¨Cuna maleta, una batidora, una bicicleta, por ejemplo¨C se reutilizan es decir, se utilizan de manera continuada.
En los ¨²ltimos cinco a?os se ha generado una importante controversia alrededor de un hipot¨¦tico sistema de reciclado de envases de un s¨®lo uso
Si el objeto que fabricamos es un envase o un embalaje tambi¨¦n se puede reutilizar (por ejemplo, una cacerola, un bid¨®n o un palet) innumerables veces, se puede rellenar, en el caso de una bebida, algunas o infinitas veces, dependiendo de con qu¨¦ est¨¦ fabricado (no es lo mismo una botella de cerveza que un barril de cerveza) o se puede utilizar una sola vez y despu¨¦s se puede reciclar. Si se recicla, se reutiliza el material, no el producto.
En los ¨²ltimos cinco a?os se ha generado una importante controversia alrededor de un hipot¨¦tico sistema de reciclado de envases de un s¨®lo uso conocido como sistema de dep¨®sito, devoluci¨®n y retorno de envases. Tambi¨¦n se conoce por SDDR. Innumerables art¨ªculos, propuestas legislativas, mociones municipales y parlamentarias, nos han llevado en esos casi cinco a?os a analizar desde mucho ¨¢ngulos las implicaciones que tendr¨ªa su implantaci¨®n. No supondr¨ªa una mejora medioambiental de la gesti¨®n de residuos (de los casi 24 millones de toneladas de residuos municipales ¨Clo que antes se llamaba residuos s¨®lido urbanos¨C que se generan al a?o en Espa?a, los productos que se incluir¨ªan en este sistema de recuperaci¨®n representar¨ªan alrededor del 1,5%) y s¨ª una complicaci¨®n considerable para los ciudadanos, que tendr¨ªan que sufragar el cambio con un aumento de precios para pagar el sistema de entre el 10 y el 40% para los envases y bebidas incluidos, adelantar una importante cantidad de dinero ¨C4.000 millones de euros para todos los espa?oles¨C, con frecuencia superior al precio del producto envasado, como fianza al comprarlo, almacenar en su casa los envases vac¨ªos sin poderlos plegar, aplastar o deteriorar bajo pena de perder la fianza, y sobre todo para los comercios, que tendr¨ªan que convertirse en recolectores de residuos, con las complicaciones a?adidas, tanto t¨¦cnicas como econ¨®micas, de tener productos y residuos bajo un mismo techo.
Para introducir el sistema, que como habr¨¢n adivinado esconde una oportunidad de negocio espectacular, se ha apelado a un argumento emocional: ¡°Con la introducci¨®n de este sistema se va a potenciar la reutilizaci¨®n de los envases porque vamos a devolver el casco como antes¡±.
El casco era como se llamaba a la botella o el tarro de yogur vac¨ªo que a mediados del siglo pasado se volv¨ªa a llevar a la tienda para que lo lavaran y lo volvieran a llenar. Era l¨®gico, porque no hab¨ªa sistemas de distribuci¨®n eficaces, y los productos se fabricaban y llenaban localmente; cada pueblo ten¨ªa su f¨¢brica de gaseosa que, por cierto, era pr¨¢cticamente el ¨²nico refresco disponible. Pero los lectores nacidos en el ¨²ltimo cuarto del siglo pasado ya no han devuelto nunca el casco en un comercio.
El envase de bebidas reutilizable, que prefiero llamar rellenable para evitar la confusi¨®n, es el principal modo de servir bebidas en bares y restaurantes
El envase de bebidas reutilizable, que yo prefiero llamar rellenable para evitar la confusi¨®n, sigue siendo el principal modo de servir bebidas en los bares y restaurantes, porque los productos se traen a diario y las botellas vac¨ªas se recogen tambi¨¦n a diario. Cuando se trata del consumo en el hogar, lo l¨®gico es emplear otros envases, que una vez utilizados se reciclan; en este caso lo que se reutiliza es el material de que est¨¢n fabricados. Con la variedad de productos que se consumen en el hogar, el simple hecho de tener que utilizar envases rellenables, que adem¨¢s s¨®lo se podr¨ªa hacer, por razones de seguridad alimentaria, para una peque?a parte de los productos, generar¨ªa un movimiento de materiales, viajes, peso y complicaci¨®n que, en definitiva, har¨ªa pr¨¢cticamente imposible tener en casa la variedad de productos que tenemos. Y devolver los envases vac¨ªos podr¨ªa convertirse en nuestra principal tarea. La l¨®gica es lo que ha marcado que en casa y en el bar consumamos de distinta forma.
As¨ª pues, y dado que este nuevo sistema se utilizaba hasta hace relativamente poco, por razones hist¨®ricas, en pa¨ªses como Alemania o los pa¨ªses n¨®rdicos, me gustar¨ªa recordar qu¨¦ ha supuesto en todos ellos la implantaci¨®n del SDDR en cuanto a lo de devolver el casco.
Hace unos 20 a?os, el envase que m¨¢s se utilizaba en las dos regiones mencionadas era el envase rellenable. Era una manera de proteger a los productores locales: si el envase rellenable es el m¨¢s adecuado para la distribuci¨®n local a distancias cortas, algo en lo que todos estamos de acuerdo, si ponemos trabas a la entrada de envases reciclables estamos protegiendo a la industria local. Pero las barreras al comercio est¨¢n prohibidos por la legislaci¨®n europea: no se pueden imponer medidas arbitrarias para limitar la circulaci¨®n de bienes y servicios protegiendo un determinado m¨¦todo de distribuci¨®n.
La opci¨®n alternativa que se eligi¨® fue establecer SDDR. Si el consumidor paga una fianza por el envase, le obligamos a devolverlo. Pero las compa?¨ªas de bebidas y los consumidores reaccionaron de otra forma. Si hemos de devolver el envase, por lo menos que nos lo pongan f¨¢cil. Optemos por un envase ligero y reciclable que nos facilite la tarea.
La consecuencia, para terminar, ha sido muy interesante. En Alemania, en el a?o 1991, el 75% de las bebidas se vend¨ªan en envases rellenables. Hoy, esta proporci¨®n no llega al 45%. En Finlandia, antes de implantar el SDDR, el 85% de la cerveza se vend¨ªa en envases rellenables, hoy s¨®lo se vende el 10%. Algo parecido ha acabado sucediendo en Noruega, Suecia y Dinamarca. Los que pretend¨ªan que se devolviera el casco como antes, simplemente han acelerado su desaparici¨®n. De modo inexorable, la intenci¨®n de dirigir el mercado se topa con la evidencia.
Miguel Aballe es director de la Asociaci¨®n de Latas de Bebidas.
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