Por encima de las nubes
El matrimonio Piazzi Smyth desembarc¨® en Canarias a mediados del siglo XIX para comprobar si las islas cumpl¨ªan las condiciones de Newton como observatorio astron¨®mico
Cuando?Charles Piazzi Smyth y Jessie Duncan desembarcaron en Tenerife en 1856, Santa Cruz ya no era la aldea macondiana de algo m¨¢s de veinte casas de blancura cegadora construidas a la orilla de una playa estrecha y arenosa que hab¨ªa encontrado Humboldt 57 a?os antes. Reci¨¦n casados, con 37 y 43 a?os, astr¨®nomo y ge¨®loga finalmente empataban su apasionada forma de vivir la ciencia y la vida, en una sincron¨ªa que ya no perder¨¢n nunca. La aventura de los Piazzi Smyth era corroborar las ideas de Newton sobre las caracter¨ªsticas que debe tener un sitio para la observaci¨®n astron¨®mica. Un sitio de aire sereno y tranquilo que minimice los temblores que la atm¨®sfera induce en los rayos luminosos que la atraviesan, seg¨²n las palabras del propio genio ingl¨¦s. Un sitio, probablemente, en la cima de las monta?as m¨¢s altas, por encima de las nubes.
Y eligieron Guajara. La ruina m¨¢s elevada del antiguo y formidable volc¨¢n Ca?adas, que coronaba Tenerife hace un mill¨®n de a?os. Tras una larga jornada, la expedici¨®n de m¨¢s de veinte mulas y caballos alcanz¨® la cima con las ¨²ltimas luces del 14 de julio. El tiempo justo para los muleros descargar y emprender el descenso, quedando los Piazzi Smyth junto con dos marineros, dos gu¨ªas locales y el sobrino del vicec¨®nsul, que hac¨ªa de int¨¦rprete. Dos horas despu¨¦s, tras haber instalado las tiendas, con una taza de t¨¦ caliente en las manos, los casi 9.000 pies de Guajara mostraron la Luna brillando intensamente sobre un cielo lleno de estrellas. J¨²piter ascend¨ªa, poco a poco, como un lucero tan luminoso que daba a entender que todo marchaba en la buena direcci¨®n.
L¨¢stima el telescopio de 7,5 pulgadas. Demasiado pesado para las mulas, se tuvo que quedar en el Puerto de la Orotava (hoy Puerto de la Cruz), y la expedici¨®n debi¨® conformarse con el m¨¢s ligero telescopio de Sheepshanks, de s¨®lo 3,6. No debe extra?ar la ausencia de unidades m¨¦tricas en este texto. El matrimonio Piazzi Smyth derivar¨¢ posteriormente sus estudios hacia la egiptolog¨ªa, donde sus precisas mediciones en la pir¨¢mide de Guiza les llevaron a encontrar asombrosas proporciones que hab¨ªan de interpretar como obra de Dios. Bas¨¢ndose en la pulgada piramidal o divina, Charles se convirti¨® en uno de los principales detractores de la introducci¨®n del sistema m¨¦trico en Gran Breta?a. Sus ideas sobre el antiguo Egipto las defendi¨® con la misma pasi¨®n con la que se hab¨ªa desempe?ado como astr¨®nomo, llev¨¢ndolas por encima, incluso, de su prestigio profesional.
Se hab¨ªan dado cuenta de la estratificaci¨®n en altura de las capas de polvo en suspensi¨®n y quer¨ªan trasladar el observatorio al Teide, hasta donde fuera posible, hasta donde llegaran las mulas
No hab¨ªa tiempo que perder. Asombrosas observaciones de la Luna, estrellas d¨¦biles, planetas y radiaci¨®n solar sin precedentes. Son las primeras observaciones astron¨®micas jam¨¢s realizadas en un observatorio de altura. Adem¨¢s, mediciones atmosf¨¦ricas de extrema calidad, observaciones y anotaciones volcanol¨®gicas y una impresionante colecci¨®n de fotograf¨ªas estereosc¨®picas. La expedici¨®n ya era un ¨¦xito rotundo al cabo de m¨¢s de un mes de intensas observaciones cient¨ªficas en Guajara, a pesar de aquel verano especialmente afectado por intrusiones de calima. Pero los Piazzi Smyth pon¨ªan la superaci¨®n de la t¨¦cnica delante del carro de la ciencia, as¨ª que a mitad de agosto decidieron bajar al Puerto de la Cruz y arriesgarse a desmontar el telescopio de 7,5 pulgadas, con idea de repartir la carga de las bestias. Charles y Jessie quer¨ªan m¨¢s. Se hab¨ªan dado cuenta de la estratificaci¨®n en altura de las capas de polvo en suspensi¨®n y quer¨ªan trasladar el observatorio al Teide, hasta donde fuera posible, hasta donde llegaran las mulas, hasta el "non plus ultra of beasts of burden" ("el non plus ultra de las bestias de carga"). Y las bestias llegaron a Altavista, a 10.700 pies, en la ladera sur del Teide. Las observaciones realizadas desde all¨ª durante el mes siguiente son de una enorme calidad, incluyendo una serie de asombrosos dibujos de J¨²piter. L¨¢stima las tan s¨®lo 7,5 pulgadas del telescopio. Los magn¨ªficos grabados de estrellas binarias rodeadas de los anillos de difracci¨®n descritos por Airy evidencian haber alcanzado el l¨ªmite, s¨®lo posible en condiciones atmosf¨¦ricas excepcionales. Hac¨ªa falta m¨¢s. Ir m¨¢s all¨¢. Mejores instrumentos. Mayores telescopios. M¨¢s ciencia.
A?os despu¨¦s, en su Bronca en la F¨ªsica, Ortega se plantear¨¢ si el cient¨ªfico debe adaptar sus ideas a los fen¨®menos o, al rev¨¦s, adaptar los fen¨®menos mediante una interpretaci¨®n a ciertas ideas a priori independientes del experimento. Es el conflicto entre te¨®ricos y experimentalistas. Charles Piazzi Smyth y Jessie Duncan no eran ni lo uno ni lo otro. Se inscriben en lo que podr¨ªamos llamar aqu¨ª "ciencia aventura". No al rev¨¦s, la aventura cient¨ªfica, en la que prima la expedici¨®n, como Livingstone o Scott, sino la ciencia como objetivo llevada al l¨ªmite de las observaciones. Las observaciones, y con ellas la t¨¦cnica, se convierten en el motor de la ciencia, en contraposici¨®n al azar, seg¨²n evolucionar¨ªa el propio Ortega poco despu¨¦s. Pero la ciencia tambi¨¦n ha de ser el contenido necesario para llenar el hueco de la t¨¦cnica por s¨ª sola.
Finalizaba septiembre y la proa del yate Titania apuntaba al norte. La tarde avanzaba cuando se perdieron de vista la Orotava, Puerto y Villa y, con la ¨²ltima luz del crep¨²sculo, el pico del Teide, mientras Charles y Jessie, en la borda, se preguntaban "por cu¨¢nto tiempo el mundo ilustrado retrasar¨¢ la instalaci¨®n all¨ª de una estaci¨®n que tanto promete para avanzar enormemente la m¨¢s sublime de las Ciencias". Poco m¨¢s de un siglo, Charles y Jessie, poco m¨¢s de un siglo. Paciencia. Otros llegar¨¢n con sus telescopios, luego otros m¨¢s grandes, los mayores del mundo, y m¨¢s y mejores instrumentos. Y ah¨ª seguimos, llevando al l¨ªmite la t¨¦cnica, buscando permanentemente el non plus ultra de las bestias.
Julio A. Castro Almaz¨¢n?es f¨ªsico y miembro del SkyTeam?del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), especialista en Caracterizaci¨®n de Observatorios Astron¨®micos y ?ptica Atmosf¨¦rica.
Cr¨®nicas de AstroMAN?A es un espacio coordinado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), donde se publican relatos con el Universo como inspiraci¨®n, desde an¨¦cdotas hist¨®ricas relacionadas con la astronom¨ªa hasta descubrimientos cient¨ªficos actuales. Un viaje literario por el espacio y el tiempo.
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