C¨®mo decir 'food truck'
Nos gusta m¨¢s el gregarismo de repetir una locuci¨®n en ingl¨¦s que el vanguardismo de inventarla en espa?ol
Algunos negocios se inventan en el extranjero, pero el hecho de que algo se haya creado all¨¢ lejos con su palabra adosada no impide que nosotros inventemos tambi¨¦n c¨®mo designarlos en nuestro idioma.
Llega ahora la moda del food truck, locuci¨®n que no da ninguna pista sobre su significado a quien no sepa ingl¨¦s. Se forma con los elementos food y truck: comida y cami¨®n. O sea, ¡°cami¨®n de comidas¡±: esas camionetas o furgonetas que abren un port¨®n lateral y sirven alimentos, te¨®ricamente cocinados en el propio veh¨ªculo con productos de calidad.
Periodistas y dem¨¢s gentes de mal decir han adoptado el anglicismo sin rechistar.
No pasa nada.
Bueno, s¨ª pasa: se genera un ruido en la comunicaci¨®n con muchas personas, que oyen food truck y no entienden nada.
Pero no pasa nada grave.
Una vez que la locuci¨®n en ingl¨¦s entra en escena, adquiere un prestigio superior a cualquier otra opci¨®n
Bueno, s¨ª, tambi¨¦n pasa que con el anglicismo se acepta un cierto fracaso en la habilidad de quien habla o escribe para nombrar la realidad con los recursos de su propia lengua, que los tiene (otra cosa es que alguien en concreto no los encuentre).
Pero no es grave. No pasa nada.
Bueno, tambi¨¦n pasa que esa expresi¨®n en ingl¨¦s puede dar la idea de que en nuestra tradici¨®n hispana no ha existido la venta ambulante de comidas, ni churrer¨ªas y chocolater¨ªas que van de pueblo en pueblo, ni las camionetas que suministran perritos calientes o bocadillos de feria en feria. Ni taquer¨ªas o juguer¨ªas o fruter¨ªas, ni helader¨ªas, ni horchater¨ªas, ni fruter¨ªas itinerantes.
Nuestro idioma ha creado o adoptado palabras compuestas con gen¨¦tica identificable, a menudo para nombrar hechos nuevos: apartotel, flotel, cantautor, emoticono, pedrapl¨¦n, triquini... Y del mismo modo se podr¨ªa inventar un t¨¦rmino en espa?ol para dar nombre a la camioneta que sirve comida.
Pero una vez que la locuci¨®n en ingl¨¦s entra en escena, adquiere un prestigio superior a cualquier otra opci¨®n (por nuestro complejo de inferioridad) y nos parecer¨¢n rid¨ªculas las alternativas (por el mismo motivo).
Si no hubiera llegado antes el anglicismo, quiz¨¢s habr¨ªamos llamado de entrada a ese cami¨®n ¡°restambulante¡±, o ¡°gastrom¨®vil¡±; incluso ¡°automes¨®n¡±. O ¡°gastroneta¡±, como ha propuesto la Fund¨¦u. O ¡°Hambroneta¡±, nombre de una marca comercial vasca cuya cocina ya circula por ah¨ª.
Pero a los periodistas y a los empresarios de hoy les gusta m¨¢s el gregarismo de repetir una f¨®rmula en ingl¨¦s que el vanguardismo de inventar un t¨¦rmino en espa?ol que se comprenda a la primera.
Dejemos en manos de los psic¨®logos la tarea de estudiar si eso tendr¨¢ algo que ver con la falta de personalidad, con una actitud conformista a favor de la corriente o con el miedo a imaginar, a crear, a rebelarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.