Gobernar
A m¨ª tampoco me gusta la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de Alemania ni de la UE, pero me pasa como a los dem¨¢s: no s¨¦ qu¨¦ hacer
Sucedi¨® en un colegio, al este de Alemania. La canciller Merkel charla con los ni?os. Reem, una palestina, le cuenta su caso: viene de un campo de refugiados en L¨ªbano y ha pasado cuatro a?os estudiando en Alemania. Ahora a su padre se le acaba el permiso laboral y tendr¨¢n que volverse. Ella s¨®lo quiere tener la oportunidad de acabar tranquilamente sus estudios, como el resto de los ni?os. Reem habla un perfecto alem¨¢n. Es preciosa, despierta, fr¨¢gil. Yo, pobre de m¨ª, le prometer¨ªa la luna con tal de verla sonre¨ªr.
Merkel no. En un tono monocorde le explica que ella es una ni?a inteligente, pero que en L¨ªbano hay miles de palestinos que quieren inmigrar y Alemania no puede hacerse cargo de todos. De modo que si su padre no tiene permiso de trabajo, tendr¨¢n que salir del pa¨ªs. La ni?a se echa a llorar. Merkel se acerca, la acaricia, le dice que lo ha hecho muy bien. Las redes sociales, que ante los problemas no aportan soluciones sino esc¨¢ndalos, se indignan: ¡°Falta de empat¨ªa¡±, ¡°frialdad¡±, ¡°la inmigraci¨®n no se resuelve con caranto?as¡±¡ Ya, bueno.
A m¨ª tampoco me gusta la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de Alemania ni de la UE, pero me pasa como a los dem¨¢s: no s¨¦ qu¨¦ hacer. En cambio, como vivo en un pa¨ªs en que los gobernantes tratan a los ciudadanos como a ni?os mimados y la oposici¨®n como a adolescentes rebeldes, me pasma de admiraci¨®n una dirigente que habla a los ni?os y adolescentes como ciudadanos. Razona sus decisiones y las defiende con firmeza y sin miedo, aunque caiga antip¨¢tica, aunque haga llorar, aunque los imb¨¦ciles digan que es nazi. Puede estar equivocada, pero se sabe responsable. Y en eso consiste gobernar, ?se acuerdan?
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