Coartadas naturales para la Villa Rodrigo Bueno, Buenos Aires
Un d¨ªa se grit¨® en las calles revolucionarias del Mayo del 68 franc¨¦s: "La imaginaci¨®n al poder". Grave error de apreciaci¨®n la de aquella juventud levantisca. Pocas cosas m¨¢s imaginativas que el poder, que se inventa constantemente historias nuevas con que legitimar su dominaci¨®n. Un ejemplo lo tenemos en c¨®mo los procesos de depredaci¨®n capitalista de las ciudades buscan y siempre encuentran argumentos bondadosos, con que legitimar e incluso mostrar como ben¨¦ficos, sus desmanes.
El truco consiste en procurar conceptos que no significan demasiado en s¨ª mismos, pero que pueden tener efectos casi m¨¢gicos, por cuanto act¨²an a la manera de un ensalmo que ilumina portentosamente cualquier iniciativa inmobiliaria ¡ªperd¨®n, urban¨ªstica¡ª y la hace aparecer como una contribuci¨®n al bienestar de la Humanidad, incluyendo sus propias v¨ªctimas. Entre esas nociones-fetiche una de las m¨¢s exitosas, sin duda, sin duda la de sostenibilidad. Qu¨¦ es una "ciudad sostenible" no se sabe exactamente, pero entre sus requisitos suele estar el de un horizonte de homogeneidad social que, en el fondo, consiste en unificar la poblaci¨®n componi¨¦ndola de una clase media universal y no contemplar la presencia de pobreza, lo que se consigue no suprimiendo la pobreza, sino directamente a los pobres.
Un caso concreto ser¨ªa el del barrio de Rodrigo Bueno, una villa-miseria de Buenos Aires cercana a ese buque insignia de la gentrificaci¨®n latinoamericana que es Puerto Madero en Buenos Aires. Cercana, demasiado cercana para no ser blanco de planes de borrado que permitan anexionar el lote de terreno liberado al sector en promoci¨®n, que incluye el proyecto de barrio exclusivo de Santa Mar¨ªa del Plata, "la Dubai bonaerense". Lo interesante es que igual como en otros casos la raz¨®n suprema invocada para justificar la expulsi¨®n de vecinos insolventes ha sido, pongamos por caso, el Patrimonio Hist¨®rico-Cultural ¡ªel caso, en Buenos Aires, La Boca, Palermo, San Telmo...¡ª, en el caso de este asentamiento precario es la Naturaleza y su conservaci¨®n.
En efecto, las autoridades, con el amparo de decisiones judiciales, se niegan a urbanizar el asentamiento ¡ªes decir a garantizarle electricidad, gas, agua, cloacas..., a sus acaso ya m¨¢s de 3.000 habitantes¡ª con la excusa de que el barrio estaba en los humedales de la Reserva Ecol¨®gica Costanera Sur, en la costa del R¨ªo de la Plata, una consideraci¨®n que contribuye a hacer atractivo y, por supuesto, estrat¨¦gico en cuanto a los ingredientes de verdura que permiten obtener a una ciudad el marchamo de "sostenible". La Villa Rodrigo Bueno es una "mancha" que urge borrar porque desmerece la presentaci¨®n del producto en venta que pretende ser, como tantas urbes, Buenos Aires. Hace unos meses, en marzo de este 2015, la denuncia del abandono de este barrio, culpable no de ser insostenible, sino de ser insoportable, lleg¨® a la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos en Washington DC.
En 2011, cuando se plante¨® por primera vez el plan para desalojar a los moradores de la zona, apareci¨® un valioso libro de Mar¨ªa Carman sobre el asunto: Las trampas de la naturaleza. Medio ambiente y segregaci¨®n en Buenos Aires (FCE/Flacso). Carman acertaba al subrayar como todas las discusiones p¨²blicas a prop¨®sito del problema estaban coincidiendo en plantear la presencia indeseable de pobres en las orillas del estuario del Rio de la Plata como un problema ecol¨®gico, es decir como una cuesti¨®n relativa al equilibrio ambiental que un vertedero ilegal de inmundicias pon¨ªa en peligro, con el detalle que el factor contaminante la constituyen cientos de familias; residuos urbanos; residuos humanos.
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