Metamorfosis

Dice el FMI por la radio que los euros que llevo en el bolsillo son vulnerables. He salido a comprar el peri¨®dico, un poco de fruta, pan, leche y unas pastillas para la tensi¨®n, adem¨¢s del Orfidal, del que ahorro una pastilla diaria por si decido suicidarme. La cosa es que, cuando re¨²no la cantidad precisa, o bien no me apetece o bien han caducado las primeras pastillas. Dada la dificultad para conseguir las recetas, el acopio es lento, como ahorrar c¨¦ntimo a c¨¦ntimo para un televisor de plasma. Me pregunto si quienes se suicidan con ansiol¨ªticos caducados se mueren con efectos retroactivos. La expresi¨®n ¡°efectos retroactivos¡± viene de mis tiempos de oficinista. Se dec¨ªa cuando, tras la negociaci¨®n de un convenio colectivo, se aplicaba la subida desde una ¨¦poca anterior a la firma, lo que implicaba recibir de golpe una cantidad inesperada con la que tapabas agujeros. En fin.

El caso es que voy pag¨¢ndolo todo moneda a moneda sin que nadie advierta que mi dinero, seg¨²n el jodido FMI, no vale un duro, el pobre, expuesto como est¨¢, por su debilidad, a coger cualquier enfermedad oportunista. En los establecimientos donde pago con billetes, recibo la vuelta con aprensi¨®n, como si la calderilla pudiera producirme un eccema. De hecho, me ha empezado a picar la palma de la mano y la yema de los dedos ¨ªndice y pulgar. De vuelta a casa, me pregunto si lo que el FMI dice del euro se refiere al euro de la clase media, o sirve tambi¨¦n para el de las clases altas. Si le hicieran un chequeo, pongamos por caso, a los euros de Lagarde, ?arrojar¨ªa unos resultados cl¨ªnicos tan preocupantes? Tiene uno la impresi¨®n de que los euros de los ricos, cuando est¨¢n al borde de la asfixia, se metamorfosean en d¨®lares o en lingotes de oro.