?Smart State?
Y si, en vez de tanta Smart City en el contexto espa?ol, ?empez¨¢ramos a aplicar la deseada misma inteligencia para un potencial escenario de un modelo territorial de un Smart State?
Perm¨ªtanme que en el debut de mi contribuci¨®n a Seres Urbanos, agradeciendo de antemano por su puesto, la cordial invitaci¨®n por parte de sus responsables, realice la apertura con esta pregunta que me ronda ya en la cabeza desde hace mucho tiempo. Pregunta que, por otra parte, fluye con normalidad e inter¨¦s ajeno por la dial¨¦ctica conversacional en las latitudes brit¨¢nicas, mientras que se tropieza y no levanta cabeza en la iberia peninsular.
Con este mi primer art¨ªculo, espero que para algunos no sea un tanto irreverente, o incluso tal vez, molesto, ya que simplemente intento realizar una aportaci¨®n desde el m¨¢ximo respeto al conjunto de las sensibilidades y a la diversidad de opiniones. Por lo tanto, nada m¨¢s lejos de mi inicial intenci¨®n que la de crispar; m¨¢s bien todo lo contrario, arrojar luz para un debate necesario en un estado-naci¨®n dentro del marco de la UE que quiera poner en practica el consenso y el disenso desde la voluntariedad y la perspectiva a largo para su re-configuraci¨®n.
Destacar¨ªa tres tendencias:
1.- Las agendas institucionales y empresariales de media UE y parte del Occidente urbano, llevan alineando sus programas en la direcci¨®n de lo que ya nadie duda como la ¨¦poca de las Smart Cities o de las Ciudades Inteligentes. En este contexto de metropolitanizaci¨®n y urbanizaci¨®n creciente (Brenner, 2014), es evidente que vivimos en un mundo de ciudades, no s¨®lo por los pron¨®sticos que la ONU da a conocer por medio de sus publicaciones, que por otra parte, se orquestan a los cuatro vientos por conferenciantes, consultores y gur¨²s de toda condici¨®n y procedencia, sino porque los cambios ya se est¨¢n produciendo en ¡®nuestras¡¯ ciudades.
2.- No obstante, si bien parece que estamos tomando nota de las consecuencias que los cambios socio-t¨¦cnicos y urbanos conllevan para la nueva configuraci¨®n de nuestras ciudades; me atrevo a decir, que poco o nada observamos, en el caso espa?ol, sobre la transformaci¨®n de gran calado que se viene produciendo en lo referente a la propia re-configuraci¨®n de los estados-naci¨®n en la UE. Y as¨ª, mientras que la corriente de estados-naci¨®n de tradici¨®n liberal anglosajona abraza con flexibilidad y absoluto pragmatismo el respeto hacia la diversidad ling¨¹¨ªstica y cultural interna, en estados-naci¨®n como el espa?ol, de tradici¨®n liberal centralista, no paramos de observar una crispaci¨®n que es provocada por una miop¨ªa incapaz de observar el origen real de las transformaciones territoriales con base democr¨¢tica profunda. Me estoy refiriendo por su puesto al debate del modelo territorial que se deber¨ªa acometer sin miedo, y a¨²n menos sin limitaciones de ¨ªndole j¨²ridico, que menoscaben el ejercicio real de la democracia directa. De hecho, resultado del mismo podr¨ªa ser una voluntaria adhesi¨®n y consenso basado en la interdependencia y asimetr¨ªa territorial. En concreto, me refirir¨¦ a tres evidencias en materia de innovaci¨®n territorial que deben ser tenidos muy en consideraci¨®n con vistas a las Elecciones Generales de este a?o:
a) la evoluci¨®n del debate que lleva abierto tiempo desde Catalunya,
c) los cambios que en ciudades como Madrid y Barcelona se han gestado, reaccionando r¨¢pidamente a una soterrada recentralizaci¨®n del Estado.
Tres evidencias territoriales que son la punta del iceberg y el aviso a navegantes despistados que simplifican un necesario replanteamiento de una necesaria segunda transici¨®n hacia un estado-naci¨®n en el ¨¢mbito de la UE que deber¨ªa gestionar sus interioridades de manera ¡®smart¡¯.
3.- Y por ¨²ltimo, el futuro de las ciudades en la UE y en muchas partes del mundo, est¨¢ condicionando ya el futuro y devenir de los propios estados-naci¨®n. En concreto, la p¨¦rdida de soberan¨ªa de los estados-naci¨®n es inversamente proporcional al creciente protagonismo que las ciudades est¨¢n adoptando como actores internacionales per se. Y ah¨ª en la mitad, tenemos la existencia de naciones o comunidades imaginadas (B. Anderson, 1983) que pivotan en esas ciudades fijando uno nuevo orden ciudad-regional descentralizador que debiera ser gestionado con naturalidad y sobre todo con smartness o inteligencia y perspectiva democr¨¢tica en los estados-naci¨®n en donde co-existen.
Por lo tanto, si buscamos ciudades smart o inteligentes, tal vez deber¨ªamos afrontar el hecho de la necesidad natural de disponer de un modelo territorial en continua evoluci¨®n que desde los campos de la geograf¨ªa pol¨ªtica y tambi¨¦n desde la competitividad regional son vistos con absoluta normalidad. Y es que resulta mucho m¨¢s sencillo hablar con naturalidad y sosiego sobre Catalunya en la academia brit¨¢nica que en cualquier instituci¨®n espa?ola.
Y es que mientras queremos Smart Cities y hacemos todo lo posible para alterar y actualizar la comprensi¨®n que tenemos de nuestras ciudades, no hacemos el mismo esfuerzo con nuestras regiones y naciones. Situaci¨®n que al menos resulta parad¨®gico. ?Hasta cuando seguiremos en el estado espa?ol mirando al santo grial de la Smart City ¡®tecnologizante¡¯ a nivel local, sin observar por otra parte que la tendencia imparable a nivel europeo e internacional es la descentralizaci¨®n en contra del paradigma recentralizador dominante? ?Es posible que exista una segunda transici¨®n democr¨¢tica donde el futuro de nuestras ciudades marque un nuevo rumbo, desde el respecto y el reconocimiento a la diversidad y a las naciones que coexisten? ?Mediante la voluntad de los ciudadanos expresada en un derecho a decidir que se pronuncie democr¨¢ticamente sobre el futuro de sus ciudades, naciones y modelo territorial del estado-naci¨®n en el que coexisten?
No me gustar¨ªa finalizar sin poner un caso de trabajo muy reciente sobre la materia de la que he elaborado mi primer art¨ªculo. Me refiero a la Escuela de Verano Innovaci¨®n Pol¨ªtica que se desarroll¨® en los Cursos de Verano de la Universidad P¨²blica Vasca en San Sebasti¨¢n. De esta manera, me es grato invitar al lector a que se ilustre sobre un debate constructivo, por primera vez en paz y con los cinco l¨ªderes pol¨ªticos de las cinco fuerzas pol¨ªticas con mayor representaci¨®n en el Parlamento Vasco (PP, PSOE, PNV, Podemos y EHBildu), hablando a su vez, sobre todas las posibilidades que un modelo territorial debiera contemplar y de los escenarios en la relaci¨®n con el estado-naci¨®n. En concreto, se habla de reforma constitucional, autogobierno, derecho a decidir e independencia. Debate de todo entre todos, desde el consenso y el disenso.
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