Israel: fin de la indiferencia

Un crimen ajeno a la condici¨®n humana, el asesinato de un palestino de a?o y medio que fue quemado vivo mientras dorm¨ªa con su familia en Cisjordania, ha sido el aldabonazo que parece haber sacado a la sociedad y al Gobierno de Israel de la indiferencia hacia el extremismo nacionalista. La muerte de Ali Dawabsha en la aldea de Duma, que llevaba el sello del terrorismo extremista jud¨ªo, enfureci¨® el pasado 31 de julio incluso a Benjam¨ªn Netanyahu, jefe de un Gobierno de mano ancha con los colonos radicales, que aterrorizan a la poblaci¨®n palestina y sus mezquitas e iglesias.

La sociedad civil israel¨ª expres¨® inmediatamente su contundente rechazo al atentado con protestas multitudinarias en Tel Aviv y Jerusal¨¦n, en las que tambi¨¦n se conden¨® el asesinato por parte de un ultraortodoxo de una adolescente jud¨ªa cuando participaba en la marcha del orgullo gay en la Ciudad Santa.

La respuesta del Ejecutivo ante el terrorismo radical jud¨ªo, que intenta dinamitar el modelo democr¨¢tico de la sociedad israel¨ª, ha sido tambi¨¦n contundente. El Gobierno de Netanyahu, una coalici¨®n inestable donde el partido procolono Hogar Jud¨ªo tiene un papel relevante, aprob¨® la detenci¨®n administrativa (indefinida y sin control judicial), que hasta ahora se aplicaba casi ¨²nicamente a los sospechosos palestinos, para los jud¨ªos investigados por actos de terrorismo. Y ya se han producido los primeros arrestos.

Naciones Unidas contabiliz¨® en 2015 m¨¢s 110 ataques protagonizados por colonos extremistas de Cisjordania, sin que nadie fuera juzgado por esos hechos. Si quiere que sea cre¨ªble su condena por los ¨²ltimos atentados, Netanyahu debe cumplir su promesa de apoyar la creaci¨®n de un Estado palestino, libre de violencia externa. Esas brutalidades se producen, al fin y al cabo, porque no se toman medidas reales contra la ocupaci¨®n militar israel¨ª de unos territorios que cuentan con el respaldo de Naciones Unidas para ser el Estado palestino.