Nativos
La verdadera m¨¢quina de hacer espa?oles no es Portugal, como cree el novelista Valter Hugo M?e, sino Televisi¨®n Espa?ola
El fil¨®sofo turin¨¦s Gianni Vattimo cuenta en sus memorias, modestamente tituladas No ser Dios, que dej¨® de ser cat¨®lico cuando dej¨® de leer la prensa italiana. Corr¨ªan los a?os sesenta y viv¨ªa con una beca en Heidelberg, La Stampa llegaba con dos d¨ªas de retraso y ¨¦l perdi¨® la costumbre de comprarla poco antes de perder la fe. As¨ª fue, con distancia, como se disolvieron sus antiguas creencias.
Dado que el patriotismo es, junto al f¨²tbol, la versi¨®n moderna de las religiones, nada nos impide pensar que lo que funcion¨® con el catolicismo podr¨ªa funcionar con el nacionalismo. Convendr¨ªa, eso s¨ª, ponerlo a prueba con la televisi¨®n. Por un lado, el papel de la prensa ya no es el que era cuando Vattimo se moceaba. Por otro, la verdadera m¨¢quina de hacer espa?oles no es Portugal como cree el novelista Valter Hugo M?e, esa m¨¢quina es Televisi¨®n Espa?ola. Igual que las cadenas auton¨®micas son m¨¢quinas de hacer lo que toque: andaluces, gallegos, vascos o catalanes.
Los informativos de TVE est¨¢n bajo sospecha desde que el PP confundi¨® la mayor¨ªa absoluta con la pensi¨®n completa; los de Telemadrid rompieron hace tiempo el molde de esa misma sospecha y hasta el Consejo del Audiovisual de Catalu?a ha criticado la deriva independentista de TV-3 desde que, ser¨¢ casualidad, Artur Mas tom¨® ese mismo camino. En el fondo, aquel deseo de Jos¨¦ Ignacio Wert, tertuliano antes que exministro, de espa?olizar a los chiquillos de Barcelona no era m¨¢s que contraprogramaci¨®n. ¡°Olvidadizo de que ya lo era, quise ser argentino¡±, dice la famosa frase de Borges. Para eso est¨¢ nuestra pantalla amiga, para que no olvidemos que deber¨ªamos ser aquello que ya somos.
Muy pronto las fiestas populares y el olor de las urnas duplicar¨¢n la presencia en la tele de pol¨ªticos de por s¨ª omnipresentes (costumbre que chirr¨ªa en los pa¨ªses civilizados). Dado que sus intervenciones se limitan a lanzar consignas y a criticar la propaganda contraria (en mangas de camisa los fines de semana), ser¨ªa bueno firmar una moratoria que sacase de la bendita parrilla la cuota de formaci¨®n nacional y dejase trabajar a los periodistas. Si despu¨¦s de unas pocas semanas sin ver a nuestros dirigentes confundiendo patria con patrimonio nos sigue interesando saber qui¨¦nes somos m¨¢s que c¨®mo vivimos, nos habremos merecido todo lo que nos pase. O todo menos el 3%.
La desgana de Luis Cernuda, que se dec¨ªa espa?ol por no ser otra cosa, contrasta con la chispa de aquel emigrante contento de ser gallego porque eso, afirmaba, lo puede ser cualquiera. Es cierto. Como sabe toda persona mayor de 30 a?os, ser extreme?o, vasco, catal¨¢n o espa?ol es f¨¢cil, lo dif¨ªcil es ser nativo digital.
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