Wert, uno de los nuestros
La credibilidad de las instituciones exige que se eviten casos como el nombramiento del exministro para la embajada ante la OCDE
El nombramiento del exministro de Educaci¨®n Jos¨¦ Ignacio Wert como embajador de Espa?a ante la OCDE ha provocado un justificado malestar en la Administraci¨®n p¨²blica, una indisimulada irritaci¨®n entre los diplom¨¢ticos y el recelo de los ciudadanos abrumados por los persistentes casos de amiguismo o protecci¨®n corporativa a los miembros del gabinete y altos cargos. El Ejecutivo ha decidido lo que en muchas ocasiones se ha hecho con anterioridad: conceder a un exmiembro del Gobierno un puesto de prestigio y bien remunerado en calidad de pago ¡°a los servicios prestados¡± sin atender a la cualificaci¨®n del nombrado ni a las consecuencias pol¨ªticas de su nombramiento. Se trata de ¡°uno de los nuestros¡± y para el Gobierno esa condici¨®n es suficiente para que se le garantice una remuneraci¨®n p¨²blica, es decir, a cargo de los contribuyentes.
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Incluso aunque se deje al margen la calidad de la gesti¨®n de Wert como ministro de Educaci¨®n, que deja bastante que desear, resulta acertado el dictamen de la Asociaci¨®n de Diplom¨¢ticos Espa?oles, muy alarmada por el nombramiento: carece de ¡°cualidades resaltables para el puesto de embajador¡±. Es un ejemplo m¨¢s de ¡°premio a los cargos propios¡±, salt¨¢ndose a la torera cualificaciones o perfiles, que tanto dinero cuesta a las arcas p¨²blicas, obligadas peri¨®dicamente a sufragar para¨ªsos funcionariales adjudicados a dedo. Eso sin contar con el da?o que causa en la imagen exterior de Espa?a un nombramiento discrecional para conectar con una organizaci¨®n de tanto prestigio como la OCDE.
La credibilidad de las instituciones democr¨¢ticas exige que se acabe la pr¨¢ctica de maltratarlas como cementerios de elefantes, refugios p¨²blicos y fuentes de sueldos blindados. Las protestas por los nombramientos de senadores o la voluntad de acabar con los consejos consultivos auton¨®micos indican que la opini¨®n p¨²blica tolera mal las prebendas p¨²blicas concedidas para s¨ª y para ¡°los nuestros¡±.
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