En Marte cavando zanjas

M¨ªrenlos ah¨ª doblando el lomo. Toda la vida estudiando para acabar cavando zanjas, eso s¨ª, en un mundo en el que no nacieron y que tal vez son los primeros humanos en pisar. Un mundo del que tal vez no volver¨¢n nunca, pero en el que podr¨¢n echar ra¨ªces y ver nacer a sus hijos, fundar una estirpe nueva y tal vez no m¨¢s inteligente, pero s¨ª menos est¨²pida, una colonia escapada por puro milagro del anunciado exterminio de su patria, el planeta Tierra. Solo es un ensayo ¡ªlo que sale en la foto, me refiero¡ª, el ejercicio matinal de unos astronautas que se est¨¢n entrenando para viajar a Marte y que seguramente no lo har¨¢n nunca. Pero alg¨²n d¨ªa los peri¨®dicos de la Tierra dar¨¢n esa foto, o seguramente una mucho mejor y en tres dimensiones, y los lectores sabremos que la especie humana ha emprendido la conquista de un nuevo mundo. Si es que los lectores estamos todav¨ªa en este.

Vivimos como especie momentos de baj¨ªo, una edad triste en que los sue?os de muchos han sucumbido a la cartera de valores de unos pocos, un apocalipsis de la raz¨®n y el arte de la que ya no aspiramos a salir, sino tan solo a sobrevivir de cualquier forma, quiz¨¢ de la forma en que las ratas sobreviven a un naufragio. Pero los cient¨ªficos no nos dan grandes esperanzas ni siquiera de eso. Dicen que el gargantuesco arsenal nuclear unido a las nuevas armas biol¨®gicas inventadas y a los robots por inventar, al cambio clim¨¢tico y a la degradaci¨®n del entorno, y a la vieja y venerable maldad humana, solo nos dan un 50% de opciones de seguir vivos antes de que la tecnolog¨ªa nos permita abandonar el planeta.

En situaciones como estas, nuestros ancestros se vieron movidos a salir de ?frica, nuestros bisabuelos a buscar fortuna en Am¨¦rica, nuestros padres a emigrar a la ciudad desde el campo. Ahora, lo m¨¢s cerca que tenemos es el planeta rojo. Aunque acabemos all¨ª cavando zanjas, siempre ser¨¢ mejor que cavar aqu¨ª la de nuestra especie.

?Y el futuro lejano? Solo nuestra galaxia, la V¨ªa L¨¢ctea, contiene 200.000 millones de estrellas, y es probable que la mitad contenga planetas de alg¨²n tipo. No nos faltar¨¢n nuevas oportunidades de seguir destruyendo mundos.