La contabilidad de la vida
Ahora se puede determinar con precisi¨®n, usando dispositivos dom¨¦sticos, la velocidad de nuestro envejecimiento f¨ªsico
Desde hace muchos a?os, con la llegada de la madurez, me produce angustia la contabilidad de la vida, pero en los ¨²ltimos tiempos esa angustia se ha visto agravada por la capacidad de medici¨®n que ofrecen el mundo digital y la tecnolog¨ªa. Ahora se puede determinar con precisi¨®n, usando cualquiera de los dispositivos dom¨¦sticos que manejamos, la velocidad de nuestro envejecimiento f¨ªsico o el volumen de cosas que tendremos tiempo de hacer en el resto de nuestra existencia.
En la actividad cultural las posibilidades de medici¨®n son si cabe m¨¢s desoladoras
Un pod¨®metro de ¨²ltima generaci¨®n puede calcular el ritmo de marcha y la resistencia cardiaca de una persona, proyectando incluso su evoluci¨®n futura, de modo que es posible saber aproximadamente a qu¨¦ edad uno ya no tendr¨¢ capacidad motora o energ¨ªa suficiente para subir al Machu Picchu o a la Torre de Pisa.
En la actividad cultural, que es la que vivo m¨¢s intensamente, las posibilidades de medici¨®n son si cabe m¨¢s desoladoras. Mi iTunes me dice que con la m¨²sica que tengo archivada en mi ordenador puedo estar cuatro meses completos ¨Cde lunes a domingo, con sus d¨ªas y sus noches¨C escuchando canciones sin repetir ninguna. Tengo 53 a?os. Contando con llegar hasta los 80, que es la esperanza de vida media que se les concede a los varones espa?oles en 2015, me quedar¨ªan alrededor de 9.670 d¨ªas de vida. Es decir, que si me pusiera ahora a escuchar todas las piezas musicales que he ido coleccionando desde mi adolescencia y no hiciera ninguna otra cosa nunca m¨¢s, insomne, obsesivo, hasta mi muerte, s¨®lo me dar¨ªa tiempo a escuchar 80 veces cada canci¨®n.
Con los libros la cuenta fue siempre amenazadora, pues las estanter¨ªas de t¨ªtulos pendientes se van llenando a?o tras a?o sin que mis esfuerzos lectores me permitan darles un alivio, lo que me hace ser consciente de que las p¨¢ginas de muchos vol¨²menes se quedar¨¢n sin despegar. Ahora he mordido por fin el anzuelo digital y he comprado un e-reader, que entre sus supuestas ventajas incluye la de anunciar el tiempo que falta para concluir un cap¨ªtulo o el resto del libro. Tomando en cuenta la longitud del texto y la velocidad de lectura del usuario, calcula las horas y los minutos que este le dedicar¨¢ a la obra. No creo que incluya a¨²n un coeficiente multiplicador para ajustar el tiempo en funci¨®n de la densidad conceptual de la escritura (porque no es lo mismo leer El ser y la nada, de Sartre, que Cincuenta sombras de Grey), pero tarde o temprano se acabar¨¢ llegando tambi¨¦n a eso.
La tecnolog¨ªa nos ayuda empecinadamente a comprender que la vida es un suspiro o un terrible desperdicio
Con la concesi¨®n del Premio Princesa de Asturias a Leonardo Padura me he animado a leer El hombre que amaba a los perros (Tusquets), una de sus novelas m¨¢s alabadas. Nada m¨¢s comprarla, mi dispositivo me avis¨® de que invertir¨¦ aproximadamente 22 horas en la lectura. Para las dos partes del Quijote, en edici¨®n anotada de Francisco Rico, me da una estimaci¨®n de 45 horas. Las novelas de C¨¦sar Aira, en cambio, no suelen pasar de los 200 minutos.
Yo le dedico a la lectura unas dos horas diarias de media. Eso quiere decir que, haciendo una ponderaci¨®n intermedia de tama?os, a¨²n podr¨¦ leer antes de morirme 2.000 libros. En las estanter¨ªas de mi casa ¨Clos tengo inventariados¨C hay en este momento 770 obras pendientes de lectura. Cada a?o ingreso de promedio, seg¨²n mi registro, alrededor de 130 t¨ªtulos nuevos, lo que supone que de aqu¨ª a mi fallecimiento el cat¨¢logo se habr¨¢ engordado hasta los 4.300. La cuenta, por lo tanto, es f¨¢cil: 4.300 menos 2.000. Es decir, habr¨¢ 2.300 libros (no s¨¦ en qu¨¦ proporci¨®n encuadernados o digitales) que quedar¨¢n sin abrir. Palabras mudas.
La tecnolog¨ªa, como resulta indudable, nos ayuda empecinadamente a comprender que la vida es un suspiro o un terrible desperdicio.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.