Las heridas de la guerra
Los hechos del pasado deben servir como lecci¨®n para que no se repitan en el futuro
Que tres pa¨ªses del peso estrat¨¦gico y econ¨®mico de China, Jap¨®n y Corea del Sur consideren, con motivo de la conmemoraci¨®n del 70? aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, que la cuesti¨®n no est¨¢ ni mucho menos relegada a los libros de historia es un buen indicativo de las profundas heridas que causan los conflictos b¨¦licos y de su influencia en el futuro durante d¨¦cadas.
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No es una buena noticia que las disculpas emitidas por Jap¨®n ¡ªla potencia agresora y causante de la guerra en la zona¡ª hayan quedado te?idas esta vez por matices que llevan el marchamo del nacionalismo. Aunque las palabras del emperador Akihito han sido inequ¨ªvocas en cuanto a la responsabilidad japonesa, los vecinos de Jap¨®n se han sentido particularmente defraudados por la versi¨®n ofrecida por el primer ministro japon¨¦s, Shinzo Abe, quien no ha expresado disculpas en nombre propio y adem¨¢s considera que las nuevas generaciones de japoneses no deben seguir pidiendo perd¨®n.
Tampoco es positivo el tono de la respuesta de China. Mientras que Corea del Sur, una democracia como Jap¨®n, ha optado por un contundente pero diplom¨¢tico ¡°deja mucho que desear¡± sobre la postura de Abe, el r¨¦gimen de Pek¨ªn demanda una declaraci¨®n expl¨ªcita ¡°sobre la naturaleza militarista y agresora¡± de la guerra desatada por Jap¨®n. Desde un punto de vista hist¨®rico se trata de una afirmaci¨®n razonable, pero se produce en un contexto en el que Pek¨ªn est¨¢ presionando en todos los frentes, incluido el militar, en diversas disputas territoriales con varios pa¨ªses vecinos.
Los hechos del pasado no se pueden cambiar, pero deben servir como lecci¨®n para que no se repitan en el futuro. Su utilizaci¨®n como arma arrojadiza, tanto en pol¨ªtica interior como en las relaciones diplom¨¢ticas, no solo ha restado brillantez a una efem¨¦ride digna de celebraci¨®n ¡ªel fin de una guerra¡ª, sino que es una advertencia de que el nacionalismo creciente en la regi¨®n vive m¨¢s c¨®modo en el enfrentamiento que en la reconciliaci¨®n.
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