Ni?os aterrorizados e indefensos
Espa?a se ha pasado la condena de la ONU por las narices y ha declarado que no piensa hacer nada
Es verdad que hay parejas que, cuando se divorcian, utilizan a los hijos como munici¨®n contra el c¨®nyuge: es una mezquindad en la que pueden caer tanto ellos como ellas. Es cierto que hay mujeres que acusan falsamente de malos tratos al exmarido: yo misma conozco un caso as¨ª. Pero son situaciones minoritarias, y adem¨¢s un sistema judicial lo suficientemente preparado puede dilucidar con relativa facilidad la verosimilitud de la imputaci¨®n, dados los antecedentes, las pruebas y la coherencia del relato.
La violencia hab¨ªa empezado muy pronto, mientras ?ngela estaba embarazada
?ngela Gonz¨¢lez hab¨ªa denunciado 30 veces a su exmarido. La violencia hab¨ªa empezado muy pronto, mientras ?ngela estaba embarazada. Cuando la ni?a cumpli¨® tres a?os, reuni¨® suficiente coraje y se separ¨®. Los tribunales permitieron que el padre viera a la ni?a, siempre con supervisi¨®n; sin embargo, un d¨ªa un juez acept¨® el recurso del hombre y le concedi¨® visitas sin tutelar, pese a las fren¨¦ticas advertencias de ?ngela de que la peque?a corr¨ªa peligro. Una docena de visitas m¨¢s tarde, el padre mat¨® de tres tiros a su hija y luego se suicid¨®. Fue en 2003 y la nena ten¨ªa siete a?os. Me espanta pensar en todo el miedo y la angustia que debieron de pasar esa madre y esa ni?a, d¨ªa tras d¨ªa, visita tras visita. Me horroriza imaginar esa indefensi¨®n. Esta historia atroz es a todas luces un estrepitoso fracaso de la Administraci¨®n; sin embargo, y aunque ?ngela acudi¨® a los tribunales pidiendo justicia y lleg¨® hasta el Constitucional, no consigui¨® nunca que le dieran la raz¨®n, otra verg¨¹enza m¨¢s en esta historia indigna y vergonzosa: si las instituciones ignoran un caso tan flagrante, ?c¨®mo vamos a creer en nuestro sistema?
Desesperada, esta madre coraje recurri¨® a la organizaci¨®n internacional Women¡¯s Link Worldwide, que present¨® el caso ante las Naciones Unidas. Hace ahora justamente un a?o, la ONU, y concretamente el CEDAW, que es el Comit¨¦ para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n contra la Mujer, conden¨® por unanimidad al Estado espa?ol por actuar con negligencia y plante¨® una serie de recomendaciones, todas ellas de evidente sensatez: indemnizar a la madre, llevar a cabo una investigaci¨®n para saber qu¨¦ fall¨®, obligar a los jueces y al personal administrativo a recibir formaci¨®n sobre estereotipos de g¨¦nero y, por ¨²ltimo e important¨ªsimo, tener en cuenta los antecedentes de violencia a la hora de conceder derechos de custodia de los ni?os. El pasado julio, la CEDAW volvi¨® a insistir en el dictamen del caso de ?ngela Gonz¨¢lez. Pero Espa?a se ha pasado la condena de la ONU por las narices y ha declarado que no piensa hacer nada; seg¨²n el Ministerio de Justicia, los dict¨¢menes de los comit¨¦s de las Naciones Unidas no son vinculantes ni de obligado cumplimiento. Todos los comit¨¦s, no s¨®lo este. Una nueva barbaridad de este Gobierno b¨¢rbaro, porque Espa?a firm¨® y ratific¨® los protocolos de la ONU. Pura mentira, se ve.
Una nueva barbaridad de este Gobierno b¨¢rbaro, porque Espa?a firm¨® y ratific¨® los protocolos de la ONU. Pura mentira
Tambi¨¦n fue mentira lo que dijo el pasado mes de febrero ante el Congreso el ministro de Sanidad e Igualdad, Alfonso Alonso, que asegur¨® que ¡°en ning¨²n caso¡± el Gobierno va a permitir que los maltratadores tengan la custodia de sus hijos o puedan participar del r¨¦gimen de visitas. De hecho, y esto es lo peor, la tragedia por la que pas¨® ?ngela Gonz¨¢lez puede repetirse en cualquier momento. Existen bastantes situaciones parecidas e incluso hay casos extremos en los que el conflictivo padre ha conseguido la custodia absoluta. La plataforma Stop Inmunidad Maltrato Infantil ha enviado a la ONU un informe denunciando y documentando ocho casos espeluznantes en los que padres con graves historiales de violencia han conseguido sin embargo quedarse con los ni?os. Casi todas las sentencias se basan en la supuesta manipulaci¨®n de la madre para indisponer a los hijos contra el padre, es decir, en el impresentable s¨ªndrome de alienaci¨®n parental (SAP), una entelequia denunciada por las principales organizaciones cient¨ªficas del mundo y que ha sido invalidada repetidas veces por el propio Consejo General del Poder Judicial; y no porque no pueda haber mujeres que, al igual que los hombres, intenten malmeter a los ni?os, ya lo dije al principio, sino porque el supuesto SAP es una maquinaria de acusaci¨®n perversa que convierte cualquier intento de defensa de la acusada o el miedo evidente de los ni?os en una prueba culpabilizadora m¨¢s. De lo que estamos hablando, en fin, es de que la palabra de la mujer sigue contando menos, aunque la respalden denuncias e informes m¨¦dicos de lesiones, que el sacrosanto principio de la paternidad. Es decir: detr¨¢s del SAP, del terrible caso de ?ngela y de la impenetrabilidad de nuestro Gobierno a la hora de aceptar lo evidente, ?qu¨¦ hay? Pues prejuicios milenarios y restos tenaces de un rancio patriarcado que, pese a estar en descomposici¨®n, muere matando. Matando ni?os aterrorizados, en este caso.
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