Directivos ¡®low cost¡¯
La austeridad en la Administraci¨®n no deber¨ªa ser una recomendaci¨®n ni una regla a imponer
El Gobierno tiene la palabra austeridad en la boca desde hace a?os. La ha proclamado para justificar recortes y para limitar ciertas inversiones y gastos. El Gobierno ha hablado de austeridad a familias y a asalariados. Pero se le hab¨ªa olvidado dirigirse a los directivos de empresas p¨²blicas y no fue hasta ayer, apenas dos meses antes de que acabe la legislatura, cuando el Ministerio de Hacienda public¨® una orden en la que regula sus gastos de representaci¨®n, dietas y viajes. Montoro les ha impuesto importantes sacrificios, como el de limitar los vuelos en clase businessa casos excepcionales o el de utilizar, con car¨¢cter general, el transporte p¨²blico. Pero les ha tenido que recordar tambi¨¦n que han de presentar la factura o justificante de los gastos.
Lo que en cualquier organizaci¨®n ser¨ªa sentido com¨²n, en el caso de Hacienda se ha presentado como recomendaci¨®n: los directivos han de aplicar un criterio restrictivo ¡°evitando desplazamientos innecesarios¡±; no pueden quedarse unos di¨ªtas para disfrutar del destino tras cumplir con el curro sino que han de evitar ¡°antelaciones o prolongaciones injustificadas de estancia¡±, y han de planificar para ¡°obtener mejores precios y optimizar costes¡±.
Montoro no ha tenido mucha prisa por ponerles l¨ªmites a los directivos de las empresas p¨²blicas, que habr¨¢n de hacer cola ¡ªcomo el resto de los mortales¡ª, tendr¨¢n que programar sus traslados ¡ªcomo hacen otros directivos¡ª o, incluso, volar en low cost sin posibilidad de alegar una urticaria, algo que deber¨ªan haber regulado en 2012. El ministerio ha argumentado que estas recomendaciones ya se estaban aplicando como norma interna, pero, entonces, ?de verdad tenemos a directivos en sociedades p¨²blicas que necesitan que se les dicten estas cosas? ?A¨²n no han entendido que no es que no paguen ellos sino que lo pagamos todos? ?Necesitan nuestros administradores que una orden les imponga la justificaci¨®n del gasto del dinero p¨²blico?
La austeridad en la Administraci¨®n no deber¨ªa ser una recomendaci¨®n ni una regla a imponer. Deber¨ªa ser el principio b¨¢sico para el uso de nuestros dineros. Y empezar¨¢ a serlo de verdad cuando no nos extra?e que un alcalde llegue al Ayuntamiento en bicicleta o que use el metro en algunos de sus desplazamientos.
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