Las plantas
Casi siempre toca elegir entre real y fascinante. Y casi nunca nos dejan elegir a nosotros
Durante un par de d¨ªas de esta semana ha recorrido Internet una imagen de la miembro del Tea Party y antigua congresista norteamericana Michele Bachmann. Se trata de una captura de pantalla perteneciente a una emisi¨®n de la cadena FOX con su imagen y una frase con la que se suma al entusiasmo de Donald Trump por el levantamiento de una valla en la frontera entre EE UU y M¨¦xico. En su declaraci¨®n, Michele recuerda a la humanidad que los chinos hicieron lo mismo hace 500 a?os y a ver qui¨¦n es el listo que es capaz de encontrar un inmigrante ilegal mexicano dentro de sus fronteras. La idea de que la se?ora fuera capaz de decir esto en televisi¨®n era tan real como fascinante. El problema es que nunca lo dijo. Era un meme que nos recordaba algo dram¨¢tico: casi siempre toca elegir entre real y fascinante. Y casi nunca nos dejan elegir a nosotros.
El descubrimiento de lo ap¨®crifo de la cita de Bachmann me sumi¨® en un, nada habitual en m¨ª, estado de efervescencia. Envalentonado, proced¨ª a informar a todos mis allegados de la historia del meme y de mi posterior teor¨ªa sobre lo real y lo fascinante. Las reacciones me sumieron en un hamletiano estado de confusi¨®n que desemboc¨® en una tragedia emocional de dimensiones isabelinas. Ninguna respuesta al impulso se parec¨ªa en lo m¨¢s m¨ªnimo a la m¨ªa. Ninguna compart¨ªa mi euforia, ni tampoco mostraba inter¨¦s por mi teor¨ªa. Ni siquiera para tumbarla. Panda de resabiados. De sus reacciones conclu¨ª que los que me rodean se agrupan en tres formatos: los que ven una planta y lo ¨²nico que ven es, eso, una planta; los que ven una planta y proceden a darte la explicaci¨®n t¨¦cnica de porqu¨¦ tiene las hojas verdes y, finalmente, los que tras observar esa planta proceden a tratar de encontrar los motivos por los que est¨¢ ah¨ª puesta y lo que dice eso de los tiempos en que vivimos. O sea: resacosos, licenciados en ciencias y gente que no acab¨® alguna carrera de letras. Solo una cosa les conecta entre ellos y, ya de paso, con la realidad: el talento para amargarme la existencia.
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