?ngel y Mar¨ªa Luisa
Un m¨¦dico les dijo que no pod¨ªan tener hijos y para fastidiar, tuvieron ocho Ella empez¨® a olvidar las cosas. Todo, salvo la trigonometr¨ªa; Hab¨ªa sido profesora
Una tarde, al abrir un ¨¢lbum de fotos en la casa donde hab¨ªa nacido mi abuelo, empezaron a salir mujeres a diestro y siniestro: bellos retratos en sepia llenos de dientes y pesta?as con aquellas inocentes dedicatorias de la ¨¦poca escritas primorosamente en las esquinas ¡ª¡°A mi buen amiguito ?ngel, con el afecto de su amiguita Margot...¡±¡ª. ?ngel Junquera repas¨® una a una las fotos, en un silencio sepulcral, mientras el p¨²blico ¡ªdos de sus hijos y yo misma¡ª le miraba at¨®nito. Finalmente, nos dedic¨® una mirada que no le hab¨ªamos visto nunca, llena de misterio, y una media sonrisa que tampoco le conoc¨ªamos. ¡°Si vosotros supierais...¡±, ven¨ªa a decir, a sus 86 a?os. Mi abuelo hab¨ªa seducido a una lista de mujeres que ni James Bond y no ten¨ªamos ni idea.
Tras torturarnos un poco m¨¢s, explic¨® que eran madrinas de guerra con las que se hab¨ªa carteado en el peor momento de su vida, cuando siendo un chaval de 18 a?os tuvo que dejar su pueblo para morirse de miedo y aburrimiento detr¨¢s de una trinchera en la que, afortunadamente, nunca dispar¨® ni recibi¨® un tiro. Las hab¨ªa rubias y morenas, altas y bajas; de Burgos, de Ribadesella, de Gij¨®n... Al terminar la Guerra Civil fue a verlas a todas, para darles las gracias. ¡°Algunas se hicieron ilusiones¡±, nos inform¨® con una voz que tampoco parec¨ªa la suya, sino la de un gal¨¢n de pel¨ªcula 50 a?os m¨¢s joven.
Pero mi abuelo ten¨ªa otros planes. Era el ¨²nico ni?o de su aldea (Perlora, Asturias) que hab¨ªa ido al instituto. Sus profesores hab¨ªan aconsejado a su madre que, pese a ser el hijo mayor, le permitiera seguir estudiando en lugar de encargarse de las tierras y las vacas. Fue en la Universidad, cursando Qu¨ªmicas, donde conoci¨® a mi abuela. Probablemente, ella nunca supo cu¨¢nta competencia se hab¨ªa llevado por delante.
Cuando fue a elegir un tocado para su boda, a Mar¨ªa Luisa le pas¨® lo que a Pretty Woman la primera vez que va de compras por Rodeo Drive: las dependientas pensaron que era lo que parec¨ªa, la hija de un carpintero, y no lo que era: la hija de un hombre humilde pero rabiosamente inteligente que se hab¨ªa deslomado para que sus hijos estudiaran y dej¨® frases que han sobrevivido varias generaciones, como ¡°yo el padrenuestro me lo s¨¦ igual de bien que el Papa¡±. A mi abuela la despacharon de malas maneras, pero ella, como Julia Roberts, insisti¨® y se cas¨® con un elegante tocado de la tienda m¨¢s pija de Oviedo el 31 de diciembre de 1947. Su luna de miel casi sale en los peri¨®dicos del d¨ªa siguiente; seg¨²n varias fuentes, rompieron dos literas seguidas en un albergue en Covadonga.
Un m¨¦dico les dijo que no pod¨ªan tener hijos y, para fastidiar, tuvieron ocho: cuatro chicas y cuatro chicos. Los ¨¢lbumes que s¨ª le conoc¨ªamos est¨¢n llenos de estampas en las que mi abuelo hace todo tipo de composiciones con su amplia prole, de la que estaba muy orgulloso, aunque solo lo dijera en fotos.
Con mi abuela mont¨® en Cand¨¢s (Asturias), en 1947, una academia para ni?os y ni?as cuando la ense?anza mixta estaba prohibida en Espa?a. Me los imagino muertos de miedo y de risa escondiendo a las ni?as por la casa cuando les daban el soplo de que ven¨ªa el inspector, y pagando con m¨¢s orgullo que rabia las multas cuando no llegaban a tiempo.
Despu¨¦s de jubilarse se dedicaron a viajar y a mandarnos postales desde varios continentes. Un d¨ªa, a ella se le empezaron a olvidar las cosas. Cada dos minutos le preguntaba a mi abuelo: ¡°Junquera, ?qu¨¦ planes tenemos para hoy?¡±. Y ¨¦l, con una paciencia y cari?o infinitos, le respond¨ªa cada vez: ¡°Ahora vamos a merendar, y luego, a dar un paseo...¡±.
Al principio ella disimulaba para que no nos di¨¦ramos cuenta de que no nos reconoc¨ªa o que no estaba muy convencida de si ¨¦ramos la madre o la hija. Unas Navidades en las que la enfermedad m¨¢s cruel hab¨ªa avanzado mucho nos hizo llorar. Mi primo Alejo hab¨ªa suspendido matem¨¢ticas. Mi padre, que es profesor de esa asignatura, hizo una cosa muy suya, una pregunta a traici¨®n, para pillar: ¡°A ver, Alejo, ?cu¨¢l es la regla fundamental de la trigonometr¨ªa?¡±. Y mi abuela volvi¨® de ese lugar vac¨ªo donde pasaba ya la mayor parte del tiempo y dijo: ¡°Coseno cuadrado m¨¢s seno cuadrado igual a uno¡±.
Consiguieron becas para sus mejores alumnos hablando con las conserveras del pueblo. Muchos de ellos fueron agradecidos y emocionados a su funeral
Ella se fue el 27 de abril de 2005 y ¨¦l, el 1 de agosto de 2014. Muchos de sus antiguos alumnos, para los que hab¨ªan conseguido becas hablando con las conserveras del pueblo, se presentaron agradecidos y emocionados en su funeral: eran ya ingenieros o m¨¦dicos jubilados.
En el sal¨®n de su casa sigue expuesta, como un trofeo, su orla universitaria. Los estudiantes, como es natural, miran al frente. Todos salvo dos. Mis abuelos, cuyos apellidos iban seguidos, Junquera y Llaneza, hab¨ªan pactado posar girado a la izquierda, ¨¦l, y a la derecha, ella, para salir mir¨¢ndose el uno al otro en el documento gr¨¢fico de su graduaci¨®n. Pero hubo un malentendido y salieron mirando uno al Este y otro al Oeste. Nos re¨ªmos mucho de ellos por eso. Nunca les import¨®.
A todos los que cuidan de personas que ya no les recuerdan.
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