¡°El poder de los medios es inmenso, si se utilizan mal es un crimen¡±
La periodista defiende los medios de comunicaci¨®n constructores de paz Algunos de ellos funcionan en su pa¨ªs, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo
¡°Lo siento, pero los medios de comunicaci¨®n occidentales no evolucionan, son casi librescos", lanzaba risue?a Caddy Adzuba, antes de informar ¡ªsin poder disimular su orgullo¡ª de que hay medios congole?os que s¨ª que han evolucionado y que son sensibles con los derechos humanos y ¨²tiles para dar voz a la sociedad civil y construir la paz. Caddy Adzuba (Bukavu, 1981) se expres¨® con sencillez, en un franc¨¦s limpio y preciso, ante el auditorio abarrotado de Casa ?frica el pasado 16 de julio. Acababa de llegar de una conferencia en El Escorial, en una nueva visita fugaz a Espa?a, de esas que dejan un gusto a poco y a delicioso en los labios, el coraz¨®n, el cerebro.
¡°Cuando los medios occidentales hablan de ?frica, muestran ni?os con pantalones harapientos, falta de carreteras, mujeres descalzas y sucias. Si se habla de la guerra, se menciona el n¨²mero de muertos y qui¨¦n se pelea. Nada m¨¢s¡±, se?ala antes de explicar que la primera pregunta que le hicieron en una de sus recientes visitas a Espa?a despu¨¦s de recibir el premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia el a?o pasado fue sobre el ¨¦bola. Incluso un estudiante espa?ol le lleg¨® a plantear en una de sus conferencias la cuesti¨®n de si hab¨ªa aviones en su pa¨ªs y de c¨®mo hab¨ªa llegado hasta Espa?a.
Caddy Adzuba se despacha a gusto contra los medios occidentales cargados de clich¨¦s y visiones negativas y catastrofistas sobre el continente africano, pero no es complaciente con cierto tipo de medios africanos tampoco. ¡°La mayor¨ªa, cuando hablan de Europa, ense?an casas hermosas y dicen que todos trabajan y cobran 3.000 euros al mes. Cuando se muestra ese tipo de informaci¨®n a gente que vive en la miseria, en la guerra, en la desesperaci¨®n, todos quieren venir. Se les venden sue?os. Piensan que la vida en Europa es muy buena. El poder de los medios es inmenso. Si se utilizan mal, es un crimen, un arma de destrucci¨®n masiva¡±, precisa.
La periodista y jurista congole?a aprovecha la ocasi¨®n para denunciar el papel de las multinacionales que financian y planifican la guerra y la presencia de los helic¨®pteros y aviones que traen armas hasta lo m¨¢s profundo de su pa¨ªs y desaparecen cargados con minerales de sangre. Tambi¨¦n la influencia nefasta del ej¨¦rcito ruand¨¦s, apoyado por gobiernos occidentales y que import¨® una violencia antes jam¨¢s conocida a la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y a la que se sumaron otros grupos extranjeros armados oportunistas como los rebeldes ugandeses del Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or o los guerrilleros burundeses. Clama contra la violencia sexual, que es puro feminicidio destructor de sociedades y el peligroso desamparo de todos esos ni?os traumatizados y desmovilizados que han ejercido de soldados o esclavos sexuales y que no tienen opciones de reinsertarse con ¨¦xito en sus sociedades. Pero sobre todo, aprovecha para defender otro tipo de periodismo: respetuoso, comprometido y que construya y aporte a la sociedad en la que se ejerce y a una especie de solidaridad planetaria.
Realidad compleja
Caddy Adzuba es una mujer de una belleza serena. Se ha hecho trenzar el pelo en un mo?o y luce un traje que se le ajusta a las curvas, en pa?o, y tacones rojos. La piel bru?ida y suave resplandece, especialmente en su cara, donde dibuja las cejas a l¨¢piz y una sonrisa con forma de coraz¨®n con un pintalabios morado. Es coqueta, se adorna con joyas como unos enormes aros dorados, disfruta de la m¨²sica, se enamora de ciudades como Las Palmas de Gran Canaria a la primera bocanada de brisa marina en Las Canteras, disfruta una copa de vino tinto.
Sin embargo, lo m¨¢s llamativo de Caddy Azduba no es precisamente que sea hermosa ni coqueta ni chic: lo que golpea a quien la mira y le fascina es que irradia fortaleza, determinaci¨®n y dignidad. Que, a pesar de tener vivencias duras y descomponerse un poco en cada testimonio de guerra que registra con su grabadora, conserva una risa dulce y espont¨¢nea y desea sentir el calor de las sonrisas de su audiencia. Que repite una y otra vez que las mujeres torturadas y violadas no son v¨ªctimas, que ella misma no es v¨ªctima. Que termina su charla animando a su auditorio a que compre un billete a Kinshasa y se plante en su pa¨ªs para descubrir todo aquello que los medios occidentales no cuentan sobre ¨¦l, todo lo que es hermoso y vital y fascinante. La abrumadora y deliciosa complejidad de un pa¨ªs lleno de aristas y riquezas y la igualmente abrumadora complejidad de un conflicto.
Conversaciones con Caddy Adzuba
Caddy Adzuba present¨® en Casa ?frica el libro Micr¨®fonos de paz, escrito en forma de di¨¢logos con la periodista y activista Elisa Garc¨ªa-Mingo y editado por Casa ?frica, sobre su experiencia con la Asociaci¨®n de Mujeres de los Medios de Sur Kivu (AFEM-SK). En ¨¦l, aporta su opini¨®n sobre la visi¨®n que? los medios occidentales tienen de ?frica o sobre el deber del periodismo de dar voz a las v¨ªctimas de guerra y a los olvidados.
¡°Mi pa¨ªs es demasiado rico. A s¨®lo 300 kil¨®metros de mi casa hay uranio. Es un pa¨ªs tan sorprendente que he visto correr el oro por las calles de tierra y a la gente recogi¨¦ndolo. Yo misma me hice una pulsera con ese oro. Es un pa¨ªs raro, loco. En la regi¨®n en la que vivo hay gorilas y primates que son ¨²nicos en el planeta, como los bonobos. El colt¨¢n m¨¢s puro del mundo se encuentra en Colombia y en el Congo. Y estamos en guerra desde 1996¡±, dice.
Antes de su intervenci¨®n, la tambi¨¦n periodista Elisa Garc¨ªa-Mingo, que acompa?¨® a Caddy durante su charla, record¨® que la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo vive ahora su tercera guerra, caracterizada por una violencia dispersa y animada por m¨¢s de 60 grupos armados que protagonizan alianzas muy vol¨¢tiles. Elisa afirm¨® que 20 a?os de conflicto han cristalizado en una crisis humanitaria sin precedentes que se ha ¡°cronificado¡±, en la que se normalizan abandono escolar, enfermedad, violencia sexual, ni?os soldados y la existencia de tres millones de desplazados internos. ¡°RDC est¨¢ en el pen¨²ltimo puesto del ?ndice de Desarrollo Humano, s¨®lo por delante de N¨ªger¡±, declar¨®. ¡°La riqueza de sus recursos s¨®lo es superada por la crueldad y exuberancia de la violencia¡±.
La periodista continu¨® con un recorrido hist¨®rico por el devenir m¨¢s reciente del pa¨ªs, desde el genocidio no documentado del territorio cuando ejerci¨® de colonia del rey Leopoldo de B¨¦lgica a la cleptocracia de Mobutu, la primera guerra del Congo en 1996 y la te¨®rica llegada de la democracia en el a?o 2006. Pint¨® un conflicto que a lo largo de 20 a?os de endebles treguas y explosivas hostilidades se ha cobrado las vidas de entre cinco y seis millones de personas y se ha saldado con el sacrificio de medio mill¨®n de mujeres violadas. Quiz¨¢s, porque las cifras no son exactas. ¡°Es el conflicto m¨¢s cruento de la Historia tras la II Guerra Mundial¡±, enfatiz¨® Elisa, que tambi¨¦n explic¨® que la mayor misi¨®n de paz del mundo, la MONUSCO, se sit¨²a en este territorio y que la misi¨®n de M¨¦dicos Sin Fronteras con m¨¢s recursos es la de RDC, ¡°un pa¨ªs que se enfrenta a una situaci¨®n s¨®lo comparable hoy con la de Siria¡±.
A este c¨®ctel hay que a?adir el expolio de recursos a trav¨¦s de multinacionales, gobiernos y fuerzas armadas extranjeras y locales, la corrupci¨®n, la impunidad y la absoluta arbitrariedad de los actores armados. ¡°Hay zonas del pa¨ªs, en los Kivus, en las que tres de cada cuatro mujeres han sido violadas¡±, finaliz¨®.
En su turno de palabra, Caddy mira a su alrededor y subraya que, a pesar de ser abogada de formaci¨®n, licenciada en Derecho en la Universidad de Bukavu, su deseo de cambiar las cosas le llev¨® hasta los medios de comunicaci¨®n siendo muy joven: para ser precisos, con s¨®lo 18 a?os y en alas de una indignaci¨®n galopante. ¡°Cuando encend¨ªa la radio no se hablaba de los ni?os secuestrados, por ejemplo. La Radio Televisi¨®n Congole?a s¨®lo programaba m¨²sica y hablaba de deportes, del Madrid o del Barcelona, pero no de los ni?os secuestrados. Y yo sab¨ªa que se secuestraba a ni?os. Conoc¨ªa a algunos de esos ni?os secuestrados. Hablamos de una guerra multidimensional, que traumatiza hasta los menores detalles de la vida social de un pa¨ªs. Y de medios que no hablaban de esa guerra¡±, denuncia.
Caddy dice que utiliz¨® los 5.000 euros de su Premio Pr¨ªncipe de Asturias para repartirlo entre 150 mujeres. Su deseo era apoyarlas en la puesta de marcha de una actividad, en la creaci¨®n de negocios, en la consecuci¨®n de su independencia y autonom¨ªa. Se queja de los millones de d¨®lares y euros que se han despilfarrado en RDC imponiendo proyectos pensados en despachos climatizados en Europa sin pensar en sus usuarios. Va desvelando c¨®mo fue tomando el poder en su medio, con otras mujeres igual de determinadas, que se cansaron de hablar de cocina, leer boletines de noticias y anuncios, servir caf¨¦. Habla de la responsabilidad de los medios de comunicaci¨®n. De su utilidad. Y termina con un mensaje claro: ¡°El conflicto de RDC est¨¢ ligado a Espa?a. No os puede ir bien si no nos va bien. Si tenemos un problema, es vuestro problema tambi¨¦n¡±.
Aunque sea, finaliza, porque los congole?os ver¨¢n esas televisiones mendaces que muestran hermosas casas y empleos para todos y querr¨¢n entrar tambi¨¦n en nuestro inexacto y endeble para¨ªso.
Caddy Adzuba fue la protagonista el pasado 16 de julio de #?fricaEsNoticia, un ciclo de conferencias organizado por Casa ?frica en las que se habla sobre temas de actualidad de la mano de expertos africanos y espa?oles. Caddy est¨¢ acompa?ada en esta ocasi¨®n por Elisa Garc¨ªa-Mingo, tambi¨¦n periodista y activista como ella, aunque madrile?a. Ambas acaban de publicar un texto en forma de di¨¢logos sobre la responsabilidad de los medios en la construcci¨®n de la paz y la defensa de los derechos humanos. ha sido editado por Casa ?frica y se titula Micr¨®fonos de paz. Conversaciones con Caddy Adzuba.
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