Pasado y futuro de las librer¨ªas vascas
La librer¨ªa Lagun, s¨ªmbolo de la libertad y la lucha por la democracia desde 1968, se enfrent¨® a la dictadura franquista y a los radicales proetarras. Hoy, otro establecimiento, el Garoa, trabaja en el relevo generacional; Garoa Kultur Lab, inspirada en la londinense Foyles, no para de experimentar.
Lagun abri¨® sus puertas en el centro hist¨®rico de San Sebasti¨¢n en 1968 y en pocos a?os recab¨® hasta una docena de expedientes y actas sancionadoras, con multas por vender ediciones latinoamericanas de libros prohibidos de Antonio Machado o Pablo Neruda. En paralelo, fue v¨ªctima de reiterados ataques de la extrema derecha, pintadas con spray, ?arriba Espa?a!, petardos y piedras, los libros del escaparate cubiertos de vidrio roto. Los c¨®cteles molotov que los guerrilleros de Cristo Rey lanzaron contra la librer¨ªa en 1975 reventaron tambi¨¦n las ventanas de las viviendas cercanas. Una violencia, ya en democracia, cogi¨® el testigo de otra. Desde 1980 se sucedieron las agresiones de ETA y sus esbirros, hasta el extremo de que se volvi¨® dif¨ªcil conseguir que las compa?¨ªas de seguros cubrieran los cristales. Con latas de pintura roja y amarilla, dos encapuchados entraron en 1995 y embadurnaron los libros y los anaqueles. Durante el a?o siguiente la fachada del establecimiento, psic¨®ticamente asediado, parec¨ªa estar en Kuwait o en Sarajevo.
Tras el en¨¦simo ataque, los amigos y clientes acudieron al rescate comprando los amasijos de papel, pintura y vidrio. Pero despu¨¦s llegaron dos c¨®cteles molotov. Y otro allanamiento. Y una pira pir¨®mana de libros incendiados. De modo que Ignacio y Marta decidieron comprar persianas blindadas. Pero no hab¨ªa blindaje posible contra la siguiente amenaza: un pistolero de ETA intent¨® el 14 de septiembre de 2000 asesinar a Jos¨¦ Ram¨®n Recalde, esposo de la librera y exconsejero socialista en los Gobiernos del peneuvista Jos¨¦ Antonio Ardanza. Era imposible garantizar la seguridad de un local en la parte vieja de la ciudad, de modo que Lagun se traslad¨® en 2001 al n¨²mero 3 de la calle de Urdaneta, que es la sede que visito: ¡°Uno hubiese querido ser un librero normal, sin problemas a?adidos, pero en nuestro caso continuar con la actividad profesional era la alternativa al exilio¡±, me dice Ignacio. ¡°Estamos trabajando en el relevo generacional, pero el ¨¦xito no est¨¢ garantizado¡±.
Para que el conflicto se convierta en posconflicto, en memoria y, finalmente, en historia, es imprescindible que los j¨®venes vayan ocupando un lugar que sea y no sea ¨Cal mismo tiempo¨C el de sus mayores. Por eso camino desde Lagun hasta Garoa Kultur Lab. La madre de sus j¨®venes libreros, Flor Illarramendi, se inspir¨® en la londinense Foy?les para crear su propio establecimiento en Zarautz; as¨ª naci¨® a principios de los setenta la primera Garoa, que se convirti¨® en la librer¨ªa de cabecera de, entre otros, Jorge Oteiza. Cuarenta a?os despu¨¦s, su hijo Imanol y ella coincidieron en la capital brit¨¢nica, fueron a Foyles como quien va a su mito de origen y ¨¦l decidi¨® seguir el negocio de sus padres. Y no s¨®lo hacerlo en el pueblo, sino tambi¨¦n en la ciudad, como laboratorio cultural.
¡°Nuestra librer¨ªa tiene sus ra¨ªces en Zarautz¡±, me dice Imanol, ¡°y ahora estamos trayendo todo lo que ya hicimos all¨ª tambi¨¦n a Donostia para seguir aprendiendo¡±. Y a?ade su hermano Eneko: ¡°No paramos de experimentar¡±. Desde el s¨®tano de Garoa han lanzado la plataforma Osoigo, una web donde cualquiera puede formular preguntas a 374 pol¨ªticos de 35 partidos de toda Espa?a. ¡°La verdad es que poco a poco se est¨¢ avanzando en la normalizaci¨®n pol¨ªtica¡±, me comentan, ¡°aqu¨ª vienen personas de todos los colores, tanto v¨ªctimas como familiares de presos de ETA, porque as¨ª es nuestro pa¨ªs, lo dibujen como lo dibujen. Todos tenemos conocidos y amigos en ambos lados de la trinchera¡±. Aqu¨ª abundan encuentros entre personas que piensan diferente. Esa es la esencia de toda librer¨ªa.
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