Arepas y fronteras
Trump no puede evitar sentir celos de que un latino, Jorge Ramos, sea m¨¢s atildado que ¨¦l
![Rafa Nadal en Nueva York como imagen de Tommy Hilfiger.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PVBNFS6YRCODRFTBA6BXUXZSCY.jpg?auth=6a160167054b382c47adc50e6a53116e9965181fe94a8af08386324bca1115bf&width=414)
El verano de 1975 fue considerado el verano del destape gracias a la prolongada exhibici¨®n de la pel¨ªcula El amor del capit¨¢n Brando, dirigida por Jaime de Armi?¨¢n, donde Ana Bel¨¦n se desnudaba frente al espejo y el pa¨ªs se dividi¨® entre reprimidos y supuestos liberados. Fue un nuevo comienzo. Cuarenta a?os han pasado y ahora el que se desnuda es Rafa Nadal, en un anuncio de ropa interior, con un coqueto y masculino gesto sugerente. Como invitando a ducharse con ¨¦l, pero dej¨¢ndonos con las ganas. En su deportivo striptease, no nos deja verlo todo.
En otros pa¨ªses las fronteras significan problemas m¨¢s pol¨ªticos. En Estados Unidos, el millonario y aspirante a candidato presidencial, Donald Trump, ech¨® de una rueda de prensa al periodista Jorge Ramos, una de las figuras m¨¢s influyentes de la cadena de televisi¨®n en espa?ol, Univisi¨®n. Al hacerlo, Trump insisti¨® en su pr¨¢ctica de delimitar una frontera invisible pero potente: la de la divisi¨®n entre ciudadanos norteamericanos y latinos. Aun as¨ª, Ramos y Trump tienen algo en com¨²n. Ambos han sido portada de la revista Time. Ramos este mismo a?o, en su n¨²mero de los personajes m¨¢s influyentes a nivel internacional. Trump unas cuantas veces, siempre enarbolando esa mezcla de altivez, ingenio empresarial y peluquer¨ªa rara. Ramos, en cambio, posee una cabellera blanca bien peinada. Probablemente, Trump no pueda evitar sentir celos de que un latino sea m¨¢s atildado que el y seguramente ha observado que pese a provenir del subdesarrollo, la mayor¨ªa de los latinos tenemos mejor calidad humana que ¨¦l. Su actitud en la conferencia de prensa con Ramos demuestra que como presidente estar¨ªa en la frontera del despotismo.
Colombia y Venezuela tienen una frontera geogr¨¢fica extensa y real, m¨¢s de 2.000 kil¨®metros. Es un punto caliente para el narcotr¨¢fico y el secuestro de personas. Cinco puestos de esa frontera est¨¢n cerrados desde la semana pasada por una decisi¨®n del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro tras la muerte de soldados venezolanos, aparentemente por paramilitares colombianos. Para muchos opositores, Maduro utiliza este conflicto como una estrategia para desviar la atenci¨®n de la ca¨®tica situaci¨®n venezolana. Para otros, es l¨®gica y para muchos vuelve a despertar el eterno debate de si la arepa es colombiana o venezolana.
La arepa es un bollo compacto de harina de ma¨ªz precocida que se rellena de distintas cosas en ambos pa¨ªses. Los gallegos que vinieron a Venezuela lo hacen con marisco. Y los catalanes con pernil. Los pijos caraque?os con ensaladilla de pollo y aguacate y los org¨¢nicos solo con aguacate. Y durante la d¨¦cada de los 50, en la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez, las inflaban con caviar. Venezuela siempre ha sido muy saudita, al menos una parte, y prefiere que sus arepas est¨¦n cargaditas. En Colombia han sido un poco mas racionales y un poco menos petroleros y las invaden con jam¨®n o queso. Hoy, los que viven en Colombia pueden rellenar su arepa con lo que quieran mientras que los venezolanos hacen colas en los supermercados para intentar adquirir la harina precocida para cocinarlas.
![Donald Trump en uno de sus discursos de campa?a.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JR4STECNBB4YZWO4YOGKOASQFI.jpg?auth=ee4f9d8302949db72f937681b9a259d2341f51f22e33be9313ccd707e8f37ef0&width=414)
Mi pap¨¢, un caraque?o de 84 a?os, ha pedido a sus hijos que le llevemos caf¨¦ y az¨²car. Pero mi hermano me cont¨® que no le hab¨ªan dejado comprar un pollo, despu¨¦s de horas de espera en una cola bajo el sol, porque hab¨ªa un desfase entre los d¨ªgitos en su documentaci¨®n y los que aparec¨ªan en la caja del supermercado. Es necesario estar registrado para comprar. Me sent¨ª mal de reconocer que mi padre octogenario tenga que pasar esas penurias en su pa¨ªs y que le hable desde Miami despu¨¦s de gastarme 100 d¨®lares en comida org¨¢nica para garantizarle a mi marido que tenga su batido verde matinal. ¡°Hijo, no te sientas mal y no descuides la alimentaci¨®n de tu esposo¡±, expres¨® mi padre hablando por FaceTime. ¡°Yo estoy m¨¢s preocupado por el futuro del castillo de Marivent¡±, me sugiri¨®. En Am¨¦rica gustan de llamarlos castillos.
?Y por que te preocupa, pap¨¢? ¡°Hijo m¨ªo, porque lo veo como invadido de fantasmas. Los nuevos reyes apenas pasan por all¨ª y los antiguos o van por separado o ni siquiera van. Por supuesto que tampoco entiendo que el propio rey em¨¦rito, Juan Carlos, tenga que viajar hasta Francia para poder ver ese documental sobre ¨¦l, que TVE no quiere exhibir. ?Es como cuando los espa?oles iban a Perpi?¨¢n a ver Enmanuelle!¡±, contin¨²a mi padre, d¨¢ndome toda una lecci¨®n de humanidad fronteriza . ¡°Tengo pesadillas¡±, insiste pap¨¢. ¡°Y en ellas, alguien me se?ala que todas las cosas empezaron a ir mal en el matrimonio Urdangar¨ªn-Borb¨®n desde el momento que comenzaron a comprar en ese supermercado org¨¢nico donde acabas de gastarte 100 d¨®lares¡±, termina mi padre, en la frontera del afecto y la advertencia.
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