A los catalanes
La propuesta que hace Junts pel S¨ª, esa extra?a coalici¨®n unida solo por el rechazo a Espa?a, puede ser el comienzo de la verdadera ¡°v¨ªa muerta¡± para Catalu?a. Rompiendo la legalidad, nadie que tenga la obligaci¨®n de cumplir la ley va a negociar nada
Hace casi dos d¨¦cadas que sal¨ª de la presidencia del Gobierno de Espa?a. No tengo responsabilidades institucionales ni de partido. He recuperado la sencilla condici¨®n de ciudadano, aunque en todo momento comprometido con nuestro destino com¨²n. Por ese compromiso con Espa?a, espacio p¨²blico que compartimos durante siglos, me dirijo a los ciudadanos de Catalu?a para que no se dejen arrastrar a una aventura ilegal e irresponsable que pone en peligro la convivencia entre los catalanes y entre estos y los dem¨¢s espa?oles.
Siempre he sentido gratitud por vuestro apoyo permanente y mayoritario para la tarea de gobierno. Siempre, incluso cuando este apoyo era declinante en el resto de Espa?a. Y gracias a esta sinton¨ªa he podido representaros con orgullo, como a todos los espa?oles, en Europa, en Am¨¦rica Latina y en el mundo. Con vuestra confianza hemos progresado juntos, durante muchos a?os, superando la pesada herencia de la dictadura, consolidando las libertades, sentando las bases de la sociedad del bienestar y reconociendo, como nunca antes en la historia, la identidad de Catalu?a y su derecho al autogobierno.
He cre¨ªdo y creo que estamos mucho mejor juntos que enfrentados: reconociendo la diversidad como una riqueza compartida y no como un motivo de fractura entre nosotros. Para m¨ª, Espa?a dejar¨ªa de serlo sin Catalu?a, y Catalu?a tampoco ser¨ªa lo que es separada y aislada.
La idea de ¡°desconectar¡± de Espa?a, como propone Artur Mas, en un extra?o y disparatado frente de rechazo y ruptura de la legalidad, tendr¨ªa unas consecuencias que deben conocer todos:
He cre¨ªdo y creo que estamos mucho mejor juntos que enfrentados
¡ª Desconectar¨ªan de una parte sustancial de la sociedad catalana, fractur¨¢ndola dram¨¢ticamente. Ya se siente esa fractura en la convivencia, y se empiezan a o¨ªr voces de rechazo a los que no tienen ¡°pedigr¨ª¡± catal¨¢n. Esos ciudadanos catalanes se sienten hoy agobiados porque se est¨¢ limitando su libertad para expresar su repudio a esta aventura, porque le niegan o coartan su identidad ¡ªcatalana y espa?ola¡ª que viven como una riqueza propia y no como una contradicci¨®n.
¡ª Desconectar¨ªan del resto de Espa?a, rompiendo la Constituci¨®n, y por ello el Estatuto que garantiza el autogobierno, y la convivencia secular en este espacio p¨²blico que compartimos. En el l¨ªmite de la locura, empiezan a ofrecer ciudadan¨ªa catalana a los aragoneses, valencianos, baleares y franceses del sur. Hemos pasado ¨¦pocas de represi¨®n de las diferencias, de los sentimientos de pertenencia, de la lengua, pero desde hace casi cuatro d¨¦cadas, con la vuelta de Tarradellas, entramos en una nueva etapa de reconocimiento de la diversidad y de construcci¨®n del autogobierno m¨¢s completo jam¨¢s habido en Catalu?a.
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¡ª Desconectar¨ªan de Europa, aislando a Catalu?a en una aventura sin prop¨®sito ni ventaja para nadie. ?Imaginan un Consejo Europeo de 150 o 200 miembros en la ya dif¨ªcil gobernanza de la Uni¨®n? Porque ese ser¨ªa el resultado de la descomposici¨®n de la estructura de los 28 Estados naci¨®n que conforman la UE. ?Imaginan al Estado franc¨¦s cediendo parte de su territorio para satisfacer este nuevo irredentismo? Nadie serio se prestar¨¢ a ello en Europa y, menos que nadie, Espa?a, que tanto luch¨® por incorporarse y participar en la construcci¨®n europea, tal como es, con su diversidad y, por cierto, con el m¨¢ximo apoyo de Catalu?a.
¡ª Desconectar¨ªan de la dimensi¨®n iberoamericana (que tanto valor y trascendencia tiene para todos) y especialmente de Catalu?a porque este v¨ªnculo se hace a trav¨¦s de Espa?a como Estado naci¨®n y de la lengua que compartimos con 500 millones de personas ¡ªel castellano¡ª, como saben muy bien los mayores editores en esta lengua, que est¨¢n en Barcelona.
El desgarro en la convivencia que provoca la aventura de Mas afectar¨¢ a nuestro futuro
Naturalmente afirman lo contrario: ¡°Solo queremos desconectar de Espa?a¡±. ?De qu¨¦ Espa?a? ?La que excluye tambi¨¦n Arag¨®n, Valencia y Baleares? Los responsables de la propuesta saben que lo que les estoy diciendo es la verdad, si se cumpliera ese ¡°des-prop¨®sito¡±. En realidad tratan de llevaros, ciudadanos de Catalu?a, a la verdadera ¡°v¨ªa muerta¡± de la que habla Mas, en un extra?o ¡°acto fallido¡±.
Vivimos en la sociedad m¨¢s conectada de la historia. La revoluci¨®n tecnol¨®gica significa ¡°conexi¨®n¡±, ¡°interconexi¨®n¡±, todo lo contrario a ¡°desconexi¨®n¡±. Cada d¨ªa es mayor la interdependencia entre todos nosotros: espa?oles de todas las identidades, europeos de la Uni¨®n entre 28 Estados naci¨®n, latinoamericanos de m¨¢s de 20 pa¨ªses, por no hablar de nuestros vecinos del sur o del resto del mundo. Pregunten a sus empresas, las que crean riqueza y empleo por esta desconexi¨®n.
La propuesta que hace esa extra?a coalici¨®n unida solo por el rechazo a Espa?a, sea cual sea el resultado de la falseada contienda electoral, puede ser el comienzo de la verdadera ¡°v¨ªa muerta¡±. ?C¨®mo es posible que se quiera llevar al pueblo catal¨¢n al aislamiento, a una especie de Albania del siglo XXI? El se?or Mas enga?a a los independentistas y a los que han cre¨ªdo que el derecho a decidir sobre el espacio p¨²blico que compartimos como Estado naci¨®n se puede fraccionar arbitraria e ilegalmente, o que ese es el camino para negociar con m¨¢s fuerza. Comete el mismo error que Tsipras en Grecia, pero fuera de la ley y con resultados m¨¢s graves.
?Qu¨¦ pas¨® cuando se propuso a los griegos una consulta para rechazar la oferta de la Uni¨®n Europea y ¡°negociar con m¨¢s fuerza¡±? Despu¨¦s de que m¨¢s del 60% de los griegos lo creyeran, Tsipras acept¨® condiciones mucho peores que las que hab¨ªan rechazado en refer¨¦ndum, con el argumento, que sab¨ªan de antemano, de que no ten¨ªan otra salida. ?Sab¨ªan que no hab¨ªa otra salida y enga?aron a los ciudadanos?
?C¨®mo es posible que se quiera convertir a Catalu?a en una especie de Albania del siglo XXI?
Pueden creerme. No conseguir¨¢n, rompiendo la legalidad, sentar a una mesa de negociaci¨®n a nadie que tenga el deber de respetarla y hacerla cumplir. Ning¨²n responsable puede permitir una pol¨ªtica de hechos consumados, y menos rompiendo la legalidad, porque invitar¨ªa a otros a aventuras en sentido contrario. Todos arriesgar¨ªamos lo ya conseguido y la posibilidad de avanzar con di¨¢logo y reformas.
Eso es lo que necesitamos: reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales sin romper ni la igualdad b¨¢sica de la ciudadan¨ªa ni la soberan¨ªa de todos para decidir nuestro futuro com¨²n. No necesitamos m¨¢s liquidacionistas en nuestra historia que propongan romper la convivencia y las reglas de juego con planteamientos falsamente democr¨¢ticos.
Si la reforma de la ley electoral catalana no ha podido aprobarse porque no se da la mayor¨ªa cualificada prevista en el Estatuto, ?c¨®mo se puede plantear en serio la liquidaci¨®n del mismo Estatuto y de la Constituci¨®n en que se legitima, si se obtiene un diputado m¨¢s en esa lista ¨²nica de rechazo? ?C¨®mo el presidente de la Generalitat va en el cuarto puesto, como si necesitara una guardia pretoriana para violentar la ley?
Es lo m¨¢s parecido a la aventura alemana o italiana de los a?os treinta del siglo pasado. Pero nos cuesta expresarlo as¨ª por respeto a la tradici¨®n de convivencia de Catalu?a. El se?or Mas sabe que, desde el momento mismo que incumple su obligaci¨®n como presidente de la Generalitat y como primer representante del Estado en Catalu?a, est¨¢ violando su promesa de cumplir y hacer cumplir LA LEY. Se coloca fuera de la legalidad, renuncia a representar a todos los catalanes y pierde la legitimidad democr¨¢tica en el ejercicio de sus funciones.
No estoy de acuerdo con el inmovilismo del Gobierno de la naci¨®n, cerrado al di¨¢logo y a la reforma, ni con los recursos innecesarios ante el Tribunal Constitucional. Pero esta convicci¨®n, que estrecha el margen de maniobra de los que desear¨ªamos avanzar por la v¨ªa del entendimiento, no me puede llevar a una posici¨®n de equidistancia entre los que se atienen a la ley y los que tratan de romperla.
No creo que Espa?a se vaya a romper, porque s¨¦ que eso no va a ocurrir, sea cual sea el resultado electoral. Creo que el desgarro en la convivencia que provoca esta aventura afectar¨¢ a nuestro futuro y al de nuestros hijos y trato de contribuir a evitarlo. S¨¦ que en el enfrentamiento perderemos todos. En el entendimiento podemos seguir avanzando y resolviendo nuestros problemas.
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