Inmigraci¨®n m¨¢s all¨¢ de la crisis
Hay que establecer v¨ªas para los que merecen amparo o poseen capacidades demandadas
Desde hace siete a?os, Europa no sale del ¡°modo crisis¡±. De Ucrania a Grecia el continente va apagando fuegos, con la consiguiente retah¨ªla de cumbres, declaraciones y actuaciones para salir del paso. La crisis migratoria no tiene visos de encauzarse en un futuro pr¨®ximo; una respuesta eficaz no puede mantenerse en la emergencia, y la UE debe afrontar la extensi¨®n del reto y definir objetivos claros y realistas.
Es indiscutible que la cuesti¨®n migratoria merece la atenci¨®n europea. El crecimiento exponencial de los flujos migratorios contin¨²a batiendo r¨¦cords de mes en mes. Al tiempo, las terribles condiciones que asolan estos desplazamientos cualifican la gravedad de la crisis humanitaria, desde los ahogados en el Mediterr¨¢neo al macabro descubrimiento de cad¨¢veres en descomposici¨®n en un cami¨®n en Austria. A ello se a?ade un flujo constante de im¨¢genes de violencia, como incendios provocados en albergues para refugiados en Alemania o brutalidad policial en Macedonia y Hungr¨ªa.
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La UE viene tomando medidas en distintos ¨¢mbitos, desde el refuerzo de la seguridad fronteriza o la lucha contra los traficantes de seres humanos, hasta la reciente decisi¨®n de crear puntos calientes y prestar ayuda a los Gobiernos que soportan mayor presi¨®n. Aunque ¨²tiles, estas medidas son un ejemplo de pol¨ªticas de crisis, actuaciones fragmentarias y reactivas. Por no hablar de tanta noble declaraci¨®n rayana en la hip¨¦rbole y vac¨ªa de contenido.
La presi¨®n migratoria no es un fen¨®meno pasajero. Los factores que empujan a cientos de miles de personas a arriesgarlo todo para llegar a Europa est¨¢n muy lejos de entrar en v¨ªas de soluci¨®n. Irak y Siria permanecen sumidos en la violencia y el caos; la represi¨®n en Eritrea se mantiene; y la destrucci¨®n del Estado libio es total. Si a ello a?adimos la d¨¦bil o inexistente gobernanza en gran parte de ?frica, junto con las sobrevenidas amenazas de seguridad ¡ªpor la proliferaci¨®n de grupos terroristas y bandidaje¡ª y las sombr¨ªas perspectivas econ¨®micas, se hace dif¨ªcil imaginar que la marea de inmigrantes amaine.
Aunque ¨²tiles, las medidas adoptadas por la UE son un ejemplo de pol¨ªticas de crisis, actuaciones fragmentarias y reactivas
As¨ª las cosas, en nuestro mundo interconectado, el se?uelo de una vida mejor o sencillamente de conservarla resulta irresistible. Independientemente de lo impermeables que lleguen a ser las fronteras exteriores de la UE, el flujo de inmigrantes continuar¨¢ poniendo en peligro no s¨®lo el acervo de Schengen sino el tejido de la construcci¨®n europea.
El dise?o de soluciones realistas pasa por abordar las ra¨ªces profundas del fen¨®meno, as¨ª como los fallos del sistema migratorio. La UE debe apoyar el buen gobierno y el desarrollo econ¨®mico ¡ªsobre todo el establecimiento de una seguridad b¨¢sica¡ª en los pa¨ªses de los que los inmigrantes huyen. Y se hace indispensable la revisi¨®n y actualizaci¨®n de un marco que responde al mundo tras la II?Guerra Mundial; porque, sin perjuicio de las categorizaciones por decreto ¡ªlos sirios y eritreos son por definici¨®n merecedores de protecci¨®n¡ª, en puridad, hoy d¨ªa se diluye la ya de por si borrosa l¨ªnea que separa a los solicitantes de asilo de los refugiados, los desplazados y los inmigrantes puramente econ¨®micos.
Resulta necesario incrementar la eficacia de los esfuerzos de disuasi¨®n en asociaci¨®n con los principales pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito cuando esto es posible. Adem¨¢s, tenemos que establecer v¨ªas legales eficaces para aquellos que merecen amparo o posean las capacitaciones que nuestras sociedades demandan. S¨®lo entonces tendr¨¢n sentido y efecto los reg¨ªmenes de repatriaci¨®n para inmigrantes econ¨®micos que intenten entrar en Europa irregularmente. Finalmente, como ha recordado recientemente la canciller Merkel, se hace imprescindible el reparto de cargas dentro de la UE. Pero este reparto debe ser equitativo y tener en cuenta las presiones migratorias en conjunto.
La UE no puede simplemente sentarse a esperar a que pase la actual crisis migratoria, parcheando la realidad con medidas fragmentarias o de circunstancia. Por el contrario necesitamos sopesar, sin subterfugios ni malas conciencias, los imperativos humanitarios con los problemas de seguridad, el bienestar social nacional con las obligaciones jur¨ªdicas internacionales, y los deberes entre Estados miembros con las responsabilidades frente a la propia ciudadan¨ªa. S¨®lo entonces podr¨¢n nuestros l¨ªderes dise?ar la estrategia reflexiva, integral y con visi¨®n de futuro que la crisis migratoria ¡ªy, de hecho, la propia supervivencia de la UE¡ª exigen.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores y exvicepresidenta primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de Espa?a.
? Project Syndicate, 2015.
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