Espasmos financieros
La econom¨ªa no se ha normalizado. Los bancos centrales deben evitar medidas precipitadas
Tendremos que esperar a que los dos banqueros centrales m¨¢s importantes del mundo den su versi¨®n de lo ocurrido las dos ¨²ltimas semanas en los mercados financieros y, lo que es m¨¢s relevante, podamos deducir cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n de sus pol¨ªticas monetarias. Ni Janet Yellen ni Mario Draghi han acudido al c¨®nclave bancario que cada a?o tiene lugar en Jackson Hole, Wyoming. De ese encuentro suelen deducirse claves en el comportamiento de esas instituciones en las que se conf¨ªa para dome?ar los episodios de inestabilidad financiera, intr¨ªnsecos al sistema econ¨®mico. Recordemos que en la reuni¨®n del a?o pasado el presidente del BCE anunci¨® su disposici¨®n a intervenir de forma activa con el fin de frenar las amenazas deflacionistas y revertir los efectos da?inos de las pol¨ªticas de austeridad a ultranza que se hab¨ªan estado practicando en la eurozona desde 2010.
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Se supone que los bancos centrales no han de orientar sus decisiones de pol¨ªtica monetaria atendiendo al comportamiento de los mercados financieros, en menor medida al de los m¨¢s espasm¨®dicos mercados de acciones. Pero lo ocurrido a partir del 11 de agosto puede significar algo m¨¢s que una correcci¨®n burs¨¢til al uso. Que el epicentro de esa convulsi¨®n haya estado localizado en la econom¨ªa china, la segunda m¨¢s importante del mundo y la m¨¢s dif¨ªcil de escrutar, justifica esa expectaci¨®n.
Las devaluaciones en el tipo de cambio del yuan acentuaron la inquietud acerca de la capacidad de las autoridades chinas para evitar un descenso del crecimiento por debajo del actual, hist¨®ricamente reducido, inferior al 7%. Recordemos que China ha crecido durante m¨¢s de dos d¨¦cadas a ritmos del 10% y que todav¨ªa el a?o pasado casi la mitad del crecimiento econ¨®mico mundial era originado por aquella econom¨ªa. De la expansi¨®n china no solo dependen aquellas econom¨ªas emergentes exportadoras de materias primas, que explican las recientes ca¨ªdas en el comercio internacional, sino tambi¨¦n otras avanzadas, como la alemana, que la tienen entre sus principales clientes. O como la estadounidense, que desde hace tiempo se beneficia del exceso de ahorro chino para la financiaci¨®n de sus d¨¦ficits. Si China asignara a otros prop¨®sitos inversores sus cuantiosas reservas internacionales en d¨®lares y dejara de comprar bonos p¨²blicos americanos, los tipos de inter¨¦s en EE?UU subir¨ªan de forma significativa, con el consiguiente efecto contractivo sobre la econom¨ªa.
Es en momentos como los actuales cuando la confianza en la calidad de la informaci¨®n cobra todo su sentido
Las respuestas de pol¨ªtica econ¨®mica que hasta ahora han dado las autoridades chinas no son del todo tranquilizadoras. Es en momentos como los actuales cuando la confianza en la calidad de la informaci¨®n cobra todo su sentido. A fin de cuentas es lo que procesan los mercados financieros, aunque no siempre de forma eficiente. Y esa informaci¨®n no es completa, como no lo es la presunci¨®n de la capacidad de esas autoridades para controlar la situaci¨®n creada. Decisiones confusas, cuando no contradictorias, como las adoptadas para influir en sus mercados de acciones, acent¨²an la desconfianza en un sistema financiero cuya calidad es impropia del tama?o de su econom¨ªa.
Si la desaceleraci¨®n china resulta m¨¢s aguda de lo que los registros han reflejado habr¨¢ razones para que el banco central estadounidense aleje cualquier tentaci¨®n de endurecimiento inmediato de su pol¨ªtica monetaria. Por el momento, las declaraciones del vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fisher, no han sido muy tranquilizadoras, al confirmar que la elevaci¨®n de tipos prevista para el pr¨®ximo 17 de septiembre segu¨ªa encima de la mesa. Su hom¨®logo en el BCE, afortunadamente, ha confirmado el mantenimiento de la actual pol¨ªtica hasta al menos el oto?o del a?o que viene.
La econom¨ªa mundial no ha vuelto a la normalidad. En ninguna de las econom¨ªas avanzadas, la estadounidense incluida, se perciben amenazas inflacionistas. Ni los precios de las materias primas ni la evoluci¨®n de los salarios son precisamente generadores de inquietud. Si antes de los episodios de agosto eran razonables las dudas acerca de la firmeza de la recuperaci¨®n del crecimiento global, ahora lo son bastante m¨¢s. Suficientes, en todo caso, para que los bancos centrales no se precipiten en la adopci¨®n de decisiones endurecedoras que, adem¨¢s de limitar el crecimiento y dificultar el ascenso de la tasa de inflaci¨®n, generar¨ªan espasmos financieros adicionales, no necesariamente tan reversibles como los de las ¨²ltimas semanas.
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