A Felipe Gonz¨¢lez... y a los espa?oles
La independencia es negativa para todos. Hay que reducir a la insignificancia a los que desde Espa?a hacen irresponsablemente votos para que los catalanes se vayan de una vez y a quienes desde Catalu?a desprecian al resto de Espa?a
El domingo 30 de agosto, Felipe Gonz¨¢lez publicaba en EL PA?S su art¨ªculo-carta A los catalanes. Le tengo afecto personal y siempre le he agradecido su respeto y atenci¨®n. Es l¨®gico que no coincidamos en todo. En el propio art¨ªculo me parece sobrante la alusi¨®n a la aventura alemana o italiana de los a?os treinta del siglo pasado. Adem¨¢s de poner en bandeja la cr¨ªtica f¨¢cil y permitir fijar la atenci¨®n en el dedo y no en la luna que este se?ala, hiere innecesariamente sentimientos de muchos, incluidos los m¨ªos. Por cierto, hace menos de un mes que un miembro del Gobierno de Mas dijo que Espa?a era como la desaparecida Alemania comunista, y nadie le critic¨®. Pero las posiciones e ideas del expresidente del Gobierno cuentan en Espa?a, en Europa, en Am¨¦rica Latina y en otras partes del mundo. De ah¨ª la importancia de sus opiniones sobre el delicado momento que vive Catalu?a con la apuesta de una parte de ella por la ruptura y desconexi¨®n con Espa?a.
Otros art¨ªculos del autor
Por ello me propongo comentar algunas de sus reflexiones desde el recordatorio de mi gen¨¦tica pol¨ªtica. La dimensi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez hace innecesario recordar la suya. Soy, por encima de cualquier otra circunstancia, alguien formado en las ideas del personalismo comunitario. No hay naci¨®n sin personas. Ante todo sit¨²o la persona, su dignidad y su raz¨®n de ser colectiva. Desde esa primera base me siento modestamente orgulloso de haber contribuido aunque sea m¨ªnimamente al progreso econ¨®mico, pol¨ªtico y social de Catalu?a y de toda Espa?a. Una Espa?a que me gustar¨ªa distinta en muchos ¨¢mbitos. Entre otros, desear¨ªa que el reconocimiento de la diversidad como riqueza compartida, a la que se alude en el citado art¨ªculo, permitiera una plasmaci¨®n real de su pluralidad nacional, cultural y ling¨¹¨ªstica. Llevo el proyecto europeo en mis entra?as pol¨ªticas y precisamente por ello, si antes nunca fui independentista, ahora, cada d¨ªa que pasa, soy m¨¢s consciente de las interdependencias a las que Catalu?a debe adaptarse desde las interconexiones que impone la globalizaci¨®n.
Y finalmente, y no por ello menos importante, he procurado hacer del di¨¢logo la divisa principal de la pol¨ªtica. Felipe Gonz¨¢lez habla en su art¨ªculo de entendimiento. Este siempre es necesario y ahora m¨¢s que nunca. Di¨¢logo, pacto y transacci¨®n. Tras la muerte de Franco, ?no fuimos capaces de entendernos? ?Estamos ahora en peor posici¨®n de salida? Sinceramente, creo que no. Durante a?os he sumado mi voz a lo que fue Converg¨¨ncia i Uni¨® para reiterar que con la Constituci¨®n de 1978 y la aplicaci¨®n de nuestro primer Estatuto, Catalu?a ha vivido los a?os de mayor progreso econ¨®mico, social y de autogobierno desde su milenaria existencia. Nunca me he arrepentido de defender y votar ese marco institucional. ?Ha habido cambios significativos? S¨ª. No pocos errores de unos y de otros han hecho posible que la situaci¨®n haya mutado notablemente. Un cambio en el terreno de las realidades. Y tambi¨¦n en el de las percepciones a menudo manejadas por los sentimientos y no por la raz¨®n.
La voladura del catalanismo moderado que representaba CiU es malo para toda Espa?a
Siempre he dicho que nos equivocamos con el nuevo Estatuto. No lo hicimos bien en Catalu?a. Fue un error hacerlo s¨®lo con una de las Espa?as. Tambi¨¦n el PSOE se equivoc¨®. Ya antes nos equivocamos gravemente al garantizar la ¨²ltima legislatura del presidente Pujol con el apoyo de un PP que ten¨ªa mayor¨ªa absoluta en las Cortes. Pero el error m¨¢s grave lo protagoniz¨® el PP con su campa?a en contra. Un c¨²mulo de errores que concluy¨® con la sentencia del Tribunal Constitucional y especialmente con el sainete vivido en el seno de esa alta magistratura a ra¨ªz del bloqueo pol¨ªtico para la renovaci¨®n de algunos de sus miembros. Pero de hecho, y eso es lo que hoy cuenta, en el imaginario catal¨¢n s¨®lo permanece la realidad de una sentencia, que la mayor¨ªa no ha le¨ªdo pero ha sido esgrimida como la prueba del algod¨®n de la exclusi¨®n y ruptura del marco constitucional.
En este sentido, cobra fuerza la dial¨¦ctica acerca de qui¨¦n dej¨® a qui¨¦n: ?la Constituci¨®n a Catalu?a o Catalu?a a la Constituci¨®n? Esto ha sido amplificado en los ¨²ltimos cuatro a?os por leyes como la que hizo Jos¨¦ Ignacio Wert, procesos de recentralizaci¨®n, discriminaci¨®n en inversiones y una financiacion injusta. Ahora mismo la reforma expr¨¦s otorgando capacidad sancionadora al TC no va a resolver el problema de fondo. Duele en el coraz¨®n de quienes buscamos di¨¢logo o¨ªr del candidato del PP que se acab¨® la broma. ?Por Dios, que no estamos en un sal¨®n del viejo Oeste a la espera de quien levanta m¨¢s la voz! Por eso no puedo permanecer insensible cuando leo elogios al art¨ªculo de Gonz¨¢lez de quienes practican el inmovilismo que ¨¦l denuncia y acuden a los tribunales presentando recursos ignorando que la pol¨ªtica no se hace a golpe de sentencias o interlocutorias.
El camino es llegar a reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales
En su carta-art¨ªculo, el que fuera presidente del Gobierno advierte de los riesgos y costes de la independencia. Conviene dejar claro ¡ªen contra de tesis sostenidas por quienes, instrumentalizando la unidad o la secesi¨®n, s¨®lo reconocen efectos adversos para los otros¡ª que la independencia es negativa para todos. ?Para Catalu?a? S¨ª. ?Para Espa?a? Por supuesto, ?tambi¨¦n! ?Y para la Uni¨®n Europea! Llevo tres a?os reclamando la atenci¨®n del presidente del Gobierno en sede parlamentaria advirtiendo que llegar¨ªa la Declaraci¨®n Unilateral de Independencia. Esta no tendr¨¢ efectos jur¨ªdicos en el marco europeo o internacional, pero s¨ª efectos econ¨®micos y sociales para todos. ?O acaso el repunte de la prima de riesgo s¨®lo afecta a los catalanes? Todos los espa?oles deber¨ªan exigir di¨¢logo de sus gobernantes, que es lo que Felipe Gonz¨¢lez llama entendimiento. Hace pocos meses los independentistas aplaudieron una declaraci¨®n del Parlamento de Dinamarca sobre Catalu?a. Simplemente instaba al Gobierno de Catalu?a y al del Estado a dialogar democr¨¢ticamente y llegar a un acuerdo. Ese y s¨®lo ese es el camino: llegar a reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales.
Felipe Gonz¨¢lez no cree en la ruptura de Espa?a. Tampoco yo creo que Catalu?a se rompa. Pero s¨ª me preocupa el desgarro en una y otra. Y el que se produzca entre ambas. Nos conviene una masa cr¨ªtica que orille a la insignificancia a quienes desde Espa?a hacen irresponsablemente votos para que los catalanes se vayan de una vez y a quienes, desde Catalu?a, desprecian al resto. La voladura del catalanismo moderado que representaba Convergencia i Uni¨® es una mala noticia para toda Espa?a. Por eso, algunos, contra viento y marea, intentamos reducir al m¨¢ximo posible el alcance de la orfandad.
Lamentablemente, confrontar Catalu?a con Espa?a o a esta con Catalu?a da r¨¦ditos electorales. S¨®lo veo una manera de avanzar, y es superando la ignorancia en este debate. E ignorancia no es no conocer o saber de las cosas: la ignorancia que permite esos r¨¦ditos es la que no quiere conocer o saber esas cosas. A Felipe Gonz¨¢lez y a todos los espa?oles incumbe acabar con ella.
Josep Antoni Duran i Lleida es presidente del Comit¨¦ de Govern d'Uni¨®.
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