'Lad lit': el negocio de vender libros solo para hombres
Cuentan historias de cerveza, trabajo y desamor, y mueven millones en todo el mundo... menos en Espa?a
En las librer¨ªas de Inglaterra hay toda una secci¨®n dedicada a las novelas lad lit, un g¨¦nero literario escrito exclusivamente por hombres. Los protagonistas de estos libros son t¨ªos de treinta y tantos, en la misma edad que los lectores a los que se dirigen, clasificados como lads. As¨ª es como llaman en Reino Unido a los hombres adultos que se encuentran en ese periodo de la vida previo al de las responsabilidades familiares, aunque con edad de sobra para tenerlas. En Estados Unidos, este mismo g¨¦nero se conoce burdamente como dick lit, aunque, en realidad, son novelas que de grosero tiene m¨¢s bien poco.
Estos libros se leen en el metro, tienen protagonistas urbanos, como sus lectores objetivos, y cuentan sus vidas amorosas imperfectas con hilaridad
La lad lit se centra en la vida personal de sus protagonistas, sobre todo en la parte emocional. ¡°Mi novia me ha dejado¡±, ¡°Estoy buscando novia¡± o ¡°No entiendo por qu¨¦ a¨²n no me he casado¡± son los esqueletos sobre los que toman cuerpo a lo largo de las p¨¢ginas historias ba?adas en cervezas con amigos, sexo ocasional, carreras profesionales frustradas y el amor como salvaci¨®n final. Las portadas que los envuelven se alejan de la manida sobriedad conceptual sobre fondos negros de los libros masculinos; en las de las novelas lad hay colores, ilustraciones y frases a modo de reclamo que advierten de que te partir¨¢s de risa y emocionar¨¢s por igual. En realidad, menos por lo del color rosa, no son cubiertas muy diferentes de las de libros como los de Helen Fielding o Marian Kayes, las reinas del llamado g¨¦nero chick lit (novelas de treinta?eras solteras que buscan el amor con humor). Y es que la lad lit surgi¨® como respuesta masculina a aquellos libros que hicieron que en los noventa las chicas dejaran de sentir verg¨¹enza por llevar una faja como la de Bridget Jones.
Ambos g¨¦neros fueron parte de la apuesta de los departamentos de marketing de las editoriales, que inventaron las etiquetas para clasificar unas novelas ligeras y divertidas, parecidas a las comedias rom¨¢nticas del cine. Libros de esos que se leen en el metro, con protagonistas urbanos, como sus lectores objetivos, que cuentan sus vidas amorosas imperfectas con hilaridad. En las mujeres parec¨ªa un acierto seguro, la novela rom¨¢ntica siempre ha existido y el humor le daba el punto que necesitaba para captar nuevas lectoras. Pero en el caso de la lad lit, la cosa parec¨ªa m¨¢s arriesgada. ?T¨ªos leyendo sobre lo que sienten otros t¨ªos? ?Sin darle peso intelectual, ni llevarlo al dramatismo? ?De verdad eso ocurre? Pues s¨ª, y desde hace m¨¢s de veinte a?os.
Su protagonista suele ser un t¨ªo de treinta y tantos, peterpanesco, con fobia al compromiso y un car¨¢cter algo agrio, aunque con encanto. Adem¨¢s, tambi¨¦n debe tener fobia al compromiso, amigos con los que salir a beber y hablar poco, y una obsesi¨®n t¨ªpicamente masculina (los discos, el f¨²tbol o el cine)
El pistoletazo de salida lo peg¨® Nick Hornby en 1992 con su primera novela, Fiebre en las gradas, que narra las consecuencias de la obsesi¨®n por el f¨²tbol de su protagonista en su vida de pareja. La confirmaci¨®n del g¨¦nero, Alta Fidelidad, la escribi¨® Hornby tres a?os despu¨¦s. Rob, el protagonista al que puso rostro en el cine John Cusack, estableci¨® el arquetipo a seguir por los autores lad: un t¨ªo de treinta y tantos, peterpanesco, con fobia al compromiso y un car¨¢cter algo agrio, aunque con ese encanto que ven algunas mujeres (con las que es casi incapaz de comunicarse). Adem¨¢s, tambi¨¦n debe tener fobia al compromiso, amigos con los que salir a beber y hablar poco, y una obsesi¨®n t¨ªpicamente masculina (los discos, el f¨²tbol o el cine).
Hornby, al que la cr¨ªtica de su pa¨ªs describe como un escritor pop de consumo r¨¢pido, pero la americana empieza a tomarse m¨¢s en serio, tambi¨¦n puso la norma de que la escritura rezumara sarcasmo. En eso del humor a puntadas, los ingleses son expertos, lo que explica que sea esa la nacionalidad de la mayor¨ªa de los nombres de la lad lit.
Mike Gayle ocupa all¨ª el segundo puesto del podio como autor rom¨¢ntico para t¨ªos. Antes de novelista fue editor de revistas f¨¦minas, lo que le dio las claves de la psicolog¨ªa rom¨¢ntica para escribir, a finales de los 90, su mayor ¨¦xito: My legendary girlfriend (como la de la canci¨®n de Pulp). Desde entonces no ha parado de publicar, creciendo con el p¨²blico que le conoci¨® en sus inicios con novelas con nuevas historias como Turning 40.
En Espa?a, o se publican autores cursis y floridos, o cosas de un criticismo pl¨²mbeo. No tenemos tradici¨®n de best seller literario, y menos de uno para t¨ªos Kiko Amat
El periodista musical Tony Parsons dio una vuelta de tuerca m¨¢s al g¨¦nero lad al incorporar la paternidad en Man and boy, que cuenta las tribulaciones de un treinta?ero que aprende a ser padre al mismo tiempo que encuentra el amor. Desde entonces, Parsons ocupa puestos privilegiados en las librer¨ªas inglesas con sus novelas rom¨¢nticas para t¨ªos. Aunque ahora el rey es David Nicholls, que aun¨® ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico en One day, llevada al cine con ¨¦xito por Lone Sherfing, la de Italiano para principiantes. Su ¨²ltimo libro, Nosotros, trata sobre una pareja en crisis que intenta salvar los suyo viajando por Europa, aunque en realidad s¨®lo la mitad masculina del matrimonio quiere arreglarlo.
Entre los autores de lad lit tambi¨¦n hay nombres americanos, como el de Kyle Smith, que ha convertido su novela Love monkey en serie de televisi¨®n. Desde Nueva Zelanda, invadi¨® las librer¨ªas de todo el mundo Graeme Simsion, con el bestseller El proyecto esposa. Incluso hay escritores hind¨²s, como Chetan Bhagat. Pero donde no hay ni uno que haya destacado es en Espa?a. Es m¨¢s, muchos de los t¨ªtulos representativos del g¨¦nero ni siquiera se han publicado, y los que lo han hecho no ha ido de la mano de los grandes grupos editoriales (Planeta no ha apostado por Nicholls hasta Nosotros, su quinta novela).
¡°Es que, en Espa?a, o se publican autores cursis y floridos, o cosas de un criticismo pl¨²mbeo¡±, declara a ICON el escritor Kiko Amat: ¡°No tenemos tradici¨®n de best seller literario, y menos de uno para t¨ªos. Algo como Nosotros de Nicholls, que es una comedia rom¨¢ntica chispeante, con todas sus convenciones mainstream pero que est¨¢ muy guay, aqu¨ª no funciona¡±. Las novelas del autor catal¨¢n (El d¨ªa que me vaya no se lo dir¨¦ a nadie, Cosas que hacen Bum, Rompepistas, Eres el mejor, Cienfuegos) comparten editorial con Nick Hornby, Anagrama, un grupo para el que la calidad literaria prima sobre los criterios comerciales: ¡°En Inglaterra, Hornby es de lo m¨¢s comercial, pero aqu¨ª lo publica Anagrama porque es pop. En Espa?a no estamos tan acostumbrados a que los hombres coleccionen m¨²sica¡±. Amat es de los pocos narradores espa?oles que escribe de hombres y para hombres, pero no es un autor lad. Aunque comparte en las p¨¢ginas su mundo emocional, lo hace con mucha m¨¢s dureza de lo habitual en el g¨¦nero, con el que ¨¦l mismo no se identifica: ¡°A m¨ª me interesan m¨¢s las relaciones con los colegas en las subculturas, como en Rompepistas, que son punks. Pero eso no significa que no disfrute leyendo comedias rom¨¢nticas. Aunque hay una parte de adoctrinamiento peque?o burgu¨¦s en muchos de esos libros¡ Nadie est¨¢ tan preocupado por las bodas como en esas historias, y mucho menos un t¨ªo¡±.
Teniendo en cuenta la poca presencia del g¨¦nero lad lit en Espa?a, no parece que sea algo que preocupen mucho a los hombres de nuestro pa¨ªs. Aunque tampoco parece que el hombre se acerque mucho a la lectura, en general. Seg¨²n los estudios, la masculina s¨®lo constituye el 20% de las ventas de literatura adulta, y suelen agarrarse a la novela hist¨®rica o pol¨ªtica. Amat cree que uno los motivos es que en nuestro pa¨ªs no existe el lector masculino mainstream: ¡°La mayor¨ªa de los t¨ªos leen cosas malditas, que dan m¨¢s cach¨¦ en las charlas literarias. El humor se mira siempre por encima del hombro¡±.
Si las ventas de lad lit en Espa?a son fr¨ªas, en America Latina son pr¨¢cticamente inexistentes. ¡°Es que lo latino es lo macho y eso pesa mucho todav¨ªa. Y aqu¨ª igual, que Espa?a est¨¢ en el medio pero a¨²n tiene muy encarnado lo latino¡±, explica la psic¨®loga Teresa Abad Sierra: ¡°Los hombres ingleses tienen otros relatos de construcci¨®n de la masculinidad a los que agarrarse. De ah¨ª que surjan estos libros en los que protagonizan historias rom¨¢nticas en primera persona¡±.
Es que lo latino es lo macho y eso pesa mucho todav¨ªa. Y aqu¨ª igual, que Espa?a est¨¢ en el medio pero a¨²n tiene muy encarnado lo latino Teresa Abad Sierra, psic¨®loga
Leer sobre amor no es una novedad para los hombres ingleses que se criaron con Shakespeare. Aunque cuando surgieron estas novelas lad fue en la d¨¦cada de los noventa, la de la explosi¨®n del capitalismo, en la que el relato masculino imperante era el del yuppie. El modelo con poder econ¨®mico que controlaba los ¨ªndices burs¨¢tiles parec¨ªa el espejo en el que todo aspirante a hombre deb¨ªa mirarse, pero los chicos de las novelas lad, m¨¢s dados a las aspiraciones creativas que a contar billetes, encajaban bastante mal en esas fotograf¨ªas capitalistas. ¡°Quiz¨¢s estos protagonistas estaban representando qu¨¦ pasaba con todos los que no entraban en ese modelo de la sociedad del momento. Estos libros vienen a dar representaci¨®n y desde ah¨ª estimulan los procesos identificativos que los hombres diferentes necesitan¡±, apunta como posible explicaci¨®n Teresa Abad.
La realidad es que la propia etiqueta de lad lit es casi desconocida porque ni siquiera a los autores la han reforzado. Ellos prefieren hablar de novelas de transici¨®n, de la madurez masculina, y no de libros de amor ligeros que rozan los l¨ªmites de la zona de confort masculina. Aunque la gran pregunta es la de si los hombres latino-europeos estamos preparados para leer lo que siente otro hombre. ¡°El problema es que estos libros los chicos lloran, y en el mundo latino, por mucho que hayamos avanzado y por mucho que seamos Europa, a¨²n no est¨¢ tan claro que puedan hacerlo, porque eso pone en duda su masculinidad¡±, indica la psic¨®loga. Por su parte, Amat cree que el debate sobre la masculinidad est¨¢ en casi en cualquier libro escrito por un hombre: ¡°Se encuentra en la literatura porque est¨¢ en la calle tambi¨¦n. Los hombres cuestionan todo el rato la masculinidad de otros hombres¡ De una manera u otra, es una idea que siempre est¨¢ sobre la mesa¡±.
Lo cierto es que, con la excusa de que es una especie de manual para entender a los t¨ªos, son muchas mujeres las que han devorado Alta fidelidad. Y tambi¨¦n se pusieron a leer Bridget Jones un mont¨®n de hombres despu¨¦s de que sus novias los llevaran a rastras al cine. Superados los primeros prejuicios, se puede disfrutar de todo sin importar del lado en el que se est¨¦. Adem¨¢s, que en esto de entender el amor estamos todos en el mismo equipo. Y que los chicos s¨ª lloran.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.