11 cosas que los hombres hemos aprendido de 'Gran hermano'
El reality m¨¢s veterano de la televisi¨®n suma ya 15 a?os de historia, de los que podemos extraer algunas importantes conclusiones
Esta noche empieza la decimosexta edici¨®n de Gran Hermano, la madre de todos los realities de televisi¨®n, por lo menos en Espa?a. Un programa que muchos siguen con pasi¨®n, otros deploran, pero con una audiencia media hist¨®rica de 4.171.000 espectadores. Como reflejo cat¨®dico m¨¢s o menos bien definido de nuestra sociedad, sus quince a?os en antena est¨¢n llenos de lecciones para el hombre moderno. ?C¨®mo actuar cuando una chica te hace un marcaje tipo Diego God¨ªn? ?Cu¨¢nto tienes que esperar para enrollarte con otra cuando lo has dejado con tu chica? ?Es mejor ganar o participar? ?Look rural o cuerpo de gimnasio? Para descifrar estas y otras cuestiones trascendentales, consultemos el historial de este programa abanderado por la incomparable Mercedes Mil¨¢.
Si no est¨¢s seguro de si has roto con tu chica, no te enrolles con otra a los dos d¨ªas
Y a?adimos: si la bronca ha sido por una gorra, entonces es que no has roto. Eso le pas¨® a Omar Su¨¢rez, un espigado rapero de Carabanchel (Madrid), que entr¨® en La Casa pensando que hab¨ªa partido peras con su novia tras una discusi¨®n por una gorra, y a los pocos d¨ªas estaba haciendo uso de la ducha con fines no meramente higi¨¦nicos con Paula Gonz¨¢lez, una tatuada surfista barcelonesa con tendencia a modular la voz como una princesa Disney. Lo que no se esperaba Omar era que su guapa expareja, Luc¨ªa Parre?o, rota de celos, dejara la sucursal de Zara en la que trabajaba para ingresar en GH con el ¨²nico prop¨®sito de recuperarlo. Un arranque de coraje y amor impetuoso que derriti¨® a Omar, quien dej¨® a Paula y volvi¨® con Luc¨ªa. En un giro a¨²n m¨¢s loco, Luc¨ªa se convirti¨® en la mala del tr¨ªo: empe?ada en humillar a Paula, esta se convirti¨® en la agraviada (papel que bord¨®) y termin¨® resultando ganadora.
No vayas de Superman por la vida
No, porque Superman lo que tiene es que vuela, y un cualquiera que no venga de Krypton, no. Sin embargo, lo que le ocurri¨® a ?lvaro Vargas, concursante que promet¨ªa un poco de cordura gafapasta al reality, es que en un instante de ofuscaci¨®n, enfrentado a un precipicio de varios metros de altura, llev¨® a la pr¨¢ctica aquella agorera frase de nuestras madres de cuando ¨¦ramos peque?os: ¡°?Si te dicen que te tires por un puente, t¨² vas y te tiras?¡±. Pues bien: ¨¦l se tir¨®. Lo que deb¨ªa hacer era colgarse de una tirolina, pero cuando desde abajo sus compa?eros le animaron: ¡°T¨ªrate sin miedo, eres Superman, l¨¢nzate¡±, ¨¦l se lo tom¨® al pie de la letra. Pese a la colocaci¨®n de una red protectora, la aparatosa ca¨ªda del a partir de entonces cari?osamente apodado Pollito Volador se sald¨® con una fractura de h¨²meros que le mantuvo de baja hasta una descafeinada rentr¨¦e hacia el final. Es de imaginar que a los responsables de riesgos laborales del programa esa noche les cost¨® conciliar el sue?o.
Lo importante es participar
La c¨¦lebre m¨¢xima deportiva tiene aqu¨ª m¨¢s validez que en cualquier disciplina atl¨¦tica. Por supuesto, vencer en GH implica llevarse El Malet¨ªn, pero no garantiza una carrera de ¨¦xito a la larga. No hay m¨¢s que ver el escaso recorrido informativo que han tenido varios ganadores (mejor no dar nombres), y lo bien que han amortizado su breve paso algunos ilustres expulsados, como Marta L¨®pez o A¨ªda N¨ªzar. Aunque si hubiera que elegir un ganador global de las 15 ediciones previas, el hermano mayor de todos los grandes hermanos (perd¨®n por la mezcla de realities), ese ser¨ªa, creemos que por consenso universal, Kiko Hern¨¢ndez. Su estancia en La Casa de GH 3 no fue exactamente breve (qued¨® tercero), pero no gan¨®, ni falta que le hizo: desde 2003 es el colaborador de televisi¨®n (Cr¨®nicas marcianas, A tu lado y, actualmente, S¨¢lvame) al que todos quieren parecerse.
El hombre rural arrasa
Entre tanto cuerpo hipermusculado y cerebros estrategas, la sencillez del hombre de campo suele salir bien parada en Gran Hermano, se?al inequ¨ªvoca de que lo natural gusta. La pasada edici¨®n, por ejemplo, Hugo P¨¦rez (Bueu, Pontevedra) cohabit¨® en Guadalix con una cabra, y lejos de pasar por majadero se hizo con una legi¨®n de Carpeteras (as¨ª se conoce al bloque adolescente de La Audiencia, muy respetado por su capacidad para inclinar la balanza del lado de sus favoritos). Tampoco le fue mal a Fran Garc¨ªa, ganadero de Barcarrota (Badajoz), medalla de plata en la segunda edici¨®n de GH. Y mejor a¨²n a Pedro Oliva, funcionario y ganadero zaragozano, cuya costumbre de mantener conversaciones con cabras no le impidi¨® proclamarse vencedor de GH 4. Su talante campechano tambi¨¦n cautiv¨® a Inma, la exconcursante que hoy es su esposa.
La veteran¨ªa es un grado
Implicada al m¨¢ximo en el programa ¡ªgozando y sufriendo con los concursantes, a quienes mima y rega?a cuando cree que lo necesitan¡ª, da la sensaci¨®n de que ning¨²n otro presentador har¨ªa Gran Hermano como la experimentada Mercedes Mil¨¢. Dicho de otro modo: GH es Mercedes Mil¨¢. Definir su estilo como ¡°transgresor¡± puede parecer exagerado, pero no lo es. Su apuesta por modelitos que hacen parecer a Lady Gaga un maniqu¨ª de Punto Roma, sus broncas al p¨²blico si no guarda silencio, la posibilidad (siempre latente) de que se levante la falda o se desabroche la blusa, sus c¨¢lidos mensajes en directo a gente que la ha escrito con problemas, sus tira y afloja con el realizador y sus azarosas entrevistas hacen de El Plat¨® una trama paralela en la que con frecuencia suceden m¨¢s cosas que en La Casa. A la vez divertida, mandona y tierna, no hay otra igual.
No lo llames amor cuando quieres decir sexo
Si te atrae una chica a la que conoces de dos d¨ªas, probablemente no es amor. As¨ª que no te confundas, ni, sobre todo, magnifiques tus sentimientos, algo a lo que, por desgracia, se exponen aquellos que acceden a encerrarse entre cuatro paredes con c¨¢maras sigui¨¦ndolos 24 horas al d¨ªa. Todos deber¨ªamos extraer una moraleja de lo que le sucedi¨® a Jorge Berrocal, exsoldado con hoja de servicios en Bosnia, participante en la primera edici¨®n de GH, que el d¨ªa tres de concurso espet¨® a Mar¨ªa Jos¨¦ Galera, camarera sevillana: ¡°Estoy aprendiendo a quererte y quiero que t¨² me ense?es¡±. La frase, desde luego, es redonda. As¨ª, cuando Mar¨ªa Jos¨¦ se convirti¨® en la primera expulsada de la historia del concurso, Jorge acu?¨®, intentando tragarse la rabia, la frase m¨¢s c¨¦lebre de GH: ¡°??Qui¨¦n me pone la pierna encima¡ para que no levante cabeza!? ??Qui¨¦n!?¡±. Atormentado, Jorge abandon¨® La Casa por voluntad propia poco despu¨¦s. Fuera, sus sentimientos se minimizaron, por no decir evaporaron antes incluso de que ella grabara un disco titulado T¨² eres (Miza Producciones, 2000).
Cuida las formas
Con malos modos no se va a ninguna parte; tampoco en Gran Hermano, donde a los broncas les paran los pies enseguida. Una de las defenestraciones por mal comportamiento m¨¢s sonadas fue la de Carlos Navarro, tambi¨¦n conocido como El Yoyas por su legendario exabrupto: ¡°?Le voy a pegar dos yoyas que le van a temblar las orejas!¡± (se refer¨ªa a otro concursante, a ra¨ªz de algunas discrepancias). Navarro fue dr¨¢sticamente expulsado del concurso, pero no por eso, sino por un confuso episodio con Fayna Bethencourt, una dulce canaria con quien protagoniz¨® un flechazo que desmiente categ¨®ricamente el punto anterior sobre el amor y el sexo. Hoy Carlos y Fayna est¨¢n casados y tienen dos hijos, y prueba de que El Yoyas es un tipo civilizado es que ocupa un puesto de concejal en el Ayuntamiento de Vilanova del Cam¨ª (Barcelona). La ¡°invitaci¨®n¡± a abandonar las instalaciones de Guadalix tambi¨¦n fue recibida por Julio Granado, alias El Feroz, en su caso no por actitudes violentas sino por planificar un montaje con otra concursante dentro de La Casa. Iban a liarse, dec¨ªan, para luego hincharse a bolos. Vamos, lo que hacen muchos, pero ellos lo contaron.
Si una chica te persigue, date por pillado
Es mejor aceptarlo sin oponer resistencia, por lo menos as¨ª evitaremos una in¨²til p¨¦rdida de tiempo. Jonathan P¨¦rez, simp¨¢tico surfista con cierto aire a Colin Farrell y una ¡°persona especial¡± (l¨¦ase ¡°novia¡±) esper¨¢ndole fuera, padeci¨® durante semanas el asedio de alta carga hormonal de Yoli Claramonte, pizpireta manchega a quien la buena planta de Jonathan pon¨ªa a cien. El estoicismo con que un impert¨¦rrito Jonathan aguant¨® el marcaje pasm¨® a muchos, que se habr¨ªan entregado al edredoning al primer roce. Pese a todo, la capacidad de resistencia del bueno de Jonathan se fue debilitando poco a poco hasta que, ya fuera de La Casa, pas¨® lo que ten¨ªa que pasar. Llevan poco m¨¢s de nueve meses juntos y Yoli est¨¢ a punto de dar a luz. Algo similar le ocurri¨® a ?ngel Tous, all¨¢ por la segunda edici¨®n, por quien Sabrina Mah¨ª (vencedora) beb¨ªa los vientos: durante el reality ¨¦l logr¨® mantener las distancias, pero acabaron pasando por el altar.
Los chicos s¨ª lloran
Para algunos, derramar unas l¨¢grimas puede ser signo de debilidad; no lo es, y de hecho, llorar a moco tendido cuando uno lo necesita es de lo m¨¢s saludable. En GH hemos asistido al llanto desconsolado de muchos varones, enfrentados a recuerdos e im¨¢genes desagradables en El Confesionario. Tambi¨¦n se ha hecho necesaria la presencia de kleenex en El Plat¨®, cuando, por ejemplo, a Rub¨¦n Est¨¦vez, gaditano de la duod¨¦cima edici¨®n, le pusieron los v¨ªdeos en los que su novia, la rubia despampanante Chari Lojo, tonteaba un paso m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente necesario con la agrupaci¨®n de cachas habituados a pasearse en calzoncillos incomunicados en otra secci¨®n de La Casa. Rub¨¦n, en cambio, aislado solo con las chicas, se hab¨ªa comportado como un caballero. Aquello no pod¨ªa terminar bien, y cuando Chari y Rub¨¦n volvieron a encontrarse en La Repesca se consum¨® su separaci¨®n.
El dinero no lo es todo
Ir por ah¨ª ense?ando la billetera como quien presume de b¨ªceps no es una buena idea: puede volverse en tu contra. Para la edici¨®n 12 + 1, los organizadores tuvieron la genial idea de subastar un puesto en La Casa, de forma que quien aportara la suma de dinero m¨¢s abultada pod¨ªa participar en el concurso salt¨¢ndose El Casting. As¨ª se asom¨® a nuestras sufridas pantallas Ar¨ªstides Alonso, un campe¨®n vasco de taekwondo que, seg¨²n se dijo, pag¨® 69.100 euros por ocupar esa plaza libre. Sin embargo, cuando los dem¨¢s concursantes descubrieron c¨®mo hab¨ªa entrado (y que se hab¨ªa ahorrado el sagrado Casting) le brindaron un afectuoso ¡°que te den¡±, propinado tambi¨¦n por La Audiencia, que le mand¨® a casa al cabo de una semana.
S¨¦ coherente con tu look
Como dir¨ªan los especialistas en coaching, nuestro aspecto f¨ªsico es el escaparate de nuestra marca personal. As¨ª que no juguemos con esas cosas: nada de ir de preppy de lunes a jueves, de casual Friday los viernes y de hipster los fines de semana. O lo uno o lo otro. La experiencia de Gran Hermano refrenda esta regla de oro: un look marcado y consecuente es un pasaporte a La Final. Pepe Herrero, azafato de vuelo, arras¨® en GH 7 sin apenas quitarse el pijama, lo que enfatiz¨® su imagen de se?or y la idea de que aquella Casa era su casa. ?ngel Mu?oz, triunfador de GH 11, se llev¨® El Malet¨ªn con una desconcertante imagen mitad profesor de yoga, mitad Sandro Rey. El porte de latin lover musculado de Iv¨¢n Madrazo seguramente contribuy¨® ¡ªjunto con su habilidad para meterse en todos los fregados¡ª a que ganase GH 10. Tampoco se le pueden poner peros a Pepe Flores, ataviado y peinado como se espera del bailaor flamenco que es. Las apariencias importan.
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