17 episodios ¨ªntimos de la vida de Fidel Castro
El disidente Norberto Fuentes, que fue amigo del l¨ªder cubano, describi¨® en un libro sabrosas historias del carism¨¢tico revolucionario. El texto no fue autorizado por Castro
El cr¨ªtico del The New York Times se entusiasm¨® tanto despu¨¦s de leer?La autobiograf¨ªa de Fidel Castro que escribi¨®: "El autorretrato que se desprende es el de un superviviente maquiav¨¦lico: un eg¨®latra que no sirve a una causa, ni a una ideolog¨ªa, ni a sus compatriotas, si no a su propia ambici¨®n". Hay que decir que esta autobiograf¨ªa no es tal. Est¨¢ escrita por Norberto Fuentes (La Habana, 72 a?os), que fue ¨ªntimo de Fidel Castro (Holgu¨ªn, Cuba, 1926-La Habana, Cuba 2016) e incluso se encarg¨® de los servicios secretos cubanos. Luego lleg¨® el desencuentro. Fuentes se exili¨®, en 1994, gracias a la mediaci¨®n de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.?Las 665 p¨¢ginas que re¨²ne la editorial Stella Maris est¨¢n firmadas por Fuentes, noveladas, aunque el autor afirma que los hechos son reales. Castro, sin embargo, nunca la autoriz¨®.
Seg¨²n el libro, las primeras veces de Fidel Castro ocurrieron cuando ¨¦l ten¨ªa siete a?os y con una criada llamada Nereida. "Los roces y palpares eran conducidos de forma cada vez m¨¢s deliberada a un cl¨ªmax..."
Fuentes a¨²n reconoce su cari?o hacia la figura de Fidel Castro y reflexiona sobre el revolucionario desde la otra orilla del Caribe: la que moja las playas de Miami y a la que, antes que ¨¦l, tantos otros llegaron desencantados, cuando no perseguidos, por la dictadura cubana. ¡°Hay algo que me diferencia de ellos¡±, nos cuenta el autor, a prop¨®sito de la edici¨®n de La autobiograf¨ªa de Fidel Castro: ¡°Ellos se sienten da?ados, y cogen su historia y la convierten en acusaciones. Hay que sacar toda esa c¨¢scara para llegar a una verdad¡±. Fuentes se muestra templado a la hora de analizar el r¨¦gimen: ¡°Una revoluci¨®n debe juzgarse por el cumplimiento de sus promesas, y a¨²n es pronto para juzgar la Revoluci¨®n Cubana¡±.
Es la segunda vez que este texto ve la luz: la primera, en 2004, lo hizo en dos tomos y con m¨¢s de 2.500 p¨¢ginas. La versi¨®n reducida del libro no pierde cuenta de ninguna de las an¨¦cdotas que retorcer¨¢n a¨²n m¨¢s nuestra idea de una de las figuras m¨¢s relevantes del siglo XX. Tambi¨¦n, de quien Fuentes recuerda como un hombre ¡°con un alto sentido del humor, muy cubano, bronco, de los guerreros, de los hombres duros¡±. Extractamos del libro 17 episodios ¨ªntimos de la vida de Fidel Castro. Recuerden: no necesariamente tienen que ser verdad (o s¨ª).
1. Me gusta esa chica
Bastaba una se?al al jefe de la escolta para que este supiera que el comandante quer¨ªa acostarse con alguna de las mujeres con las que se hab¨ªa cruzado en su camino, como una diplom¨¢tica o una periodista. Entonces, el equipo de seguridad emprend¨ªa un ¡°peinado de informaci¨®n profundo¡± sobre la elegida. A veces, acondicionaba alguna de las casas del dirigente a las afueras de La Habana, ¡°habilitadas para el efecto¡±.
2. Su madre tem¨ªa que lo castrasen en la c¨¢rcel
Seg¨²n el libro, la ¨²nica, verdadera preocupaci¨®n de la madre de Castro cuando este fue capturado por Batista era que se hubieran respetado sus genitales. Fue lo primero por lo que le pregunt¨® al visitarle en la c¨¢rcel: ¡°No te habr¨¢n cortado los huevos, ?verdad?¡±. La idea de que el pol¨ªtico, despu¨¦s de atrapado, pudiera ser ¡°un eunuco¡± tambi¨¦n fue objeto de propaganda por parte de los batistianos, que propagaron el rumor para desmoralizar a los seguidores de Castro.
3. En colegio privado y religioso
Castro estudi¨® en Nuestra Se?ora de los Dolores, una escuela privada, tutelada por la Iglesia cat¨®lica y regida por religiosos espa?oles. Es m¨¢s, fue un empe?o personal suyo, que le vali¨® m¨¢s de una discusi¨®n con su familia. ¡°Mi padre estaba renuente a gastarse su dinero en el colegio de un muchacho tan d¨ªscolo y arrogante¡±, recuerda Castro, seg¨²n el libro de Fuentes.
4. Su primera experiencia sexual
Las primeras veces de Fidel Castro ocurrieron cuando ¨¦l ten¨ªa siete a?os y con una criada llamada Nereida. El dirigente no escatima en detalles (seg¨²n el libro) sobre los escarceos que viv¨ªan juntos, cuando ella fing¨ªa ir a trabajar con los animales y ¨¦l dec¨ªa salir al campo a jugar. ¡°Los roces y palpares eran conducidos de forma cada vez m¨¢s deliberada a un cl¨ªmax que aprend¨ª a emparentar con la palabra orgasmo. Tras semanas de esfuerzo, me extrajo las primeras gotas de un l¨ªquido entre graso y acuoso que yo descart¨¦ inmediatamente como orine¡±. Eso s¨ª, no hubo penetraci¨®n en estos primeros escarceos.
5. Fidel se ha muerto muchas veces
La idea de que Fidel Castro hubiera muerto en alg¨²n momento ha sobrevolado mil veces la Historia reciente, pero se escuch¨® por primera vez antes de la Revoluci¨®n Cubana, durante su exilio en M¨¦xico,? entre 1955 y 1956. El revolucionario ya era entonces l¨ªder de la oposici¨®n, y Batista pretend¨ªa desmoralizar as¨ª a sus partidarios.
6. La t¨¦cnica del puro con la que ganaba negociaciones
Los cigarros habanos fueron fundamentales en el gesto del revolucionario, que recurr¨ªa a ellos cuando prefer¨ªa seguir escuchando a dar la r¨¦plica a su conversador. Al dejar de fumar, lo sustituy¨® por un inhalador, que tambi¨¦n ¡°usaba para ganar tiempo¡± antes de dar una respuesta. Es una t¨¦cnica que copi¨® de Stalin, que pasaba el d¨ªa con una pipa apagada en la boca.
7. Matar es natural
En el libro, Castro no duda en hablar con ligereza, y tambi¨¦n con frivolidad, de las ocasiones en las que ha quitado la vida a otras personas: no solo como soldado, sino como verdugo, una vez proclamada la Revoluci¨®n. ¡°No importa la cantidad de gente que mates. Basta con uno. Cuando pasas de ese n¨²mero, el rostro de la v¨ªctima se pierde¡±, reflexiona el dictador, seg¨²n el libro novelado de Fuentes.
8. Un ni?o muy b¨¦lico
El primer recuerdo consciente del mandatario ocurri¨® a los cinco a?os, al ver a su padre tumbado, fumando debajo de un ¨¢rbol. ¡°El paisaje buc¨®lico y enteramente cubano que yo mismo voy a destruir treinta a?os despu¨¦s¡±, cuenta Fuentes que dijo Fidel.
9. La t¨¢ctica del rifle para seducir
Ya como presidente, Castro sol¨ªa celebrar el mismo ritual al recibir la visita de autoridades extranjeras: un paseo por la escuela 26 de Julio, antiguo cuartel Moncada, cuyas paredes est¨¢n repletas de esculturas de ¨¦l. El mandatario ¡°te tutea y te pasa el brazo por encima, y t¨² de pronto entiendes que est¨¢s ungido por la gloria¡±. Al final del recorrido, deja coger al invitado uno de sus rifles: ¡°Y yo ya s¨¦ que eres m¨ªo para siempre, cuando te veo balbucear alguna frase de cumplido¡±.
10. Luna de miel en casa del enemigo
El enemigo del imperio norteamericano pas¨® una luna de miel de tres meses en Miami y Nueva York, a los 22 a?os y antes de licenciarse. All¨ª se compr¨® un caro Lincoln Continental, con el que condujo de una ciudad a otra. Finalmente, tuvo que pedir dinero prestado para pagar los gastos de aduana con los que llevarlo de vuelta a Cuba.
11. Austeridad en el vestir
El dictador pas¨® el lustro que dura una licenciatura con un fondo de armario de tres trajes: el ¨²ltimo de ellos, comprado durante su estancia en los Estados Unidos. Como cuenta, los estudiantes de Derecho cubanos siempre acud¨ªan a la universidad vistiendo ¡°dos piezas, pantal¨®n y saco, de un mismo pa?o. Nada de mangas de camisa¡±.
12. Cartas de amor desde la c¨¢rcel
Fidel Castro aprovech¨® su paso por la c¨¢rcel, de algo menos de dos a?os, para leer a Victor Hugo: tambi¨¦n Los miserables, lectura a la que recurri¨® para escribir cartas de amor desde su celda. Tras no tener noticias de su esposa, empez¨® a dirigir sus ep¨ªstolas a otras de las mujeres de su vida.
13. Antes de cenar con mi mam¨¢, a lavarse las manos
En plena guerra de guerrillas contra el gobierno de Batista, Castro hizo un alto en el camino para celebrar la Nochebuena de 1958 con su madre. Lleg¨® a su casa, en la provincia de Holgu¨ªn, acompa?ado de unos cuatro coches. Solo algunos de los militares que viajaron con ¨¦l obtuvieron permiso para sentarse a la mesa, siempre despu¨¦s de lavarse cuidadosamente las manos.
14. El poder oculto del comandante
Fidel Castro dedica (seg¨²n la novela de Fuentes) unos cuantos p¨¢rrafos a hablar de su miembro, el cual, "en estado de combate", abarcar¨ªa 16 cent¨ªmetros. Tampoco olvida su longitud en estado de reposo: cerca de los 9 cent¨ªmetros. El dictador se jacta de que su "pinga victoriosa. La que apetec¨ªan todas las mujeres cubanas" est¨¢, para su consuelo, muy por encima de la media de su raza , y "no tan lejos de los compa?eros negros". Tambi¨¦n se siente satisfecho con su "coloraci¨®n", algo m¨¢s oscura que la del resto de su cuerpo.
15. Prohibido piropear a las mujeres
¡°La ¨²nica vez en toda mi carrera pol¨ªtica que yo me he echado para atr¨¢s¡±, recuerda el dirigente seg¨²n el libro, ¡°fue a prop¨®sito de los piropos¡±. Se refiere a una ocasi¨®n en la que un periodista le pregunt¨® si estaba bien que los hombres negros piropeasen a mujeres blancas. Tratando de reprocharle el racismo de la pregunta, Castro acab¨®, sin querer, criticando la pr¨¢ctica del piropo. Una crisis de rumores recorri¨® Cuba pensando que la Revoluci¨®n acabar¨ªa con el cortejo de a pie de calle.
16. Cuido mi barba con esmero
La frondosa barba por la que se recuerda al mandatario no es el resultado de la dejadez que esperar¨ªamos de un intelectual, sino lo contrario. Fidel Castro cultiva con paciencia un vello que, seg¨²n el autor, tarda mucho en dejarse ver: ¡°Soy m¨¢s bien lampi?¨®n, de barba rala y muy lenta de crecer y de que su presencia se advierta¡±.
17. Bicicletas para el pueblo
El revolucionario odiaba las bicicletas, ya que se rompi¨® la nariz, de ni?o, jugando con una. Sin embargo, en 1991, su ejecutivo compr¨® cerca de un mill¨®n de ellas a China y las reparti¨® en los lugares de trabajo, para crear el h¨¢bito. Ocurri¨® durante una crisis en la que la isla adoleci¨® de veh¨ªculos y combustible.
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