El mundo paradis¨ªaco de Tommy Hilfiger
El dise?ador de Nueva Jersey firm¨® una colecci¨®n inspirada en las vacaciones en islas desde Ibiza a Jamaica
"No hay reglas, as¨ª que acom¨®date y rel¨¢jate", rezaba la nota de prensa de Tommy Hilfiger. As¨ª fue. Con Bob Marley saliendo de los altavoces, el dise?ador de Nueva Jersey firm¨® una colecci¨®n inspirada en las vacaciones en islas paradis¨ªacas, de Ibiza a Jamaica. Sus propuestas no buscaban una vuelta de tuerca al concepto ni una sofisticaci¨®n de la est¨¦tica playera. Eran, ni m¨¢s mi menos, lo que rezaba la nota de prensa: gorros con el estampado de la bandera jamaicana, vestidos largos de flores y crochet, shorts holgados de rayas, el que es, junto a Ralph Lauren, el icono del estilo cl¨¢sico americano, apost¨® por una moda divertida sin dobles lecturas, por un espect¨¢culo en el que las modelos terminaron chapoteando en una piscina que hac¨ªa las veces de pasarela. En ocasiones, y sobre todo en casos como el de Hilfiger, basta con ce?irse a unas se?as de identidad que apuestan por la democracia de las prendas de uso diario. No hace falta m¨¢s. Eso s¨ª, el uso de materiales inesperados, como el cuero en los vestidos playeros, el terciopelo a modo de tejido vaquero o las sedas de las faldas, encajaba m¨¢s en una presentaci¨®n est¨¢tica donde la audiencia pudiera tocar con detenimiento las prensas, que en un desfile tradicional. Los que tuvimos la suerte de ver de cerca la colecci¨®n antes de que saliera a la pasarela, sabemos que ese es el punto fuerte de la misma.
Observar, y no tocar, es lo que define el trabajo de Thom Browne. Sus presentaciones caminan entre la performance y la obra de teatro; sus trajes, siempre exuberantes y en los l¨ªmites del fe¨ªsmo, cuentan historias con cada uno de los elementos. En esta ocasi¨®n, el relato de Browne narra las aventuras de las estudiantes japonesas. Uniformadas con trajes sastre desgarrados, decoradas con escenas de varias dinast¨ªas ancestrales, te?idas de colores tenebrosos, aludiendo, en definitiva, al lado oscuro de una vida repleta de costumbres regladas. La ropa, en Browne, siempre es la protagonista de un cuento, nunca un mero adorno. Y esta vez no fue una excepci¨®n.
Mucho menos trascendente fue, como se esperaba, la colecci¨®n de Jeremy Scott. Al fin y al cabo, es el gur¨² de la moda divertida, quien firma los estilismos de Miley Cyrus o Katy Perry. El tambi¨¦n director creativo de Moschino congreg¨® a m¨¢s de mil invitados para presentar lo nuevo de su marca hom¨®nima: una colecci¨®n que homenajeaba a la moda sesentera con vestidos trapecio y aplicaciones de pl¨¢stico pero lo hac¨ªa, como era de esperar, pasando dicho periodo por el filtro de iconos pop como la cinta Mars Attacks o el cine de John Waters. Una especie de encuentro entre La Barbarella de Paco Rabanne y un dibujo animado que, sin embargo, y atendiendo a cada pieza por separado, tiene una m¨¢s que buena salida comercial.
Los encuentros inesperados son tambi¨¦n la base del trabajo de Rodarte, aunque las hermanas Mulleavy no buscan divertir, sino tomarse la moda muy en serio. Como en otras ocasiones, el decorado de su desfile, firmado por Bureau Betak, una de las agencias creativas m¨¢s relevantes del mundo, remit¨ªa a ambientes tecnol¨®gicos y fr¨ªos. La colecci¨®n, sin embargo, evocaba lo contrario. Su propuesta mezcla lo mejor de la est¨¦tica ochentera, del l¨²rex a las chaquetas r¨ªgidas, con un aspecto noventero, remarcadamente grunge en la combinaci¨®n de estampados y accesorios. Puede llamar la atenci¨®n el hecho de que hayan decidido dise?ar abrigos de pieles en una colecci¨®n de verano pero, ahora que la industria se mueve a este ritmo vertiginoso, ?a alguien le importan los convencionalismos de las temporadas?
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