Un nuevo tiempo para Burkina
VER NOTA DE ACTUALIZACI?N del autor ante el Golpe de Estado de ayer mismo (debajo)
Manifestantes en Uagadug¨² en octubre del a?o pasado. / AFP
Hace apenas un a?o, Burkina Faso se deslizaba lenta pero inexorablemente por la pendiente de la inestabilidad y el conflicto interno. El r¨¦gimen encabezado desde hac¨ªa 27 a?os por el eterno Blaise Compaor¨¦ daba evidentes muestras de un agotamiento que se manifestaba en c¨ªclicas revueltas estudiantiles y un creciente malestar en el seno del Ej¨¦rcito. El esclerotizado partido gobernante ocupaba todos los resortes del poder y los delfines del l¨ªder hac¨ªan y deshac¨ªan a su antojo. En este contexto, el empe?o de Compaor¨¦ de reformar la Constituci¨®n para volver a presentarse a las elecciones acab¨® por llenar el vaso de la paciencia de decenas de miles de burkineses que, a finales de octubre del a?o pasado, protagonizaron un alzamiento popular que le descabalg¨® del sill¨®n presidencial y abri¨® un periodo de transici¨®n que desemboca ahora en las elecciones que se celebran el pr¨®ximo 11 de octubre, las m¨¢s abiertas y libres de su historia. Dos candidatos, el liberal Z¨¦phirin Diabr¨¦ y el ex presidente del Parlamento Roch Marc Christian Kabor¨¦, parten como favoritos aunque el tenaz opositor B¨¦n¨¦wend¨¦ Stanislas Sankara podr¨ªa estar llamado a jugar un papel decisivo. La campa?a comienza el d¨ªa 20.
El 28 de octubre del a?o pasado el pueblo de Burkina Faso se echaba a la calle en lo que era el principio del fin del r¨¦gimen que hab¨ªa gobernado este pa¨ªs durante 27 a?os. Durante cuatro d¨ªas, decenas de miles de manifestantes mostraron su enojo y se enfrentaron a las fuerzas del orden en una revuelta que alcanz¨® su cl¨ªmax con la ocupaci¨®n y quema parcial del Parlamento en el que se iba a votar la modificaci¨®n del art¨ªculo 37 de la Constituci¨®n para permitir a Compaor¨¦ volver a presentarse a las elecciones. La situaci¨®n se vuelve insostenible y el Ej¨¦rcito decide tomar el poder, forzando una precipitada huida del hasta entonces presidente hacia Costa de Marfil y abriendo un periodo de transici¨®n con el diplom¨¢tico Michael Kafando como presidente del pa¨ªs y el teniente coronel Yacouba Isaac Zida como primer ministro y titular de Defensa, una cohabitaci¨®n entre civiles y militares que ha regido los destinos de Burkina Faso durante el ¨²ltimo a?o.
El proceso ha estado lleno de dudas, retos y obst¨¢culos. Una de las grandes cuestiones ha sido qu¨¦ hacer con aquellos que permanecieron fieles a Compaor¨¦, ya oficialmente considerado un golpista que intent¨® forzar la Constituci¨®n para eternizarse en el poder. Aunque el otrora todopoderoso Congreso por la Democracia y el Progreso (CDP) no fue ilegalizado, muchos de los ex colaboradores del ex presidente sufrieron arrestos o persecuci¨®n y el candidato oficial de este partido, el renovador Eddie Kombo?go, ha sido finalmente excluido de la carrera presidencial por el Tribunal Constitucional. De igual manera, tras la interposici¨®n de varios recursos, fueron invalidadas las candidaturas de dos destacados ex ministros de Compaor¨¦, Djibril Bassol¨¦ y Yacouba Ou¨¦draogo, al considerarse que ambos apoyaron la reforma del art¨ªculo 37. La lista de presidenciables ha quedado reducida a 14, de los que tres est¨¢n llamados a jugar un papel protagonista.
El primero es sin duda Z¨¦phirin Diabr¨¦, de 56 a?os, uno de los grandes favoritos y uno de los candidatos con un curr¨ªculum m¨¢s s¨®lido. Doctor en Gesti¨®n Econ¨®mica por la Universidad de Burdeos, ha desarrollado una amplia carrera en el sector privado y aunque ha sido tambi¨¦n ministro del antiguo r¨¦gimen, ocupando las carteras de Industria, Comercio y Econom¨ªa en diferentes momentos, su vinculaci¨®n con Blaise Compaor¨¦ se rompe en 2009 cuando organiza en Uagadug¨² un foro por la alternancia. Un a?o despu¨¦s funda el partido Uni¨®n por el Progreso y el Cambio (UPC) y se sit¨²a al frente de la oposici¨®n. Considerado un liberal, firme defensor de las leyes del mercado y la inversi¨®n extranjera, la capacidad de movilizaci¨®n de los suyos fue uno de los factores que permiti¨® el alzamiento popular que derroc¨® a Compaor¨¦.
Z¨¦phirin Diabr¨¦, uno de los favoritos en las elecciones presidenciales. / AFP
El otro gran aspirante a ocupar el sill¨®n presidencial es Roch Marc Christian Kabor¨¦, de 58 a?os. Tambi¨¦n formado en Francia, particip¨® activamente en la revoluci¨®n sankarista de los a?os ochenta y luego ocup¨®, entre otros, los puestos de primer ministro y presidente del Parlamento durante la ¨¦poca de Compaor¨¦, adem¨¢s de presidente del partido en el poder durante una d¨¦cada. Sin embargo, su ruptura con el l¨ªder era s¨®lo cuesti¨®n de tiempo. En 2012 abandona la direcci¨®n del partido y en 2014 da un paso al frente: denuncia el inmovilismo del Gobierno y censura la intenci¨®n de Compaor¨¦ de volver a presentarse a las elecciones. Fundador del Movimiento del Pueblo por el Progreso (MPP), se le considera un pol¨ªtico pr¨®ximo a los ciudadanos que tuvo el coraje de romper con el r¨¦gimen cuando una amplia mayor¨ªa de los burkineses lo exig¨ªa.
Sin embargo, hay un tercer elemento en esta ecuaci¨®n: B¨¦n¨¦wend¨¦ Stanislas Sankara, de 56 a?os. Abogado de izquierdas, eterno opositor, se presenta a las elecciones al frente de Uni¨®n por el Renacimiento-Partido Sankarista, una coalici¨®n de nueve partidos que se consideran herederos de la revoluci¨®n liderada por Thomas Sankara en los a?os ochenta. Aunque ya lo ha intentado en dos ocasiones con escaso ¨¦xito, la desaparici¨®n del escenario de Compaor¨¦ podr¨ªa abrir la puerta a un resurgir pol¨ªtico de un sentimiento sankarista que siempre ha estado ah¨ª. Las encuestas le sit¨²an en tercer lugar tras Diabr¨¦ y Kabor¨¦, pero al ser las elecciones m¨¢s abiertas en la historia del pa¨ªs africano, este abogado de profundas convicciones socialistas podr¨ªa jugar un rol clave.
El resto de candidatos parecen condenados a interpretar papeles secundarios. Entre ellos al menos dos mujeres, la socialista Fran?oise To¨¦ y la mucho m¨¢s conocida Saran Ser¨¦m¨¦, presidenta del Partido para el Desarrollo y el Cambio (PDC), cuya vehemente participaci¨®n en la revuelta de octubre de 2014 al frente de una marcha de mujeres le hizo ganar muchas simpat¨ªas.
Burkina Faso, con algo m¨¢s de 18 millones de habitantes, es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo y ocupa la s¨¦ptima posici¨®n m¨¢s baja en ?ndice de Desarrollo Humano. Su econom¨ªa se basa en la agricultura, que representa el 30% de su Producto Interior Bruto y ocupa al 80% de la poblaci¨®n, y la ganader¨ªa. La producci¨®n minera, sobre todo de oro, ha experimentado un fuerte aumento, pero las condiciones de vida son paup¨¦rrimas. Miles de j¨®venes emigran cada a?o, sobre todo a pa¨ªses lim¨ªtrofes como Costa de Marfil, en busca de una vida mejor, lo que hace que exista una numerosa di¨¢spora. En este contexto de enorme pobreza, su historia tampoco ha sido f¨¢cil.
Maurice Yam¨¦ogo, primer presidente de Burkina Faso.
Tras alcanzar la independencia de Francia en 1960, la Rep¨²blica de Alto Volta, que as¨ª se llamaba entonces, es dirigida por la mano f¨¦rrea de Maurice Yam¨¦ogo, un dictador que promueve el culto a la personalidad y establece un sistema corrupto de partido ¨²nico. S¨®lo seis a?os m¨¢s tarde la contestaci¨®n social al r¨¦gimen era ensordecedora. El jefe de las Fuerzas Armadas, Aboubacar Sangoul¨¦ Lamizana lidera un golpe de estado que le a¨²pa al poder para protagonizar una nueva dictadura que dura 14 a?os. En 1980, misma historia. Las frecuentes huelgas que paralizan al pa¨ªs provocan una nueva asonada militar, encabezada por el coronel Saye Zerbo que se convierte en el tercer presidente de Alto Volta, una presidencia ef¨ªmera pues s¨®lo dos a?os despu¨¦s, en noviembre de 1982, es depuesto por el tambi¨¦n militar Jean-Baptiste Ou¨¦draogo.
La sucesi¨®n de golpes militares que vive el pa¨ªs contin¨²a solo un a?o m¨¢s tarde cuando en agosto de 1983 el capit¨¢n Thomas Sankara toma el poder. Sin embargo, el proyecto pol¨ªtico de este joven militar es radicalmente distinto, con un marcado contenido antiimperialista y de lucha contra la corrupci¨®n, por lo que es conocido como el Ch¨¦ Guevara africano. La revoluci¨®n sankarista rompe moldes por su defensa de la austeridad y de los derechos de los trabajadores y las clases m¨¢s populares, por lo que levanta numerosos temores en Occidente. En 1987 su mano derecha, amigo de confianza y compa?ero de armas, el capit¨¢n Blaise Compaor¨¦, protagoniza un alzamiento con ayuda de Francia y liquida una de las revoluciones m¨¢s ilusionantes que ha vivido ?frica. Sankara es asesinado y Compaor¨¦ se proclama presidente en medio de una fuerte contestaci¨®n social. El r¨¦gimen se abre al multipartidismo formal, pero en la pr¨¢ctica todo est¨¢ bajo el control del jefe de Estado y el partido creado por ¨¦l durante 27 largos a?os. Hasta que su empecinamiento por seguir ocupando el Palacio de Kosyam le conduce al abismo.
Thomas Sankara, el l¨ªder revolucionario de Burkina Faso entre 1983 y 1987.
A lo largo de esta historia convulsa, los burkineses han dado buena prueba de ser capaces de movilizarse en la defensa de sus derechos y en muchos de ellos pervive la esperanza de construir un modelo de convivencia mejor que les permita abandonar los ¨²ltimos puestos de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Cuando Sankara cambi¨® el nombre del pa¨ªs y lo rebautiz¨® como Burkina Faso, que significa el pa¨ªs de los hombres ¨ªntegros, cuando puso en marcha un proyecto pol¨ªtico de cambio profundo, encontr¨® el apoyo de buena parte de sus conciudadanos. El a?o pasado, los j¨®venes, muchos de ellos impulsados por el movimiento Balai Citoyen creado a imagen y semejanza del Y¡¯en a marre senegal¨¦s, fueron los protagonistas de la ca¨ªda de quien cre¨ªan intocable. Aunque a¨²n persiste la duda del papel del Ej¨¦rcito, en el que a¨²n quedan elementos marcados por su afinidad al antiguo r¨¦gimen, y existe temor a que se produzcan intentos de fraude (la semana pasada se detectaron 5.000 carn¨¦s electorales falsos en la capital), llega el momento de elegir, en unas elecciones clave, a quien debe liderar un nuevo tiempo para Burkina Faso.
Nota de actualizaci¨®n del autor ante el golpe de Estado de ayer mismo:
El proceso de transici¨®n y las elecciones previstas para el 11 de octubre en Burkina Faso de los que hablaba ayer se han visto bruscamente interrumpidos por un golpe de estado despu¨¦s de que un grupo de soldados de la Guardia Presidencial secuestraran ayer al mediod¨ªa al presidente y al primer ministro y los trasladaran a un campo militar de la capital. Como explicaba en el art¨ªculo, dentro de las Fuerzas Armadas perviven muchos elementos afines al antiguo r¨¦gimen, sobre todo en la Guardia Presidencial controlada por el general Diender¨¦. Anoche y a¨²n esta ma?ana se han escuchado disparos en la capital burkinesa y los sindicatos han llamado a la huelga general. La situaci¨®n es a¨²n confusa, pero esta acci¨®n militar es un salto al vac¨ªo que no cuenta con ning¨²n apoyo internacional. Las pr¨®ximas horas ser¨¢n decisivas.
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