Por qu¨¦ no funcionan las tres dietas m¨¢s buscadas
La dieta alcalina, la Perricone y la 5:2 son nuevas variaciones de 'dietas milagro' En la antigua Grecia, la "D¨ªaita¡± hac¨ªa referencia al estilo de vida. Ahora solo buscamos bajar de peso a cualquier precio
"?Qu¨¦ dieta funciona?", es una de las b¨²squedas m¨¢s comunes en Google. Pero "funcionar" y "dieta" son conceptos que no congenian, salvo para algunos charlatanes diet¨¦ticos que se inventan propuestas alimentarias, o se abrazar¨¢n a una ¡°dieta milagro¡± ya existente, para prometernos un ¨¦xito garantizado y sin esfuerzo. Sus promesas convencen a miles de personas por dos motivos: nuestros conocimientos relacionados con la nutrici¨®n son escasos, y adem¨¢s estamos poco dispuestos, en general, a cambiar nuestros h¨¢bitos.
Las ¡°dietas milagro¡±, como las denomina el Ministerio de Sanidad, suponen un riesgo para la salud. Lo peor es que algunos de estos legionarios de la dieta definitiva, por llamarlos de alguna manera, son nutricionistas titulados o incluso m¨¦dicos en bata blanca. Son los m¨¢s peligrosos. Uno de ellos se llama Pierre Dukan. Por fortuna, el Colegio de M¨¦dicos de su pa¨ªs lo expuls¨® en enero de 2014, lo que coincidi¨® con el declive de su prote¨ªnico imperio.
?Qu¨¦ hemos aprendido de esta lecci¨®n? Muy poco, a juzgar por lo que revela ¡°Google Trends¡± con relaci¨®n a las dietas m¨¢s buscadas en Internet. Hablaremos de ellas en unas l¨ªneas, pero antes, miremos a los ojos a los conceptos "funcionar" y "dieta".
Si entendemos por ¡°funcionar¡± conseguir que la b¨¢scula marque una cifra que alguien ha decidido arbitrariamente, para que la aguja se mantenga all¨ª in s?cula s?culorum, vamos mal encaminados. Si nos mencionan un peligroso constructo intelectual denominado ¡°peso ideal¡±, no solo nos est¨¢n timando, adem¨¢s est¨¢n poniendo en riesgo nuestra delicada autoestima. El objetivo de la p¨¦rdida de peso no deber¨ªa ser embellecer nuestra est¨¦tica, sino mejorar la salud.
El objetivo de la p¨¦rdida de peso no deber¨ªa ser embellecer nuestra est¨¦tica, sino mejorar la salud
?Y qu¨¦ decir del cada vez m¨¢s desvalorizado concepto ¡°dieta¡±? En la Grecia cl¨¢sica, tal y como revel¨® Montserrat Jufresa al periodista Antonio Ort¨ª en marzo de 2015, la ¡°D¨ªaita¡± (de la que deriva el vocablo ¡°dieta¡±), hac¨ªa referencia al estilo de vida, a la manera de vivir. La doctora Jufresa, catedr¨¢tica em¨¦rita de filolog¨ªa griega en la Universidad de Barcelona, a?adi¨® que los pitag¨®ricos aplicaban a esta palabra el equilibrio entre cuerpo, mente y esp¨ªritu. Comer saludablemente todos los d¨ªas, y no solo durante una temporada, realizar ejercicio f¨ªsico a diario, mantener una buena relaci¨®n con nuestros cong¨¦neres y respetar el medio ambiente, todo eso significaba seguir una buena dieta. Es m¨¢s, la belleza para ellos no era ni mucho menos el ¡°peso perfecto¡± sino que ten¨ªa un sentido ¨¦tico. Era impensable ser bello siendo una mala persona. ?Queda algo de este noble legado? Casi nada, porque la mayor parte de los habitantes de este mundo (incluyendo los griegos) entienden hoy como dieta un descabellado r¨¦gimen de alimentaci¨®n a seguir durante un tiempo, para volver m¨¢s tarde a nuestros (malos) h¨¢bitos anteriores.
Vayamos pues a las b¨²squedas m¨¢s habituales, seg¨²n Google Trends, de dietas "que funcionan". El oro se lo lleva la dieta alcalina, muy de moda en pacientes con c¨¢ncer, por m¨¢s que los onc¨®logos abjuren de ella con inmisericordes denuncias. La base cient¨ªfica de esta ¡°dieta¡± es tan s¨®lida como el papel de fumar light: en teor¨ªa debemos seguir una alimentaci¨®n que concuerde con el nivel de pH de la sangre. No voy a extenderme en las caracter¨ªsticas de esta propuesta que se supone que es sana porque es ¡°natural¡±. Basta con declarar que lo que comamos o bebamos (y eso incluye al vinagre o al zumo de lim¨®n) no alterar¨¢ el pH de la sangre ni una pizca, como refiri¨® en 2008 el Instituto Americano para la Investigaci¨®n del C¨¢ncer.
Cuando el apellido de una dieta es el de un m¨¦dico titulado, el peligro aumenta
La plata recae sobre la dieta Perricone, que toma su nombre de un adinerado dermat¨®logo americano. Como hemos apuntado antes, cuando el apellido de una dieta es el de un m¨¦dico titulado, el peligro aumenta: el m¨¦dico es una figura de incuestionable reputaci¨®n cuya casi m¨ªstica autoridad ejerce una atracci¨®n irresistible. Es un fen¨®meno psicosocial que merece un an¨¢lisis aparte. En todo caso, este dermat¨®logo de Connecticut alude desde su estrado al peso ideal, justo despu¨¦s de garantizarnos el ¨¦xito en poco tiempo (es una dieta de tan solo tres d¨ªas). Incluye, adem¨¢s, una lista de alimentos sanadores (b¨¢sicamente, el salm¨®n) y otra de alimentos prohibidos. Adem¨¢s, el se?or Perricone nos vende car¨ªsimos complementos alimenticios con los que alcanzar el nirvana nutricional. Sus insostenibles promesas son falsas, pero los riesgos de confiar en ellas son veraces.
Y el dudoso honor del bronce lo ostenta la dieta 5:2. Si la busca en Internet ver¨¢ que hay varios tipos de dieta 5:2. ?Cu¨¢l es la buena? Buena, lo que se dice buena, ninguna. Seguramente naci¨® inspirada en La dieta del ayuno intermitente, una propuesta que parte de una premisa tan simple como desatinada: la mitad del tiempo podremos comer lo que nos venga en gana, para purgar nuestros pecados en la otra mitad a base de ayunos y crudit¨¦s. Tanto esta dieta como su sucesora, la dieta 5:2, utilizan una jerga pseudocient¨ªfica que persigue convencernos de que no tenemos ni idea de nutrici¨®n para que as¨ª caigamos en las manos de sus promotores, que nos guiar¨¢n por el recto camino. Tal y como indic¨® en mayo de 2013 NHS Choices, el mayor portal de salud del Reino Unido, esta dieta ni es eficaz ni es segura. Lo m¨¢s sensato es ayunar de ella.
Si miramos de cerca las tres propuestas, podemos esbozar algunas caracter¨ªsticas comunes.
- Contienen afirmaciones que contradicen conocimientos cient¨ªficos bien establecidos.
- No aportan pruebas fiables de eficacia y seguridad en base a investigaciones rigurosas en humanos.
- Aluden a que sus propuestas son v¨¢lidas por el hecho de ser ¡°naturales¡±.
- Prometen resultados r¨¢pidos y sin esfuerzo.
- Detallan listados de alimentos permitidos y prohibidos.
- Es preciso consumir preparados que casualmente vende la persona que promueve el m¨¦todo.
- Se pueden administrar sin la revisi¨®n de profesionales sanitarios (¡°h¨¢galo usted mismo¡±).
Como ven, para detectarlas no hace falta poseer una aguda sutileza de percepci¨®n: son un insulto al intelecto. Recuerde: cuando algo suena demasiado bonito como para ser verdad, es que no lo es.
Lo que comamos o bebamos no alterar¨¢ el pH de la sangre ni una pizca
Es posible que piensen que no he respondido a la pregunta con la que arrancaba este escrito. No lo he hecho porque no tiene respuesta, y porque en muchas ocasiones reconocer lo que no conviene hacer (es lo que he intentado en estas l¨ªneas) es m¨¢s importante que saber qu¨¦ debemos hacer. Es algo perfectamente aplicable a la nutrici¨®n humana, como bien demuestra el llamado ¡°efecto yoy¨®¡±.
?Quiere usted perder peso? Pues no haga dieta. Acuda al m¨¦dico (un m¨¦dico de verdad, no un terapeuta alternativo), para que decida si es preciso que usted pierda peso y adem¨¢s revise su estado de salud. A continuaci¨®n, acuda a un dietista-nutricionista colegiado. Si es un buen profesional, no le ¡°pondr¨¢ a dieta¡±, sino que pactar¨¢ con usted para qu¨¦ y c¨®mo mejorar sus h¨¢bitos diet¨¦ticos, sin olvidar la importancia crucial del ejercicio f¨ªsico. Cambiar nuestro estilo de vida y no hacer dieta, sino ¡°D¨ªaita¡±, ah¨ª reside el milagro.
Julio Basulto es dietista y nutricionista. @JulioBasulto_DN
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.