Piedras que llov¨ªan del cielo
Hace un siglo, las ca¨ªdas de meteoritos generaban espanto y turbaci¨®n en las gentes as¨ª como expresivas cr¨®nicas en la prensa escrita local y nacional
No es costumbre de todos los d¨ªas ver caer una piedra del cielo, y menos acompa?ada de los fen¨®menos ac¨²sticos y luminosos correspondientes a estos sucesos. La ca¨ªda de meteoritos es un proceso ocasional, imprevisible tanto en la fecha como en el lugar. Sin embargo, a pesar de que se trata de un suceso que con frecuencia se convierte en motivo de exposici¨®n ¨C en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN) se encuentra la m¨¢s amplia colecci¨®n de meteoritos ca¨ªdos en Espa?a desde el siglo XVIII¨C, y de que tambi¨¦n se realizan importantes estudios acerca de su impacto social e hist¨®rico, no se suele dedicar mucho espacio a contar las reacciones sociales producidas por estas ca¨ªdas, gran parte de ellas ocurridas en ¨¦pocas en las que la poblaci¨®n de a pie pr¨¢cticamente no ten¨ªa ning¨²n conocimiento cient¨ªfico sobre la cuesti¨®n, y que por tanto suscitaron las situaciones m¨¢s pintorescas.
Los meteoritos son testimonios del pasado remoto del Sistema Solar. Llegan a la Tierra despu¨¦s de recorrer durante millones de a?os incontables kil¨®metros en sus ¨®rbitas c¨®smicas. La mayor¨ªa tienen su origen en choques entre asteroides, aunque otros son restos de part¨ªculas dejados por los cometas a su paso o incluso proceden de la Luna o Marte. Al entrar en la atm¨®sfera, debido al rozamiento y a la velocidad, se queman, y son visibles a unos cien kil¨®metros de altura (son las estrellas fugaces). Los m¨¢s peque?os se volatilizan (se llaman meteoros), los de mayor tama?o atraviesan la atm¨®sfera y caen a la superficie de nuestro planeta: son los meteoritos.
Desde el siglo X se registraron documentalmente en Espa?a m¨¢s de cuarenta ca¨ªdas de meteoritos. Las referencias a los fen¨®menos que se produjeron en las ca¨ªdas fueron recogidas de forma desigual en cada caso. Son llamativos algunos de finales del siglo XIX y principios del XX, por los curiosos relatos de los que queda constancia en la prensa local y nacional de la ¨¦poca. Uno de los impactos que tuvo m¨¢s eco social fue el sucedido en Madrid en 1896.
En un Bolet¨ªn de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza de 1987, el investigador del MNCN Carlos Mart¨ªn Escorza narraba c¨®mo el suceso se produjo sobre las 9.30 horas del d¨ªa 10 de febrero de 1896, ¡°hall¨¢ndose el cielo completamente despejado, y encalmado el aire¡±, seg¨²n describ¨ªa el peri¨®dico La Gaceta De Madrid del d¨ªa siguiente. La temperatura en Madrid era cercana a los cuatro grados y medio, y la poblaci¨®n advirti¨® lo que sucedi¨® porque se produjo un vivo rel¨¢mpago de luz blanca, azulada o rojiza, que ilumin¨® intensamente toda la ciudad. Se oyeron detonaciones, se vio una estela y cayeron varios fragmentos de un meteorito ¨Cde tipo condr¨ªtico¨C en diversos lugares (en el MNCN se conservan varios fragmentos). Su distribuci¨®n geogr¨¢fica fue amplia, cayeron frente al Hip¨®dromo (actuales Nuevos Ministerios), en la calle Serrano, en la Puerta de la Moncloa, en el Paseo de la Castellana, en el jard¨ªn del Colegio de las Ursulinas, cerca de la Fuente del Berro y en el Puente de Vallecas.
Son llamativas algunas ca¨ªdas de meteoritos de finales del siglo XIX y principios del XX, por los curiosos relatos de los que queda constancia en la prensa local y nacional de la ¨¦poca
El impacto produjo una gran confusi¨®n en los vecinos de la zona y transe¨²ntes, como refleja una cr¨®nica escrita por Matamoros el d¨ªa siguiente al suceso en el diario La ?poca: ¡°No teman mis lectores, si los tengo, que los hable m¨¢s o menos cient¨ªficamente del b¨®lido, de las capas atmosf¨¦ricas, de la substancia sideral y de todas esas cosas que, a la hora presente tienen sumidos en un mar de confusiones a los cocheros de punto, a las cigarreras, a las comadres de los barrios bajos y a todas esas gentes, en fin, que se pasaron el d¨ªa de ayer mirando el cielo (...) y abandonando (...) las cosas de la tierra..."
Tambi¨¦n en el peri¨®dico La Vanguardia, el d¨ªa 11 de febrero se narraban algunas an¨¦cdotas derivadas del acontecimiento, acaecidas en distintos edificios de Madrid, como la f¨¢brica de tabacos, donde ¡°[...] las operarias abandonaron el taller y salieron deprisa y tan atolondradamente, que al bajar la escalera, se hundi¨® ¨¦sta [...]¡±; las distintas escuelas de la ciudad, Universidad, institutos, escuelas superiores y escuelas de primera ense?anza, en las que ¡°[...] los alumnos comenzaron a dar gritos, de tal modo que cada uno de aquellos establecimientos estaba convertido en una Babel¡±; la iglesia parroquial de Vallecas, donde las monjas ¡°mandaron llamar a los curas, suplicando que cerraran las puertas, porque hab¨ªa estallado la revoluci¨®n¡¡±. Tal y como este peri¨®dico resaltaba en su cr¨®nica, ¡°como el fen¨®meno era en general desconocido del vulgo, la fantas¨ªa popular le daba explicaci¨®n rara y se hac¨ªan los m¨¢s extra?os comentarios¡±, entre ellos echar la culpa al Gobierno y a la mala sombra del General Mart¨ªnez Campos.
En la iglesia parroquial de Vallecas, las monjas ¡°mandaron llamar a los curas, suplicando que cerraran las puertas, porque hab¨ªa estallado la revoluci¨®n"
Otro caso destacado fue el ocurrido a?os m¨¢s tarde, el 19 de junio de 1924, en Olivenza (Badajoz), descrito por el ge¨®logo espa?ol Lucas Fern¨¢ndez Navarro en 1925 y plasmado por el propio Mart¨ªn Escorza en su texto de 1987. A las nueve horas se observ¨®, desde Talavera de la Reina hasta ?cija, una estela blanca dejada por un meteoro. La posterior ca¨ªda se produjo a unos seis metros de cuatro hermanos que recog¨ªan guisantes en un olivar, quienes no se percataron del fen¨®meno hasta que oyeron tres fuertes detonaciones, momento en el que alzaron las cabezas y vieron venir hacia ellos una masa enorme que ard¨ªa como una estrella, envuelta en humo blanco. Ven¨ªa directo hacia ellos, pero ya estando muy cercana hizo un extra?o giro, al que atribuyeron haber salvado la vida. El meteorito impact¨® y se parti¨® en varios fragmentos, produciendo un agujero de medio metro de di¨¢metro y casi igual de profundo. El total de la masa ca¨ªda pudo ser de 150 kg. El diario pacense El Correo de la Ma?ana del 20 de junio, d¨ªa posterior a la ca¨ªda, mencionaba c¨®mo ¡°el paso del peque?o b¨®lido fue la nota m¨¢s interesante y el comentario que m¨¢s apasion¨® al vecindario.¡±
La ca¨ªda del meteorito de Olivenza se produjo a unos seis metros de cuatro hermanos que recog¨ªan guisantes en un olivar
Hoy en d¨ªa sigue sin ser costumbre ver caer una piedra desde el cielo. Por eso, este tipo de incidentes siguen generando desasosiego y desconcierto en quien los vive, como evidencian multitud de testimonios de ca¨ªdas de meteoritos recientes. Ocurre que, ya sea porque la cultura general de la poblaci¨®n hoy en este ¨¢mbito es superior, o por lo llamativo que nos resulta el lenguaje y expresiones utilizadas en la prensa de entonces, estas cr¨®nicas de anta?o sorprenden y, sin duda, conservan un regusto especial.
Gara Mora Carrillo es Licenciada en Astrof¨ªsica y M¨¢ster en Comunicaci¨®n de la Ciencia. Actualmente, realiza trabajos de comunicaci¨®n y divulgaci¨®n cient¨ªfica para distintas instituciones, como el Observatorio Europeo Austral (ESO). Colabora con la Unidad de Comunicaci¨®n y Cultura Cient¨ªfica (UC3) del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC) en la gesti¨®n de sus redes sociales.
Cr¨®nicas de AstroMAN?A es un espacio coordinado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), donde se publican relatos con el Universo como inspiraci¨®n, desde an¨¦cdotas hist¨®ricas relacionadas con la astronom¨ªa hasta descubrimientos cient¨ªficos actuales. Un viaje literario por el espacio y el tiempo.
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