El mejor consejo nace de un silencio
Dec¨ªa Winston Churchill que ¡°se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho m¨¢s para sentarse y escuchar¡±. Y, curiosamente, estas palabras sal¨ªan de la boca de uno de los mejores oradores del S.XX. Un pol¨ªtico que gracias a su facilidad de palabra logr¨® mantener la esperanza y confianza de Reino Unido en los momentos m¨¢s delicados de la II Guerra Mundial, en ese instante en que parec¨ªa que Hitler iba a conseguir dominar toda Europa.
Para escuchar, que no o¨ªr, es necesario ser aliado del silencio, de ese silencio solidario y protector. Porque una escucha activa en silencio es realmente reparadora. Cuando alguien necesita de nuestra ayuda y nos cuenta sus preocupaciones tendemos a ofrecerle de forma apresurada consejos. No es que lo hagamos de mala fe, pero lo haremos mal si no guardamos ese respetuoso silencio activo. Porque cuando alguien nos considera digno o digna de contarnos algo importante, es b¨¢sico que le otorguemos la confianza del que escucha, del que presta inter¨¦s. El primer paso es el desahogo del interlocutor, luego nuestro an¨¢lisis. M¨¢s tarde vendr¨¢n las grandes claves en forma de palabras.
En este sentido, el prestigioso doctor en psicolog¨ªa social Edgar Schein afirma que ¡°interrumpir a los dem¨¢s es uno de los comportamientos de comunicaci¨®n m¨¢s comunes y destructivos¡±, y encuentra explicaci¨®n a esta pr¨¢ctica en que ¡°lo solemos hacer convencidos de que tenemos que decir algo m¨¢s importante que aquello que va a decir el que est¨¢ hablando¡±.
Fueron Gandhi, Luther King, Mandela o el propio Churchill l¨ªderes carism¨¢ticos precisamente por eso, por la importancia que le daban a escuchar a los dem¨¢s. A este tipo de personas, el m¨ªtico experto en liderazgo Robert Greenleaf los denomin¨® ¡®l¨ªderes serviciales¡¯ justamente porque se diferenciaban del resto en que primero escuchaban, despu¨¦s hablaban.
En el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n, donde habitualmente se valora mucho m¨¢s la facilidad de palabra antes que el an¨¢lisis, y donde las interrupciones en televisi¨®n o radio se han convertido en habituales, fue el m¨ªtico periodista Jes¨²s Quintero el que marc¨® una ¨¦poca con su manera tan peculiar de entrevistar. Jugaba y juega con los silencios como nadie¡ Algo que motivaba a sus entrevistados a contar cosas que a nadie hab¨ªan contado antes. Precisamente por la confianza que les otorga un periodista que prefiere escuchar a destacar con sus interrupciones. Precisamente por la confianza que les otorga el silencio.
La palabra es plata, el silencio es oro. Clama contra las injusticias, alza la voz cuando sea necesario, pero si quieres ganarte el respeto de los dem¨¢s y, sobre todo, su confianza, maneja el silencio como una virtud, como la mayor de las virtudes en el arte de conversar.
Keith Davis, profesor de College of Managment de la Universidad de Arizona enumer¨® las diez reglas de la buena escucha, normas que se han convertido ya en toda una pauta de seguimiento obligado:
- Deje de hablar. Usted no puede escuchar si est¨¢ hablando.
- Haga que el que habla se sienta c¨®modo. Ay¨²delo a sentirse que es libre de hablar.
- Demu¨¦strele que desea escucharlo. Parezca y act¨²e como si estuviera sinceramente interesado.
- Elimine y evite las distracciones. No se distraiga jugando con pedazos de papel, escribiendo, etc.
- Trate de ser emp¨¢tico con el otro. Intente ponerse en su lugar, comprender su punto de vista.
- Sea paciente. Ded¨ªquele el tiempo necesario, no interrumpa.
- Mantenga la calma y su buen humor. Una persona col¨¦rica toma el peor sentido de las palabras.
- Evite discusiones y cr¨ªticas, sea prudente con sus argumentos.
- Haga preguntas. Esto estimula al otro y muestra que usted est¨¢ escuch¨¢ndolo.
- Pare de hablar. Esto es lo primero y lo ¨²ltimo. Todas las otras reglas dependen de esto. Usted no puede escuchar si est¨¢ hablando.
- Deje de hablar. Usted no puede escuchar si est¨¢ hablando.
- Haga que el que habla se sienta c¨®modo. Ay¨²delo a sentirse que es libre de hablar.
- Demu¨¦strele que desea escucharlo. Parezca y act¨²e como si estuviera sinceramente interesado.
- Elimine y evite las distracciones. No se distraiga jugando con pedazos de papel, escribiendo, etc.
- Trate de ser emp¨¢tico con el otro. Intente ponerse en su lugar, comprender su punto de vista.
- Sea paciente. Ded¨ªquele el tiempo necesario, no interrumpa.
- Mantenga la calma y su buen humor. Una persona col¨¦rica toma el peor sentido de las palabras.
- Evite discusiones y cr¨ªticas, sea prudente con sus argumentos.
- Haga preguntas. Esto estimula al otro y muestra que usted est¨¢ escuch¨¢ndolo.
- Pare de hablar. Esto es lo primero y lo ¨²ltimo. Todas las otras reglas dependen de esto. Usted no puede escuchar si est¨¢ hablando.
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