De fracaso en fracaso
Banqueros, empresarios y l¨ªderes mundiales rechazan los planes de Mas
Es dif¨ªcil conseguir menos apoyos y m¨¢s descalificaciones de las que est¨¢ recibiendo la candidatura Junts pel S¨ª con la que Artur Mas se propone seguir como presidente de la Generalitat. Espa?a, al contrario de la idea que est¨¢n difundiendo los candidatos independentistas, es un pa¨ªs serio y considerado internacionalmente, y aunque ha perdido algo de su peso diplom¨¢tico en Europa y el mundo como consecuencia de la crisis y de la impericia de los ¨²ltimos gobiernos, sigue contando con la estima y el apoyo de los principales l¨ªderes mundiales y es uno de los socios m¨¢s fiables de la UE y de la OTAN.
Tal como reconoce el propio Artur Mas, el soberanismo ha querido desafiar al Estado en la cancha internacional, en una estrategia que pudiera parecer vencedora. Si no se produc¨ªa la internacionalizaci¨®n promovida por su Gobierno, significaba que a nadie le preocupaba que Catalu?a se separara de Espa?a y que la operaci¨®n se atisbaba f¨¢cil y posible. Si se produc¨ªa la reacci¨®n, como ahora ha sido el caso, esto significaba que la propuesta iba en serio. Mas habr¨¢ conseguido el efecto plebiscito que tanto buscaba pero tambi¨¦n ha demostrado que su fuerza efectiva y sobre todo su capacidad de tejer alianzas, dentro y fuera, est¨¢ cerca del cero absoluto. La campa?a organizada por el Gobierno catal¨¢n ha conseguido la pobr¨ªsima cosecha de unos escasos apoyos de subcomisiones parlamentarias a un abstracto derecho a decidir entre las que destaca las de un congresista estadounidense del Tea Party conocido por su apoyo a Putin en la invasi¨®n de Crimea.
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Ahora la reacci¨®n est¨¢ llegando desde dentro. Primero fue el C¨ªrculo de Econom¨ªa, la prestigiosa instituci¨®n de la sociedad civil catalana, que rechaz¨® la ruptura con la legalidad y la eventualidad de la independencia. Luego han sido el C¨ªrculo de Empresarios y la Asociaci¨®n de Banca Espa?ola, que han explicitado lo que todos sab¨ªan pero nadie osaba decir: que ya han empezado los anuncios de deslocalizaciones y se perciben los desincentivos a las inversiones, y que todo esto ir¨¢ a m¨¢s en caso de que se den pasos irreversibles hacia la secesi¨®n. En t¨¦rminos similares se ha expresado la patronal de las telecomunicaciones. A ellos se han a?adido un nutrido grupo de exministros de los grandes partidos de Gobierno, UCD, PP y PSOE, que adem¨¢s han pedido el reconocimiento de la singularidad de Catalu?a en la Constituci¨®n. La mayor parte de estas iniciativas en contra del proyecto secesionista van acompa?adas de propuestas de salida al conflicto, que llegan a incluir una consulta legal y acordada a los catalanes sobre sus relaciones con el resto de Espa?a.
El plan soberanista ha logrado una pobre cosecha. Su capacidad de tejer alianzas, dentro y fuera, est¨¢ cerca del cero absoluto
A estos reveses se suman los que han infligido las juntas electorales a la extra?a idea que tiene Artur Mas sobre la neutralidad de las instituciones, incluida la presidencia, durante las campa?as electorales. El presidente fij¨® para la Diada el primer d¨ªa de campa?a, con el evidente prop¨®sito ventajista de aprovechar la habitual cobertura excesiva y colosalista que TV3 y Catalunya R¨¤dio, los medios p¨²blicos catalanes, vienen prestando desde 2012 a todas las grandes manifestaciones soberanistas. No tuvo reparo en a?adir a esta descarada cobertura partidista una intervenci¨®n institucional en directo como presidente, con petici¨®n de voto incluida, desatendiendo las advertencias y recursos de los otros partidos.
Todo ello ha sido objeto de decisiones desfavorables de los organismos de arbitraje electoral, que han exigido un trato equivalente, ma?ana domingo, a los partidos que no estuvieron en la Meridiana, y han reconvenido al presidente para que no vuelva a instrumentalizar en campa?a su condici¨®n presidencial. Son muy lamentables e impropias de mentalidades liberales y democr¨¢ticas las reacciones coordinadas de las dos asociaciones convocantes de la Diada y patrocinadoras de la candidatura Junts pel S¨ª y de la direcci¨®n de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, que han descalificado a las juntas electorales, tachadas de espa?olas, y han denunciado su arbitraje como un atentado a la libertad de expresi¨®n y un estado de excepci¨®n informativo.
Al desconocimiento de Mas sobre las claves de la escena global se une su incomprensi¨®n de las reglas del Estado de derecho
Para culminar el disparate, la ANC y ?mnium Cultural han llamado a no sintonizar TV3 el domingo por la tarde, cuando la televisi¨®n p¨²blica se ver¨¢ obligada a transmitir en directo los actos de campa?a de los partidos desfavorecidos por la peculiar campa?a iniciada en la Diada por el presidente. En el escenario internacional y europeo Mas ha demostrado una ignorancia supina; pero ahora demuestra una inquietante incomprensi¨®n de las reglas del Estado de derecho y del contenido de las libertades individuales, incluida la de expresi¨®n, que en ning¨²n caso sirve para cubrir las arbitrariedades de unos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos rendidos al servicio de un partido y de una ambici¨®n personal.
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