Una juez de 82 a?os, el ¨²ltimo ¨ªdolo de la Red
Ruth Bader Ginsburg tiene un blog, v¨ªdeos en YouTube y una l¨ªnea de ropa deportiva
Su cuerpo menudo y encorvado, sus 82 a?os y un hilo de voz apenas audible le convierten en una de las personas con menos posibilidades de ser protagonista de fen¨®menos virales en las redes sociales o en ¨ªdolo de los estadounidenses m¨¢s j¨®venes. Pero eso es lo que ha conseguido Ruth Bader Ginsburg, una de las jueces m¨¢s veteranas del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Todo empez¨® con el blog de una estudiante de derecho, titulado, adem¨¢s, a partir de una canci¨®n de rap, "Notorious R.B.G.". Tambi¨¦n hay v¨ªdeos en YouTube basados en sus sentencias, equipaci¨®n deportiva y todo tipo de animaciones en su honor. El blog es ahora un libro y Ginsburg, que nunca tuvo una imagen de hero¨ªna, es ya un referente para varias generaciones de mujeres.
La fama de esta juez, considerada una de las l¨ªderes del movimiento por la igualdad de las mujeres en Estados Unidos, ha cobrado especial fuerza en los ¨²ltimos tres a?os. Ginsburg es una de las magistradas m¨¢s liberales de la corte y siempre ha destacado por dict¨¢menes en los que aplasta con firmeza cualquier argumento que impida el avance de la igualdad. Sus palabras han saltado desde las sentencias hasta los p¨®steres y vi?etas que inundan las redes sociales, defendiendo los derechos reproductivos de las mujeres ¡ª"todas deben tener acceso a la p¨ªldora anticonceptiva para controlar su propio destino"¡ª, el matrimonio homosexual ¡ªpidi¨® que no se crease "una segunda clase de ciudadanos como se ha hecho con las parejas gais"¡ª o de los derechos de las minor¨ªas raciales.
Inicios
Algunos de sus seguidores ni siquiera hab¨ªan nacido en 1959, cuando Ginsburg se gradu¨® en la Universidad de Columbia; otros muchos entraban en la adolescencia cuando ella lleg¨® al Supremo, nombrada por Bill Clinton, en 1993. Tres a?os despu¨¦s, la juez dict¨® una hist¨®rica sentencia a favor de la integraci¨®n de las mujeres en el Instituto Militar de Virginia. "Todas las mujeres de Estados Unidos estaban representadas en la corte ese d¨ªa", escribe Linda Hirshman en Sisters in Law, un libro que repasa la carrera de Ginsburg y de Sandra Day O¡¯Connor, la primera juez del Supremo. "Fueses abogada, ama de casa, defensora del aborto, soltera o casada, ese d¨ªa, estas dos mujeres cambiaron tu vida. Y tambi¨¦n cambiaron la de los hombres".
El camino de Ginsburg hasta el Supremo no fue f¨¢cil. Nacida en Brooklyn (Nueva York) en una familia de inmigrantes rusos, perdi¨® a su madre el d¨ªa en que se gradu¨® del instituto. Durante su etapa universitaria su marido enferm¨® de c¨¢ncer, pero acabaron juntos la carrera. Nada m¨¢s llegar a Harvard, a finales de los a?os cincuenta, el decano la acus¨® de haber "quitado el puesto a un hombre". Era una de las nueve mujeres en una clase de casi 600 estudiantes. Ginsburg le respondi¨® que estaba en Harvard porque "es importante para una mujer entender el trabajo de su marido" .
La joven abogada, acostumbrada a navegar un mundo de hombres, no pudo acceder a un cargo de asistente en el Supremo, en los a?os sesenta, por ser mujer. Tambi¨¦n ocultar¨ªa un embarazo para conseguir un empleo fijo como profesora de universidad. En los a?os setenta, cre¨® la divisi¨®n de mujeres en la Uni¨®n Americana de Libertades Civiles para desafiar las leyes discriminatorias. Ginsburg defendi¨® algunos de los casos m¨¢s importantes de la historia del Supremo, logrando que la corte prohibiera discriminar por motivos de sexo, adem¨¢s de la raza o la religi¨®n. "Puede que lo hiciera despacio, pero cada cambio que impuls¨® Ginsburg est¨¢ entrelazado en una rueda que ella sigue empujando hacia la igualdad", escribe Hirshman.
La juez Elena Kagan ha asegurado que "tiene perfecto sentido" que Ginsburg se convierta en un ¨ªdolo juvenil porque "m¨¢s que ninguna otra persona, es responsable de que las leyes de este pa¨ªs sirvan a las mujeres". Aunque no siempre ha ganado. En 2007, Ginsburg fue derrotada por la mayor¨ªa conservadora en uno de los casos m¨¢s importantes de su carrera como juez. El Supremo neg¨® que una mujer, Lilly Ledbetter, pudiera reclamar su derecho al mismo salario que sus compa?eros masculinos porque no lo denunci¨® hasta d¨¦cadas despu¨¦s. La juez escribi¨® en su sentencia que "la pelota estaba en el tejado del Congreso". Un a?o despu¨¦s Obama ganaba la presiencia, las dos C¨¢maras contaban con mayor¨ªa dem¨®crata y la ley Ledbetter que garantiza la igualdad salarial ser¨ªa la primera en llevar la firma del presidente. Obama, que ha admitido que tiene "un punto d¨¦bil" por la juez, le regal¨® una copia. La dedicatoria dice: "Gracias por ayudar a crear una sociedad m¨¢s justa e igualitaria".
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