?Hay alg¨²n modo de cumplir los nuevos objetivos de desarrollo?
El list¨®n est¨¢ muy alto y la legitimidad de los ODS se va a sostener casi exclusivamente en su capacidad para demostrar que se trata de un plan realizable
Cualquier observador no apasionado de las negociaciones que desembocaron ayer en la nueva agenda global del desarrollo llegar¨¢ a una conclusi¨®n similar: si el cumplimiento de los difuntos Objetivos del Milenio (ODM) ha quedado lastrado de forma grave por la falta de recursos econ¨®micos y voluntad pol¨ªtica, ?qu¨¦ nos hace pensar que una agenda mucho m¨¢s ambiciosa va a correr mejor suerte? Al fin y al cabo, el despliegue de los 17 monumentales objetivos y sus 169 metas se parece m¨¢s a una declaraci¨®n po¨¦tica de intenciones que a un compromiso firme por corregir los graves desequilibrios sociales y medioambientales del planeta.
Cuando la fanfarria ret¨®rica de esta semana haya pasado, la batalla se trasladar¨¢ a las decisiones pol¨ªticas y presupuestarias, un campo donde los l¨ªderes mundiales han demostrado menos habilidades. Por eso resulta fundamental comprender hasta d¨®nde hemos llegado y cu¨¢les son nuestras posibilidades para los pr¨®ximos a?os.
Precisamente con este objetivo, el prestigioso think-tank brit¨¢nico Overseas Development Institute hac¨ªa p¨²blico esta semana su informe Proyectando el progreso: Alcanzar los ODS en 2030. La novedosa aportaci¨®n de este trabajo es calcular lo lejos que podr¨ªa llegar la comunidad internacional en su prop¨®sito de garantizar objetivos tan poco discutibles como el derecho a la educaci¨®n y la salud, poner freno a la devastaci¨®n clim¨¢tica o acabar con el hambre en el mundo. Para ello eligen una meta relevante de cada uno de los objetivos y calibran sus posibilidades de salir adelante si el esfuerzo econ¨®mico y pol¨ªtico se mantuviese en los niveles que est¨¢ ahora (una posibilidad que no debemos descartar).
Los resultados de su an¨¢lisis deber¨ªan ser distribuidos en los c¨®cteles neoyorquinos de esta semana. De acuerdo con los autores del informe, la calificaci¨®n de las 17 metas elegidas cae en una de estas tres categor¨ªas: las que requieren una reforma que garantice su cumplimiento en 2030; las que precisan una verdadera revoluci¨®n para ser alcanzadas; y aquellas en las que, sencillamente, el ¨²nico modo de albergar esperanzas es haciendo lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora (marcha atr¨¢s).
Tres metas caen la primera categor¨ªa, nueve en la segunda y cinco en la tercera (ver gr¨¢fico adjunto). No descorchemos el champ¨¢n por ahora.
Las noticias m¨¢s optimistas proceden de algunos de los objetivos cl¨¢sicos de la vieja agenda de los ODM. Si las cosas contin¨²an como hasta ahora, nuestra generaci¨®n podr¨¢ conocer el fin de la pobreza extrema, los pa¨ªses menos adelantados intensificar¨¢n su crecimiento econ¨®mico y el planeta lograr¨¢ poner freno a la deforestaci¨®n. Se trata de logros hist¨®ricos que pueden desplomar la proporci¨®n de quienes viven con menos de 1,25 d¨®lares al d¨ªa al 3% de la poblaci¨®n mundial, lograr niveles de crecimiento econ¨®mico cercanos al 7% en los pa¨ªses m¨¢s pobres de ?frica y Asia, o garantizar el comienzo de la repoblaci¨®n forestal a partir de 2020.
A menos que la comunidad internacional redoble los esfuerzos el ?frica subsahariana seguir¨¢ concentrando niveles intolerables de miseria
Pero ah¨ª terminan las buenas noticias. En el caso de las otras 14 metas elegidas, el progreso actual ser¨ªa insuficiente o altamente preocupante. Aunque la reducci¨®n de las tasas de mortalidad materna podr¨ªan a caer a 150 mujeres por cada 100.000 nacimientos vivos, estos n¨²meros son todav¨ªa m¨¢s del doble del objetivo establecido por los ODS. La mortalidad materna constituye un lastre medieval del desarrollo con tiene efectos devastadores en las familias y las comunidades. Algo similar se puede decir de las muertes violentas, una plaga que determina el bienestar de millones y que se concentra en la poblaci¨®n urbana, que agrupar¨¢ a dos de cada tres habitantes del planeta en 2050.
En la categor¨ªa m¨¢s alarmante (recuerden, vamos marcha atr¨¢s) destacan algunos objetivos medioambientales cr¨ªticos, como la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Utilizando la informaci¨®n que se presentar¨¢ en la Cumbre de Par¨ªs dentro de pocas semanas, el informe destaca que los niveles de emisiones en los pa¨ªses m¨¢s pobres y m¨¢s ricos se mantienen estables, mientras que en los emergentes BRICS podr¨ªan incrementarse hasta un 50%. Junto con la acumulaci¨®n de residuos s¨®lidos (que podr¨ªa doblarse en 2025 hasta alcanzar los 6,1 millones de toneladas diarias) y la protecci¨®n de los entornos marinos (un 90% de los arrecifes amenazados en 2030), el bloque de metas las m¨¢s directamente ligadas a la sostenibilidad ambiental hace aguas por todas partes.
Varios de los objetivos que presentan niveles m¨¢s preocupantes de progreso tienen la desigualdad como denominador com¨²n. A pesar de que la reducci¨®n de las brechas de ingreso y derechos constituye uno de los hilos conductores de los ODS, el informe del Overseas Development Institute se muestra poco optimista con respecto a su eficacia. Un ejemplo: si las cosas contin¨²an como est¨¢n, el ilusionante crecimiento esperado de los pa¨ªses m¨¢s pobres no se va a traducir necesariamente en sistemas fiscales m¨¢s redistributivos. El nivel actual de ingresos tributarios (entre el 20% y el 24% del PIB en los pa¨ªses de ingreso bajo y medio-bajo) est¨¢ muy lejos de garantizar que, en el futuro, el bienestar de sus ciudadanos dependa menos de la ayuda internacional.
La desproporci¨®n se manifiesta tambi¨¦n en la previsible progresi¨®n geogr¨¢fica de los diferentes indicadores. Mientras Asia contin¨²a recorriendo a buen ritmo el camino de las tres ¨²ltimas d¨¦cadas y se espera que Am¨¦rica Latina reduzca de manera constante la brecha entre ricos y pobres, ?frica subsahariana se queda atr¨¢s. A menos que la comunidad internacional y sus propios gobiernos redoblen los esfuerzos realizados hasta ahora, este subcontinente seguir¨¢ concentrando niveles intolerables de mortalidad materno-infantil, pobreza extrema o acceso a la educaci¨®n secundaria.
El list¨®n est¨¢ muy alto y la legitimidad de los ODS se va a sostener casi exclusivamente en su capacidad para demostrar que se trata de un plan realizable. Como se?alan los autores del ODI, ¡°los ODS ponen a la humanidad m¨¢s cerca que nunca de una agenda com¨²n para un futuro realmente inclusivo en el que nadie quede atr¨¢s¡±. Ser¨ªa una verdadera l¨¢stima desaprovecharlos.
Gonzalo Fanjul es Director de An¨¢lisis de ISGlobal.
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