Viggo no quiere ser una estrella
Viggo Mortensen se siente afortunado. Aclamado por cr¨ªtica y p¨²blico como un gran actor, apuesta por el cine independiente frente a los grandes estudios En Madrid, donde vive desde hace unos a?os, habla de la vigencia de Albert Camus, de su pasi¨®n por el club de f¨²tbol San Lorenzo y de los paparazis
Viggo Mortensen (Nueva York, 1958) no pasa desapercibido. Habla bajo, como en susurros. De entrada parece serio, hasta un poco antip¨¢tico, aunque solo se trate de un mecanismo de defensa ante las miradas ajenas. A sus 57 a?os, luce un f¨ªsico impecable que realza una camisa de manga corta de cuadros y un vaquero. Su presencia en una terraza del centro de Madrid en plena can¨ªcula de julio genera miradas de soslayo, codazos al vecino y movimientos descarados de los m¨¢s lanzados tratando de observarlo de cerca. El actor promocionaba su nuevo trabajo cinematogr¨¢fico, Lejos de los hombres, una adaptaci¨®n de El invitado, un relato de Albert Camus, que se estrena el 2 de octubre dirigida por el cineasta David ?Oelhoffen. En privado, fuera de las miradas de los curiosos, el actor prepara su mate (lleva todo lo necesario en una bolsa de pl¨¢stico), enciende un cigarrillo y se torna enseguida como un tipo cercano y con un discurso solvente, m¨¢s preocupado por la vigencia de Camus o la deriva totalitaria de Venezuela que por las tonter¨ªas que acompa?an a la far¨¢ndula hollywoodiense. Pintor, fot¨®grafo y editor, vive volcado en sus actividades culturales, a las que se a?ade su pasi¨®n por el San Lorenzo de Almagro, el club de f¨²tbol bonaerense al que sigue por el mundo.
Con Lejos de los hombres, Mortensen da un paso m¨¢s en su carrera por el cine independiente. Antes rod¨® Jauja, y luego, Las dos caras, pel¨ªculas que triunfaron en los festivales sin llegar a romper la taquilla. ¡°Pura casualidad, aunque reconozco que hay m¨¢s posibilidades de encontrar un buen guion en pel¨ªculas peque?as. Los grandes estudios suelen arriesgar menos, sobre todo, si hay mucho dinero de por medio¡±, asegura apostado en la barra. A estas alturas de su carrera, Mortensen se ha ganado a pulso el respeto de la cr¨ªtica y de un p¨²blico mayoritario que lo descubri¨® como Aragorn, el capit¨¢n de los montaraces en la trilog¨ªa de El se?or de los anillos; luego llegar¨ªan sus deslumbrantes interpretaciones en Una historia de violencia y Promesas del Este de la mano del director canadiense David Cronenberg, quien supo ver en ¨¦l a un actor de infinitos registros, incluida una tercera colaboraci¨®n como Sigmund Freud en Un m¨¦todo peligroso, un personaje en el que al principio no se ve¨ªa. ¡°Cronenberg cambia tanto de registro que a veces encuentra problemas de financiaci¨®n por puro miedo, pero deber¨ªan promocionarlo para que rodara al menos una pel¨ªcula al a?o, como Woody Allen. Nunca pierde dinero¡±.
En su carrera no figuran demasiadas comedias. De hecho, en las audiciones en sus inicios, siempre le ve¨ªan ¡°como al vecino, el chico bueno¡± de ojos claros, pero se rebel¨® contra esa imagen. ¡°Me parec¨ªa que, en general, en los guiones, los malos o esos personajes un poco siniestros estaban mejor escritos y eran m¨¢s interesantes de interpretar, pero no me ve¨ªan as¨ª, hasta que hice uno bien; fue un desaf¨ªo para m¨ª mismo y los productores¡±.
A este int¨¦rprete le gustan los directores con capacidad de hablar, profesionales que no se sienten amenazados por las preguntas de los actores. ?l pregunta e interviene mucho tratando de aportar ideas en los rodajes. ¡°Ellos son los capitanes del barco, pero el cine es un trabajo colectivo. David Oelhoffen es igual que D¨ªaz Yanes [quien le dirigi¨® en Alatriste en 2006] o Cronenberg, son inteligentes, saben expresarse muy bien, escriben, conocen la literatura y la historia, no se sienten obligados a mostrar que mandan, te dan energ¨ªa y confianza, respetan tu b¨²squeda en relaci¨®n con el personaje¡±.
Camus sol¨ªa decir que hay que elegir, pero sin moverse por ideolog¨ªas¡±
En Lejos de los hombres asumi¨® tambi¨¦n el reto de coproducirla. La pel¨ªcula se ve como un western en el que, en la Argelia de mediados de los cincuenta, en los inicios de la guerra de la independencia, dos personajes (Daru, un maestro franc¨¦s, y Mohamed, un joven argelino acusado de homicidio al que debe conducir hasta un cuartel policial) se enfrentan solos a la adversidad, amenazados por los dos bandos, los colonos franceses y la familia local con sus tradiciones ancestrales de sangre. Durante el recorrido por el ¨¢rido pedregal del Atlas argelino, ambos acabar¨¢n por mostrar sus principios ¨¦ticos y por reconocer sus afinidades personales a pesar de pertenecer a diferentes culturas. Daru, el profesor de origen espa?ol que interpreta Mortensen, ejerce una influencia civilizadora como portavoz de un universo con unos valores muy concretos de respeto y libertad. ¡°Yo les ense?o a leer¡±, le espeta a un rebelde que lo acusa de colaboracionista. ?Se puede huir de la violencia? ¡°Interpreto a un cl¨¢sico, un tipo que no quiere saber nada de la civilizaci¨®n y que acaba metido en un l¨ªo. Mi personaje quiere hacer el bien, aportar algo a la sociedad pero sin combatir, algo que tenga pureza. Busca la vida, pero se da cuenta de que de alguna manera tambi¨¦n huye, porque vivir no es solo la b¨²squeda de la felicidad o de la paz. Hay cosas que tarde o temprano te llegan, como la enfermedad y la muerte o las guerras y los conflictos¡±, a?ade con marcado acento argentino. Del papel le atrajo la amistad, tan complicada como inesperada, entre los dos hombres. ¡°Me interesa la ra¨ªz sobre la guerra misma y sus consecuencias, pero no se trata de un filme ideol¨®gico o pol¨ªtico, sino de un viaje hacia el entendimiento. No es activista, no toma bando, y creo que de esa manera puede ense?arnos algo sobre la sociedad actual, una lecci¨®n que vale tanto para Europa como para Estados Unidos, los pa¨ªses ¨¢rabes o Israel, donde existen enormes conflictos y tensiones raciales o culturales. Lejos de los hombres ya se ha visto en todos esos pa¨ªses y lo considero un ¨¦xito. Ha traspasado fronteras como le hubiese gustado a Camus¡±.
Antes del rodaje conoc¨ªa bien a Camus, pero no hab¨ªa le¨ªdo sus trabajos period¨ªsticos de los a?os treinta, escritos antes de la II Guerra Mundial, cuando viv¨ªa en Argelia. ¡°Le¨ª eso y sus cartas con otros autores. Fue muy interesante saber m¨¢s e imaginar qu¨¦ hac¨ªa o c¨®mo pensaba, buscar su lado humanista, frente al personaje terco y aislado que protagoniza el relato¡±. De Camus le atrae especialmente su independencia frente a las inculcaciones pol¨ªticas, una posici¨®n que cobra vida en un mundo que se mueve cada vez m¨¢s por trincheras. ¡°Sol¨ªa decir que hay que elegir constantemente, pero sin moverse por ideolog¨ªas. No tem¨ªa hacerse amigo de sus enemigos para llegar al fondo de las cosas. Todav¨ªa pervive una minor¨ªa de la izquierda francesa que no lo perdona por haber criticado a Stalin. Los seguidores de Sartre o Simone de Beauvoir, dos intelectuales brillantes, lo castigaron muy injustamente por la pol¨ªtica y creo que por celos. Era popular, viv¨ªa su vida sin pedir permiso para opinar y cambiar de ideas. En un momento dado dijo: ¡®Soy comunista, pero no puedo aceptar determinadas cosas¡¯. Hubiera dicho lo mismo de Cuba de haberle dado tiempo y hoy de Venezuela. No recuerdo la frase textual, pero dec¨ªa algo as¨ª como que la democracia no puede basarse en las ventajas del totalitarismo. Se atrevi¨® a decirlo y no se lo perdonaron. No vale recurrir a la historia para justificar lo que sucede en cada momento, como cuando en 2006 o 2007 Ch¨¢vez empez¨® a cerrar cadenas de televisi¨®n, ah¨ª ya la cag¨®, por mucha raz¨®n que tuviera contra el imperialismo americano. Cuando empiezas con la censura pierdes la raz¨®n, igual que Fidel Castro¡±.
Comprometido con el mundo en el que vive, le preocupa la ¡°calcificaci¨®n ideol¨®gica que desprende el actual discurso pol¨ªtico. A pesar de tener tantas oportunidades de aprender y comunicarse mejor a trav¨¦s del mundo digital, veo una dureza de puntos de vista sin verdadero discurso. Vivimos en el momento de mayor informaci¨®n de la historia, pero seguimos sin conocer la verdad de las cosas. Tanto los periodistas como la gente con sus ordenadores van a lo f¨¢cil, buscan puntos de vista con los que retroalimentarse¡±. Para combatir esas dosis de sectarismo, procura leer de todo. ¡°Acabo de volver de Estados Unidos y el 99% de lo que se escucha en la radio, si recorres el pa¨ªs en auto, son argumentos de esa derecha absurda que niega que exista el problema clim¨¢tico o que haya un conflicto racial. Todav¨ªa dicen que Obama no es americano. Escucho y leo y busco lo que necesito, pero tambi¨¦n tomo peque?as dosis de eso que no me gusta para enterarme¡±. ?Escucha sin prejuicios? ¡°Los tengo, pero suelo dejar hablar a los dem¨¢s, hay que tener cuidado con eso, como lo que pas¨® en Espa?a con las ¨²ltimas elecciones (las municipales): fue algo positivo, pero cuando se dice ¡®ha hablado el pueblo por fin¡¡¯, porque en 2011 tambi¨¦n habl¨® el pueblo, a lo mejor no les gust¨®. En Estados Unidos habl¨® el pueblo cuando eligieron a Obama, pero tambi¨¦n cuando votaron a Bush¡±.
Mezcla ex¨®tica de dan¨¦s, norteamericano y argentino, Mortensen, que ha residido en los tres pa¨ªses adem¨¢s de en Venezuela, conoce bien lo que ocurre en Espa?a, porque vive en el centro de Madrid desde hace a?os y aqu¨ª organiza su vida profesional. ¡°No me enrollo aqu¨ª m¨¢s que en Dinamarca o en Estados Unidos, que son pa¨ªses en los que he vivido. Me llevo bien con la gente con la que ruedo, pero no soy muy de la vida de la fiesta, no participo en la far¨¢ndula. Conozco a gente, voy a verlos, salgo al teatro o me encuentro con gente en la calle¡±. Ha sufrido en primera persona el acoso de los paparazis, primero con los americanos, convertido en Aragorn, pero acab¨® por cansarlos sin necesidad de recurrir a la espada. Lo mismo que ahora con los espa?oles, ¨¢vidos de conseguir im¨¢genes suyas junto a la actriz Ariadna Gil, con la que mantiene una relaci¨®n que comenz¨® durante el rodaje de Alatriste y que posee todos los tintes de una gran historia de amor. ¡°No les doy mucho alimento, ya no encuentran muy interesante lo que hago, que si compro el pan o salgo del veterinario. Son fotos aburridas, no me pillaban nada de mi vida privada. Es molesto que se entrometan en tu vida, pero si es obvio que no te importa tanto o no haces una performance para ellos, despu¨¦s te dejan en paz, acaban cans¨¢ndose¡±, a?ade. Pese a vivir alejado por miles de kil¨®metros de su hijo, Henry, fruto de su relaci¨®n con la cantante Exene Cervenka, l¨ªder del grupo punk X, mantiene con ¨¦l una relaci¨®n constante. El d¨ªa de la entrevista acababa de regresar de EE UU, una estancia que aprovech¨® para ver el documental que ha rodado su hijo sobre Skating Polly, una banda punk de Oklahoma (¡°son dos hermanas de padres distintos que hicieron su primer disco cuando ten¨ªan 10 y 14 a?os¡±), y en unos d¨ªas ten¨ªa previsto volver a cruzar el Atl¨¢ntico.
Fot¨®grafo, pintor, poeta y editor, Mortensen no parece un tipo que busque acomodarse. Le gustan los caballos, viajar y tomar fotos de los sitios por donde pasa. Parte de esas instant¨¢neas, captadas en diferentes lugares del mundo por alguien que adora la carretera, han sido publicadas en Perceval, la editorial con sede en Santa M¨®nica que dirige con mano f¨¦rrea y en la que se ofrecen tambi¨¦n libros sobre el cambio clim¨¢tico, la econom¨ªa o la m¨²sica del momento. Como pintor busca la abstracci¨®n y como fot¨®grafo la mirada se posa en retratos y detalles humanos, pero se centra en la naturaleza y los paisajes solitarios con un destello de luz, a los que acompa?a de peque?os textos o poemas, como ¡®Un beso de esos¡¯, publicado en Skovbo: ¡°Vol¨¦ de noche / y me asust¨® no hallarte / extra?o tu luz / tu aire que salva y cura / tengo barba / te aviso / me llena saber de vos / y quiero que lo sepas / respiro con vos / guardo las caricias que me diste / y te las voy a devolver¡±.
Nunca quiso ser un superh¨¦roe. Prefiere ser un tipo normal. ¡°Las estrellas son cosas del mercado que vende actores y pel¨ªculas y productos. No lo reh¨²yo, pero me parece aburrido. Hay actores y actrices que tienen much¨ªsimo talento, verdaderos artistas, pero en el momento en que abro una revista o enciendo la tele y los veo vendiendo relojes o caf¨¦ o perfumes, me distrae del trabajo que hacen como artistas¡±.
Mortensen se siente muy pr¨®ximo al cine de autores argentinos como el guionista Fabi¨¢n Casas y el director Lisandro Alonso y la vanguardia de ese pa¨ªs. ¡°Argentina es el pa¨ªs de mi crianza, lo es en el caso de la literatura o la m¨²sica; adem¨¢s, el cine cuenta con un recorrido interesante, una posici¨®n hist¨®rica de alto nivel, tanto en t¨¦cnicos como en actores, aunque tambi¨¦n all¨ª, como en otros sitios, la gran mayor¨ªa de los guiones o de las pel¨ªculas que se hacen son mediocres. En mi caso quer¨ªa hacer algo y he tenido la suerte de hacer dos (Jauja y Todos tenemos un plan)¡±. Con Fabi¨¢n Casas comparte un blog, Sobrevueloscuervos, en el que los dos mantienen charlas sinceras sin censura. Naci¨® fruto de la pasi¨®n de ambos por el club de f¨²tbol San Lorenzo de Almagro y fue creciendo como las charlas con los amigos de verdad, esas en las que uno se va por las ramas y empieza hablando del dentista, el trabajo post morten en la casa de su madre (¡°el detritus de una vida apagada¡±) y la respuesta desesperada de Casas agobiado por el trabajo que dan los ni?os peque?os: ¡°Entiendo que Sylvia Plath metiera la cabeza en el horno¡±. Sorprende tanta intimidad, expuesta a todo el que quiera pinchar un enlace, en alguien tan reservado y contenido. ¡°Siempre habl¨¢bamos as¨ª, en un bar, en el auto. Empezamos por el equipo que nos gusta, San Lorenzo; luego una noticia o lo que fuera, hasta que un d¨ªa nos preguntamos por qu¨¦ no escribimos esto, conversaciones sinceras, sin censura. Funciona como un desahogo para los dos y una forma de recordar¡±. Para ellos el f¨²tbol representa el drama del juego: ¡°?Qu¨¦ pasa si uno pierde? ?Sabemos perder los hinchas y los jugadores? Camus habl¨® de Espa?a en esos t¨¦rminos, dijo que no ir¨ªa a Espa?a hasta que se fuera Franco. Su generaci¨®n, hablando de la Guerra Civil, aprendi¨® que no siempre gana el que tiene raz¨®n y que el coraje no siempre tiene recompensa¡±.
La democracia no puede basarse en las ventajas del totalitarismo¡±
Hace suya la frase ¡°San Lorenzo es un sentimiento inexplicable¡±. ¡°No es f¨¢cil explicar lo que nos une. No soy partidario de banderas, fronteras y pasaportes, ni de lealtad absoluta, inflexible, pero reconozco que en el caso del San Lorenzo hay algo particular que comparto con Fabi¨¢n. Hay cosas que no se explican, est¨¢n los colores, la historia, las estad¨ªsticas del equipo, los jugadores, los nombres, las fechas de los partidos¡, pero lo que compartimos va m¨¢s all¨¢. Hay algo particular que tiene el San Lorenzo que me vincula a Fabi¨¢n y los hinchas¡±.
?C¨®mo le ha condicionado la belleza? ¡°No lo s¨¦, no lo pienso mucho, te ayuda a conseguir trabajo o no. La percepci¨®n del f¨ªsico depende de muchas cosas, la fuerza del mercado, la personalidad y, sobre todo, el ¨¦xito que hayan tenido en taquilla tus pel¨ªculas¡±.
Viggo Mortensen ni puede ni quiere quejarse. Tanto en Espa?a como en Francia o Estados Unidos, ha trabajado con directores de mucho prestigio: ¡°He tenido mucha suerte. Si Lejos de los hombres fuera mi ¨²ltima pel¨ªcu?la, estar¨ªa satisfecho. Solo aprendes cuando aceptas desaf¨ªos, cuando interpretas personajes que ofrecen retos¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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