Pensar la ciudad como un pueblo

Cierre los ojos. Imagine el lugar en el que vive ahora dentro de 40 a?os. ?Qu¨¦ ve? "Autopistas a varias alturas". "Rascacielos gigantes". "Puentes que conectan bloques". "Pantallas por todas partes". "Atascos eternos". Las respuestas entroncan con el reciente crecimiento desmesurado, los problemas actuales y la perspectiva cinematogr¨¢fica del futuro de las metr¨®polis. A miles de kil¨®metros de los deseos y las previsiones de urbanistas, arquitectos y expertos en desarrollo y planificaci¨®n. A miles de kil¨®metros de lo que deber¨ªa ser concebido como un hogar. "Hay que pensar en las ciudades como el pegamento urbano que une la individualidad", anota Norman Foster.

"En las ¨²ltimas d¨¦cadas, el mundo ha asistido at¨®nito a una creciente vulgarizaci¨®n de las ¨¢reas suburbanas, en los que ha primado exclusivamente la especulaci¨®n; ha asistido a un desfile de obras extravagantes sin otra finalidad que llamar la atenci¨®n; el mundo ha sido testigo del modus operandi de una sociedad sin valores, sin orientaci¨®n y cada vez m¨¢s enajenada, una sociedad que en muchos lugares ha naufragado o est¨¢ ya a punto de hacerlo. Los restos del naufragio son estos suburbios insostenibles, carentes de humanidad, sin identidad, sin belleza y sin la categor¨ªa de ser aut¨¦nticos lugares".

Es parte del pr¨®logo del catedr¨¢tico y Premio Europeo para la Reconstrucci¨®n de la ciudad, Javier Cenicacelaya, al libro de Leon Krier La arquitectura de la comunidad. Una s¨ªntesis del pasado inmediato y el presente que es necesario cambiar. Para 2050, las previsiones demogr¨¢ficas calculan que la poblaci¨®n mundial sobrepasar¨¢ los 9.000 millones de personas, un 66% vivir¨¢ en ciudades, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la ONU.

Hoy, gran parte del mundo ya es urbano. "En Europa y Estados Unidos entre un 80 y un 85% de la poblaci¨®n; en Asia alrededor de un 50% y en ?frica un poco menos. Aunque Asia est¨¢ experimentando ahora un boom importante, como Am¨¦rica Latina en los a?os 60 o Europa tras la Segunda Guerra Mundial", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, arquitecto y urbanista. Para el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), hay dos l¨ªneas en los desaf¨ªos: "En los pa¨ªses emergentes y subdesarrollados hay que atajar los problemas de alojamiento, servicios e infraestructuras, entre otros. En los emergentes los de urbanismo, violencia, competitividad, transporte, baja calidad educativa...". Todo antes de llegar a esa cifra que aumentar¨¢ la poblaci¨®n en las metr¨®polis en 2.500 millones de personas.

Ese dato determina la preocupaci¨®n primordial de muchos de los expertos, entre ellos del arquitecto Cesar Pelli: "La necesidad principal ser¨¢ c¨®mo albergar el enorme flujo de personas en nuestras principales ciudades. Y la forma de proporcionar el transporte, la recreaci¨®n y el trabajo de todos ellos". Con ese horizonte, ?c¨®mo deber¨ªan ser las urbes para ese momento?

Para responder a esa pregunta, el premio Pritzker Jacques Herzog se pregunta cu¨¢les son las que funcionan mejor: "No son las inspiradas por el esp¨ªritu del modernismo, hechas para ser ideales, como por ejemplo Brasilia. En Europa, los barrios del siglo XIX e inicios del siglo XX basados en la idea del blockrand (agrupaci¨®n urbana de edificios residenciales en construcci¨®n cerrada en torno a un patio com¨²n) funcionan y se adaptan muy bien al cambio de las necesidades sociales y al gusto de la gente".

Una mezcla de la belleza geom¨¦trica de Paris, con la densidad de Manhattan y de Hong Kong, el hedonismo de Miami, las instituciones culturales de Londres, los paisajes urbanos de Rio y las cortas distancias de Basilea. As¨ª ser¨ªa el lugar ideal de Herzog. Pero esa ciudad no existe: "Las ciudades no son ideales. Son como los seres humanos, con derrotas y triunfos espec¨ªficos". Fracasos acometidos, el desaf¨ªo de la urbanizaci¨®n mira hacia delante.

Un ente vivo

La tendencia es pensar en los edificios como objetos individuales dentro del tejido urbano, "y en la mayor¨ªa de casos es de hecho lo que son", avisa Ben van Berkel. Pero no lo que deber¨ªan ser. Para el arquitecto holand¨¦s las construcciones pueden formar parte de la estructura de la ciudad a trav¨¦s de la forma en que operan. "Unos cuantos edificios separados pueden funcionar dentro de un modelo colectivo a trav¨¦s de sistemas compartidos de residuos, instalaciones t¨¦cnicas, espacios y aparcamientos comunes".

Esa sociabilidad de los edificios va m¨¢s all¨¢ de la cooperaci¨®n t¨¦cnica entre estructuras. Emilia Saiz, de la UCLG (Red Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales y Regionales) habla de las ciudades como "entes vivos existentes por y para los humanos y las comunidades que ellos han formado".

El urbanismo moderno, antagonista de estas posibles ciudades futuras y humanas, tiene en Leon Krier a uno de sus grandes detractores. Arquitecto, te¨®rico y urbanista, lleva casi medio siglo denunciando la deriva constructora de la sociedad contempor¨¢nea: "Los asentamientos del futuro deben ofrecer, como lo hac¨ªan los del pasado, un Reino P¨²blico para todos, independientemente de su condici¨®n, sexo, color, edad, cualificaci¨®n o religi¨®n".

Satisfacer las leyes sobre construcci¨®n y los c¨®digos de seguridad y salud de cada lugar, y, adem¨¢s, formar parte de ¨¦l: "Respetar los contextos geogr¨¢ficos y culturales; abrazar las t¨¦cnicas y el idioma de las tradiciones constructivas vern¨¢culas locales, condicionados durante siglos por el clima, la altitud y el suelo". Dentro de esos "contextos culturales" est¨¢n las nuevas formas de habitar. En Espa?a, por ejemplo, una de cada cuatro personas vive sola: 4,5 millones, seg¨²n el INE.

Las ciudades deben ser parte de la vida de quienes lo habitan, cambiar y crecer con ellos, ininterrumpidamente. No siempre ocurre as¨ª. "Hoy es necesaria una recuperaci¨®n de los centros urbanos tras la dispersi¨®n que se produjo, y un doble proceso por hipercongesti¨®n, en el centro normalmente, o por deterioro, en la periferia, lejos de cumplir los est¨¢ndares de energ¨ªa. Madrid, por ejemplo, sufre las dos cosas", detalla Ezquiaga.

Adaptar la horma

El mundo cambiante, conectado, voluble y continuamente amenazado por conflictos y desastres naturales de este siglo necesita una nueva arquitectura a su medida. Para Zaha Hadid la soluci¨®n es la arquitectura de la inclusividad: ¡°La sostenibilidad ecol¨®gica y la desigualdad social son los retos definitorios de nuestra generaci¨®n. Tenemos que ir m¨¢s all¨¢ de esta arquitectura de la separaci¨®n y compartimentaci¨®n, hacia una arquitectura para el siglo XXI que se ocupa de la riqueza, la complejidad y la interconectividad de la vida contempor¨¢nea".

Ella, la primera mujer en conseguir un premio Pritzker, aboga por el componente c¨ªvico ¡ªespacios p¨²blicos en los que las personas pueden conectarse entre s¨ª y utilizar como propio, seg¨²n su propia definici¨®n¡ª en cualquier edificio, que atienda a las diferentes culturas, experiencias e influencias que se amalgaman hoy en las metr¨®polis. Algo compartido por Emilia Saiz: "Las ciudades han de asegurar el ejercicio de la ciudadan¨ªa plena, la inclusi¨®n y la igualdad y todo su planteamiento f¨ªsico ha de estar concebido alrededor de ese concepto". As¨ª, seg¨²n ambas, se evitan la segregaci¨®n y las divisiones.

No son las ¨²nicas que apuntan a esta faceta social de la construcci¨®n. Todos lo hacen. El doctor en arquitectura de la Universidad de Oregon, Hajo Neis, habla de la importancia de alojar a un gran n¨²mero de personas, cada vez mayor y m¨¢s heterog¨¦nea: "El desarrollo de un sistema similar al capitalismo social que incluya a todas las personas necesitadas de una manera humanista". A ello, Neis a?ade una peque?a lista: migraci¨®n econ¨®mica, escape de las guerras, calentamiento global, cambio clim¨¢tico, terrorismo, petr¨®leo, escasez de agua¡­ "Son solo algunos. Este es el mayor desaf¨ªo que tenemos que tratar para 2050".

Esos retos, seg¨²n Rafael Vi?oly, se pueden encarar de dos maneras: la optimista, que hablar¨¢ de la diversidad y la eficiencia de las ciudades del futuro, y la pesimista, relacionada con las cat¨¢strofes. "Estos dir¨¢n que, ya que la mayor¨ªa de centros urbanos est¨¢ en zonas costaneras, la prioridad es construir m¨¢s y m¨¢s resistentes infraestructuras de protecci¨®n contra eventos naturales". Recuerda el paso arrasador del hurac¨¢n Sandy en 2012: "Yo vivo en Nueva York, y ya entonces se not¨® la escasez de recursos. Puso en evidencia los desaf¨ªos pol¨ªticos que van a dominar la vida c¨ªvica en las pr¨®ximas d¨¦cadas".

Los fen¨®menos de la naturaleza, tan posibles como incontrolables, son parte de la vida del experto en medio ambiente George E. Clark, quien especifica que las l¨ªneas de trabajo depender¨¢n de cada ciudad: "Hay una gran diferencia entre la escala y la naturaleza de los problemas en funci¨®n de si una ciudad es rica o pobre, grande o peque?a, costera o de interior, caliente o fr¨ªa, vieja o joven". Incide en las ciudades de costa, donde la subida del nivel del mar y las tempestades suponen un agravante: "Hay que encontrar la manera de proteger o reubicar las infraestructuras, (telecomunicaciones, transporte, energ¨ªa, vivienda, negocio), a las personas (ricos e indigentes), c¨®mo utilizar los puntos fuertes del lugar y pensar la necesidad cr¨ªtica de mapear y tomar conciencia de la existencia de nuevas zonas de inundaci¨®n".

Matrioskas de asfalto

A pesar de las diferentes perspectivas de futuro de arquitectos y urbanistas, hay elementos inherentes a la ciudad ideal: espacios verdes, reducci¨®n de la contaminaci¨®n, buen transporte p¨²blico¡­ Adem¨¢s de esas claves obvias, todos han coincidido en una premisa: la cercan¨ªa es esencial. Al trabajo, a los centros de estudio, al ocio, a la naturaleza y a los puntos culturales. Poder caminar hasta el colegio o la universidad, la oficina, un museo o un parque es un privilegio en determinados puntos de grandes ¡ªy no tan grandes¡ª ciudades, como M¨¦xico D.F., donde cambiar de barrio supone, m¨ªnimo, media hora de transporte p¨²blico o una hora en un (casi seguro) atasco en coche. Una p¨¦rdida de tiempo, terrenos y energ¨ªa.

Leon Krier, uno de los grandes defensores de la caminabilidad, lo resume as¨ª: "Las ciudades de cualquier tama?o tienen que ser reorganizadas en barrios urbanos independientes. Estas verdaderas ciudades dentro de la ciudad deben integrar las actividades diarias, semanales y mensuales regulares de los individuos y las comunidades sin el uso obligatorio de medios mec¨¢nicos de circulaci¨®n".

Al final se volver¨¢, de forma metaf¨®rica, al "pueblo", un ¨¦xodo simulado dentro de la propia ciudad. N¨²cleos peque?os en el interior de los mastodontes de cemento donde la vida sea asequible: al bolsillo, al reloj y a la vista. Firmitas, utilitas, venustas. Una estructura debe ser s¨®lida, ¨²til y hermosa. La tr¨ªada de Vitruvio sigue vigente 22 siglos despu¨¦s.