El ¡°encaje¡± de Catalu?a en Espa?a
El l¨¦xico empleado en el debate incluye algunas figuras ret¨®ricas que muestran a esa comunidad como si fuera un cuerpo s¨®lido
El lenguaje pol¨ªtico nos habla sobre el ¡°encaje¡± de Catalu?a en Espa?a. Eso habr¨¢ establecido en muchas mentes la idea de que una pieza debe insertarse en la otra o ajustarse ambas entre s¨ª, para lo cual hace falta apretarlas y, por tanto, aplicar cierta fuerza.
El l¨¦xico empleado en el debate sobre Catalu?a incluye algunas figuras ret¨®ricas que suelen basarse en mostrar a esa comunidad como un cuerpo s¨®lido que se relaciona ¡°con el resto de Espa?a¡±, como si quienes hablan en nombre de una Catalu?a supuestamente homog¨¦nea no tuvieran que relacionarse primero ¡°con el resto de los catalanes¡±. Esa ¡°Catalu?a¡± es presentada adem¨¢s como sujeto contribuyente, cuando los territorios no pagan impuestos sino que lo hacen sus ciudadanos a t¨ªtulo individual en funci¨®n de sus ingresos, igual que en todas partes. Y este cuerpo s¨®lido parece relacionarse con ¡°Espa?a¡± s¨®lo en el ¨¢mbito p¨²blico (inversiones y fiscalidad), como si no existiera una relaci¨®n comercial mediante la cual ¡°Catalu?a¡± (los catalanes) vende a ¡°Espa?a¡± (los dem¨¢s espa?oles) mucho m¨¢s de lo que compra.
Esa supuesta Catalu?a como pieza separada y sin fisuras es la que tambi¨¦n nos viene a la mente cuando hablamos del ¡°encaje¡±. Pero esta palabra chirr¨ªa en los argumentos de quienes consideran que Catalu?a no es una pieza separada de Espa?a, sino una parte integrante del objeto en el que supuestamente deber¨ªa encajarse (la Espa?a constitucional). Desde ese punto de vista, se trata de una acci¨®n que no parece posible porque o bien lo que habr¨ªa que encajar ya estaba encajado o bien no se trata de dos piezas sino s¨®lo de una, aunque irregular y multicolor.
Corremos el riesgo de que el sustantivo ¡°encaje¡± se utilice como analog¨ªa para hablar del que habr¨¢ de aplicarse dentro de Catalu?a
Adem¨¢s, corremos el riesgo de que el sustantivo ¡°encaje¡± se utilice como analog¨ªa para hablar del que habr¨¢ de aplicarse dentro de Catalu?a entre un poder ejecutivo que reclama la independencia y los catalanes no nacionalistas que se sienten ajenos a esa necesidad de que los encajen en alg¨²n sitio.
Si se buscara mayor precisi¨®n ret¨®rica, los que observan el problema desde una perspectiva independentista podr¨ªan mantener la met¨¢fora, pero al rev¨¦s: defendiendo el ¡°desencaje¡± de Catalu?a. Y quienes ven Espa?a y Catalu?a en la misma pieza pero plantean cambios en sus leyes pueden sustituir el ¡°encaje¡±, si lo desean, por ¡°el reacomodo del Estatut en la Constituci¨®n¡±. O propugnar ¡°un nuevo molde constitucional¡± que acoja una convivencia actualizada.
De todas formas, el lenguaje pol¨ªtico aplicable a este conflicto admit¨ªa otra met¨¢fora, tal vez preferible frente a las dem¨¢s. Puestos a hablar de ¡°encaje¡±, pod¨ªamos haber se?alado el que m¨¢s necesit¨¢bamos, y que se relaciona con la destreza, el mimo y la paciencia: el encaje de bolillos. Una habilidad ya olvidada, que desapareci¨® de la vida p¨²blica espa?ola cuando se fueron retirando los pol¨ªticos de la Transici¨®n.
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