Los ¡®minijobs¡¯ de Alemania
Es injusto acusar a los alemanes de imponer en la UE un modelo de precariedad; son pa¨ªses como Espa?a, Italia, Portugal y Grecia los que m¨¢s paro estructural sufren. Para volver a trabajar es mejor tener empleo y ayudas que recibir solo asistencia
Los minijobs se han convertido en la diana perfecta para los que temen el modelo econ¨®mico alem¨¢n. Las cr¨ªticas m¨¢s comunes son: 1) las reformas Hartz de los a?os 2000 han sido una estrategia neomercantilista para mejorar la competitividad de las empresas alemanas; 2) el reciente milagro del empleo en Alemania se debe al enorme crecimiento del trabajo precario; 3) Hartz ha llevado a muchos trabajadores alemanes a aceptar minijobs de 450 euros; 4) la desigualdad y la pobreza se han disparado; 5) el Gobierno alem¨¢n quiere imponer su modelo al resto de la zona euro. Abordaremos aqu¨ª cada una de estas cr¨ªticas con la intenci¨®n de explicar los minijobs alemanes en su justo contexto. Con esto esperamos que el debate sobre la reforma de los mercados laborales en los pa¨ªses de la zona euro se pueda desarrollar sobre un conocimiento m¨¢s s¨®lido de c¨®mo funciona el modelo alem¨¢n. Antes de nada es importante se?alar que es mentira que haya muchos alemanes que malviven con 450 euros de un minijob.
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Comenzando por la supuesta estrategia neomercantilista germana, probablemente las reformas Hartz han contribuido a reducir los salarios. Sin embargo, esta moderaci¨®n empieza ya en los a?os noventa. Tras la reunificaci¨®n, el desempleo creci¨® mucho, sobre todo entre los trabajadores poco cualificados del este del pa¨ªs. Esto hizo que se descentralizaran las negociaciones de los salarios, lo que llev¨® a los sindicatos a aceptar cierta moderaci¨®n salarial para mantener el nivel de empleo en Alemania. Esta estrategia debe entenderse en un contexto general de mayor globalizaci¨®n econ¨®mica y competencia de empresas japonesas, coreanas y taiwanesas en los sectores tecnol¨®gicos del autom¨®vil y la maquinaria. Mientras que Jap¨®n y Corea han mantenido un tipo de cambio competitivo gracias a intervenciones en los mercados de divisas, Alemania ha preservado su competitividad con moderaci¨®n salarial, deslocalizaci¨®n de parte de las cadenas de valor al este de Europa y mayor calidad en los productos.
Los miniempleos no han reducido la desigualdad, pero tampoco han contribuido a aumentarla
Aun as¨ª, las reformas Hartz no han aumentado el empleo temporal en Alemania. La mayor parte del nuevo empleo desde el a?o 2005 son contratos indefinidos, tanto a tiempo completo como tiempo parcial, que no debe ser confundido con trabajo precario. Entre 2005 y 2014 se crearon 2,7 millones de nuevos empleos, y de estos solo 500.000 fueron temporales. El n¨²mero de minijobs (como ¨²nica fuente econ¨®mica laboral) aument¨® solo en 100.000, mientras que los minijobs como segundo empleo llegaron a los 750.000. Hay que tener en cuenta que la renta percibida por el segundo trabajo est¨¢ exenta de pagar impuestos y no contribuye a la Seguridad Social hasta que no supere los 450 euros mensuales.
Esto nos lleva a la tercera cr¨ªtica, la que dice que muchos trabajadores alemanes viven de los ¡°miserables¡± 450 euros que ofrece un minijob. Esto es falso. Como en cualquier pa¨ªs, puede haber trabajadores explotados, pero nadie en Alemania puede tener legalmente un minijob sin que su hogar tenga otros ingresos, bien sea rentas por capital, otro trabajo o asistencia social. La reforma de Hartz IV se introdujo porque se estim¨® que la ayuda por desempleo del sistema anterior era demasiado generosa para los desempleados de larga duraci¨®n y por tanto desincentivaba la vuelta al trabajo. Muchos trabajadores incluso la usaban como una jubilaci¨®n anticipada. El nuevo sistema, en cambio, est¨¢ basado sobre el principio de ¡°ayuda y exigencia¡± (F?rdern und Fordern). El periodo de ayuda por desempleo se ha reducido de 32 a 12 meses (para algunos trabajadores mayores es de 24 meses), y hay una reducci¨®n en la ayuda si el desempleado rechaza nuevas ofertas de trabajo. Aun as¨ª, en comparaci¨®n con otros pa¨ªses europeos, el sistema social alem¨¢n es generoso.
La ayuda por desempleo para los parados de larga duraci¨®n es de 399 euros mensuales por persona (m¨¢s 360 euros por cada adulto adicional en el hogar, y 234 euros por cada ni?o peque?o, o 302 euros si es un ni?o mayor). Este dinero sirve para cubrir los costes de manutenci¨®n b¨¢sicos como la comida, la electricidad y el transporte. Adem¨¢s, el Estado alem¨¢n financia el alquiler de la vivienda y cubre los gastos de la Seguridad Social. As¨ª, una familia de cuatro personas (con un hijo menor y otro mayor) recibe una ayuda de 1.295 euros, m¨¢s el alquiler, siempre y cuando se compruebe que no tiene otros ingresos o un patrimonio que exceda ciertos l¨ªmites. Si, en cambio, el desempleado tiene un minijob y cobra 450 euros, esa misma familia recibe ¡°solo¡± 1.015 euros del Estado y se queda con los 450 euros exentos de contribuci¨®n, con lo que obtiene 1.465 euros m¨¢s el alquiler.
El nuevo sistema laboral aplicado por Berl¨ªn se basa sobre el principio de ¡°ayuda y exigencia¡±
Las reformas Hartz no han aumentado el nivel de desigualdad. Si analizamos el coeficiente Gini relativo a la renta de los hogares vemos como experimenta un deterioro de 0,4 a 0,5 desde 1991 a 2005, pero despu¨¦s se mantiene e incluso baja ligeramente. Es decir, si bien es cierto que las reformas Hartz no han reducido la desigualdad, tampoco han contribuido a su ascenso. La raz¨®n es simple. En 2005 cerca del 25% de los trabajadores sin cualificaci¨®n estaban en el paro y viv¨ªan de la asistencia social sin muchos incentivos para trabajar y aumentar su renta. Las reformas Hartz han cambiado esto. Desde la perspectiva de la reincorporaci¨®n al mercado de trabajo, es mejor para los trabajadores combinar la asistencia social y un minijob, que disfrutar de la asistencia social pero no tener trabajo.
Finalmente, queremos responder a aquellos que dicen que Alemania quiere imponer su modelo ¡ªbasado en la aparente sistematizaci¨®n del trabajo precario¡ª a los pa¨ªses en crisis del sur de la zona euro. Esta es una cr¨ªtica injusta. La realidad es que son pa¨ªses como Italia, Espa?a, Portugal y Grecia los que tienen mucho trabajo precario estructural debido a su alto desempleo, su mercado laboral dual, una econom¨ªa informal muy extendida y un sistema de protecci¨®n social muy poco desarrollado. Creemos que los trabajadores sin cualificaci¨®n (los verdaderos perdedores de la globalizaci¨®n y los avances tecnol¨®gicos) de estos pa¨ªses estar¨ªan encantados si pudiesen disfrutar del modelo social alem¨¢n. En este sentido, aplaudimos que en Espa?a se empiece a debatir la introducci¨®n de un subsidio m¨ªnimo para los desempleados de larga duraci¨®n. Esto har¨ªa que el sistema de bienestar espa?ol se equiparase al franc¨¦s y alem¨¢n. Pero al mismo tiempo nos atrevemos a advertir que un sistema as¨ª solo puede funcionar si aumenta la recaudaci¨®n de impuestos y se introducen, como en Alemania, estrictos controles para reducir la econom¨ªa sumergida y los abusos del sistema.
Lars P. Feld es Miembro del Consejo Alem¨¢n de Expertos Econ¨®micos (CAEE); Miguel Otero Iglesias es Investigador Principal del Real Instituto Elcano, y Benjamin Weigert fue secretario general del CAEE hasta junio de 2015 y ahora es vicedirector del departamento de estabilidad financiera en el Bundesbank.
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