Entre la necesidad y el deseo
Guillaume Henry confirma los motivos para la esperanza en Nina Ricci con una colecci¨®n inspirada en Romy Schneider
Para entender la historia que Guillaume Henry narr¨® ayer para Nina Ricci hab¨ªa que colarse en el backstage. Sobre una pared del Grand Palais parisino, una decena de fotos de Romy Schneider observaban el trasiego de modelos, maquilladores y fot¨®grafos. La actriz fue ¨Cseg¨²n reconoce el dise?ador tras la presentaci¨®n- una de las principales fuentes de inspiraci¨®n de su propuesta. ¡°Una mujer fuerte pero vulnerable, al mismo tiempo¡± como la que el franc¨¦s buscaba reflejar en su segunda colecci¨®n para la firma propiedad del grupo espa?ol Puig.
Sobre la pasarela se sucedieron una serie de blusas transparentes, abrigos masculinos y vestidos de tela bru?ida con aplicaciones de plumas de marab¨². Piezas que ten¨ªan un aspecto tan poderoso como delicado. Los petos con apariencia de delantal se anudaban al cuello con finas cintas de seda o brillantes collares, mientras la piel de avestruz plastificada se concretaba en minifaldas de corte recto y gabardinas. ¡°El trabajo de materiales ha sido muy importante. Quiero que la ropa se pueda sentir, tocar, olor. Que exista una experiencia f¨ªsica¡±, explicaba el creador.
Sin rebuscados argumentos ni ambiciosos objetivos, confirm¨® el s¨¢bado las esperanzas puestas en ¨¦l. En Henry hay cada vez menos de promesa y m¨¢s de inminente realidad. Su capacidad para revitalizar una firma vetusta est¨¢ m¨¢s que probada. En 2010 tom¨® las riendas de Carven, una agonizante casa de alta costura fundada en 1945 y, en solo tres a?os, la transform¨® en una de las firmas de pret a porter m¨¢s chic y deseadas del momento. ¡°Cuando empec¨¦ con Carven ten¨ªa 30 a?os, ahora tengo 36 y Nina Ricci es una mujer, una verdadera mujer, ya no una chica¡±. Y Henry parece preparado para satisfacer sus necesidades.
El objetivo de Haider Ackerman, seg¨²n sus propias palabras, era crear ¡°looks fuertes¡± para ¡°tiempos extra?os¡±. Puede estar satisfecho. Sus prendas rezumaban energ¨ªa y confianza, y su colecci¨®n triunfaba all¨ª donde tantas otras han fracasado en los ¨²ltimos tiempos: En el empe?o por adaptar las piezas clave del armario masculino al de la mujer contempor¨¢nea. Superadas Marlene Dietrich y Annie Hall, debe haber un camino que no pase por ?ngela Merkel. Y Ackermann ha tomado uno tan alejado del consejo de direcci¨®n como pr¨®ximo al punk y a los new romantics: Tops con chorreras, pantalones masculinos en telas satinadas, vestidos de corte a?os noventa en terciopelo, chalecos cortos. Nada nuevo, pero s¨ª originalmente empleado.
Elie Saab decidi¨® recorrer ayer el vasto espacio que separa el ch¨¢ndal del atuendo de princesa en una misma colecci¨®n. La presentaci¨®n comenz¨® con una inofensiva serie de piezas florales a la que sigui¨® un conjunto de falda de encaje y bomber, preludio de una chaqueta y un pantal¨®n de algod¨®n rematados con pu?os de goma: una nueva definici¨®n del lujo deportivo. Despu¨¦s llegar¨ªa el turno de los vestidos con aire g¨®tico, las t¨²nicas de brocado en blanco y solo, al final, una peque?a concesi¨®n a los tules bordados en pedrer¨ªa, se?a de identidad de la casa. Pero, sin duda, la aproximaci¨®n a los nuevos tiempos m¨¢s acertada que llev¨® ayer a cabo esta firma cl¨¢sica y artesanal fue la que tiene que ver una t¨¦cnica del siglo XXI: el uso del l¨¢ser para troquelar la piel y reproducir la apariencia del encaje. Una nueva maestr¨ªa que a?adir a su exquisita destreza en el bordado.
La colecci¨®n de David Koma para Mugler fue una declinaci¨®n de los c¨®digos marineros en todas sus posibles variantes. Desde los pantalones azul marino con botones dorados hasta los vestidos con cuello a caja y falda plisada. El dise?ador decidi¨® alegrar este cat¨¢logo naval con un pulcro juego de asimetr¨ªas que fue dando lugar a trajes de c¨®ctel con cortes geom¨¦tricos y a vestidos puzle con aplicaciones met¨¢licas. Koma complet¨® la propuesta comercial para la pr¨®xima temporada con su primera colecci¨®n de bolsos. Todo tan realista y pegado a la calle que hac¨ªa a?orar los a?os dorados de la marca, cuando la cr¨ªtica m¨¢s com¨²n consist¨ªa en que Thierry Mugler ten¨ªa la cabeza en las nubes.
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