Armani, el emperador
Fund¨® su firma con 40 a?os y sin haber empu?ado jam¨¢s una aguja revolucion¨® la moda Giorgio Armani revela una vida consagrada a ensalzar a la mujer real
Es el hombre que cre¨® el estilo casual y construy¨® un imperio textil que factura m¨¢s de 670 millones de euros anuales. El primer modisto en seducir a Hollywood contempor¨¢neo. Propietario de una de las ¨²ltimas marcas independientes, que no ha sido engullida por ning¨²n conglomerado del lujo. Pionero en la conquista del mercado asi¨¢tico, el desarrollo de segunda l¨ªnea de negocio y de licencias. El creador de una est¨¦tica tan definida y reconocible que cualquiera, incluso quienes presumen de no entender nada de moda, pueden definir con adjetivos como elegante o minimalista. ?l es Armani.
Me gusta que mi estilo d¨¦ confianza a la mujer, pero que no determine su personalidad
Un dise?ador que, en contra de la tendencia imperante, ¡°odia el exhibicionismo¡± y valora la discreci¨®n por encima de cualquier otra cualidad. Tanto que ha construido todo su discurso creativo en torno a este principio, ¡°antagonista de la vulgaridad¡±. Sin embargo, y con motivo del 40? aniversario de su firma, ha decidido romper el muro de silencio con el que protege su vida privada y escribir su primera autobiograf¨ªa, llamada, como no podr¨ªa ser de otra forma, Giorgio Armani.
¡°Describirte a ti mismo nunca es f¨¢cil, pero es un ejercicio que, cuando alcanzas los ochenta, no puedes seguir retrasando. Te ayuda a dejar por escrito algunos puntos clave y mirarte a ti mismo de la forma m¨¢s sincera, por dentro y por fuera¡±, explica el modisto.
El tomo, que acaba de llegar a las librer¨ªas, es fruto, seg¨²n asegura Armani, de un a?o de introspecci¨®n y, aunque constituye una obra eminentemente visual, ayuda a entender la intrahistoria del revolucionario m¨¢s silencioso de la moda contempor¨¢nea. Y que, en contra de lo que el estereotipo har¨ªa esperar, no ha cosido ni una sola chaqueta en su vida. ¡°No soy un sastre. No s¨¦ hacer un pantal¨®n con mis manos, pero s¨¦ perfectamente qu¨¦ aspecto quiero que tengan para conseguir que respondan al estilo Armani¡±, asegura el creador v¨ªa mail. As¨ª, sin haber empu?ado una aguja jam¨¢s ni atendido nunca a las fluctuaciones de las tendencias ha construido una firma que emplea a 10.500 personas y cuenta con 2.700 puntos de venta en m¨¢s de 60 pa¨ªses.
No s¨¦ hacer un pantal¨®n con mis manos, pero s¨¦ qu¨¦ aspecto quiero que tenga para conseguir que responda al estilo Armani
Todo comenz¨® en la Italia de Mussolini. Hijo de un contable y una ama de casa, Armani naci¨® en Plasencia (Emilia Roma?a) en 1934, un a?o antes de que el Duce invadiese Etiop¨ªa y cinco del estallido de la Segunda Guerra Mundial. ¡°Nadie que haya vivido una guerra puede olvidarlo. Te afecta profundamente, demostr¨¢ndote qu¨¦ fr¨¢gil es todo. Molde¨® mi personalidad y me hizo m¨¢s duro ense?¨¢ndome qu¨¦ es lo que de verdad importa: la gente que quieres y ser coherente y honesto con uno mismo¡±. Y lo convirti¨®, como le gusta definirse, ¡°en un hombre de acci¨®n, no de celebraci¨®n y mucho menos de autocelebraci¨®n¡±.
Estudi¨® Medicina durante tres a?os, pero tuvo que abandonar los libros para cumplir el servicio militar obligatorio. Nunca regres¨® a la universidad, aunque aquella experiencia sembr¨® el germen de lo que ser¨ªa una de las constantes en su carrera y de las claves de su ¨¦xito: la fascinaci¨®n por la anatom¨ªa humana.
A finales de los a?os cincuenta entr¨® a trabajar como montador de escaparates en La Rinascente, los almacenes m¨¢s exclusivos de Mil¨¢n en aquella ¨¦poca. Fue, seg¨²n confiesa, pura casualidad. ¡°Conoc¨ª por azar al director de marketing y me ofreci¨® el puesto¡±, explica. Pronto ascendi¨® a jefe de compras y en 1961 fue nombrado director creativo de la nueva l¨ªnea masculina que acababa de lanzar Nino Cerruti.
Armani no cre¨® su propia marca hasta 1974. Ten¨ªa 40 y si tom¨® esta decisi¨®n fue, en buena medida, por la insistencia de Sergio Galeotti, a quien hab¨ªa conocido en Cerrutti. ¡°Quiz¨¢s nunca me habr¨ªa embarcado en esta aventura sin su apoyo y est¨ªmulo. Jug¨® un papel fundamental en mi vida¡±, confiesa el dise?ador sobre uno de sus pilares vitales y profesionales. Juntos pusieron en marcha la firma con 10.000 d¨®lares y una recepcionista. Galeotti cont¨® en Los Angeles Times que le pagaban tan poco que ten¨ªan que ¡°dejarle estudiar en el trabajo¡±.
La emancipaci¨®n de Armani como creador coincidi¨® con el auge del feminismo. Casualidad o consecuencia, lo cierto es que llev¨® a cabo su revoluci¨®n en el momento adecuado. Tom¨® el patr¨®n de un traje cl¨¢sico brit¨¢nico, cambi¨® las proporciones de las solapas, suaviz¨® los hombros, retir¨® los forros, relaj¨® las l¨ªneas e introdujo esta pieza en el armario femenino. En definitiva, liber¨® la silueta de la mujer. Y cre¨® el uniforme de la nueva ejecutiva (y tambi¨¦n del ejecutivo) que comenzaba a emerger a principios de los ochenta: el power suit. ¡°Me gusta que mi estilo d¨¦ confianza a la mujer, pero que no determine su personalidad¡±, resumi¨® hace a?os al diario The Guardian.
En 1983 Armani fue el primer dise?ador en establecer una oficina en Hollywood. Tres a?os antes hab¨ªa firmado el vestuario de American Gigolo, y con Richard Gere como percha hab¨ªa conseguido dar a conocer su estilo en todo el mundo. ¡°Llegamos en un momento de cambio, cuando las estrellas emergentes buscaban nuevas formas de presentar su imagen, looks menos excesivos o estereotipados. Mi est¨¦tica m¨¢s relajada era la respuesta a sus necesidades. A partir de entonces todo evolucion¨® de una forma natural¡±, cuenta. Pocas marcas han conseguido establecer una relaci¨®n personal y comercial tan estrecha con tantas estrellas del mundo del cine y el espect¨¢culo. Desde Eric Clapton hasta Cate Blanchett, imagen de su perfume S¨ª. Aunque casi todas las firmas han tratado de emular la estrategia ideada por el italiano.
No entiendo la moda como un mero ejercicio de estilo. Para m¨ª es fundamental mantener cierto pragmatismo. Mi ropa es para gente real
En 1985, cuando el negocio despegaba a nivel internacional, recibi¨® uno de los peores reveses de su vida: la muerte de Galeotti tras una leucemia. ?l era el consejero delegado de la firma, el hombre de negocios, la fuerza que empujaba a Armani a crecer. ¡°Fue el peor momento de mi carrera. Tomar la decisi¨®n de seguir adelante y hacerme cargo de todo, de convertirme en un dise?ador y en un empresario al mismo tiempo, fue terrible. Pero vi que simplemente ten¨ªa que hacerlo¡±.
Y lo hizo. Cre¨® un grupo que desarrolla nueve categor¨ªas de producto entre cosm¨¦ticos, relojes y mobiliario, y distribuye ocho l¨ªneas textiles con sus respectivas colecciones. Desde Giorgio Armani Prive, su l¨ªnea de alta costura, hasta A/X Armani Exchange, la m¨¢s asequible y donde un vestido puede costar en torno a 200 euros. ¡°Ser accesible es importante, pero la exclusividad ¨Cque en mi caso consiste en un estilo sofisticado, limpio y ¨²nico, combinado con una gran calidad¨C es lo que hace que una marca sea deseable e interesante¡±, argumenta.
La clave para abarcar semejante producci¨®n reside, seg¨²n confiesa, en su exacerbado perfeccionismo, que le lleva a controlar cada peque?o detalle. En 2001, antes de dar el visto bueno al Teatro Armani en Mil¨¢n, dise?ado por el arquitecto japon¨¦s Tadao Ando, el italiano pidi¨® sentarse en cada uno de sus 628 asientos para comprobar que la visi¨®n era perfecta desde todos ellos. ¡°Todav¨ªa soy el primero en llegar al trabajo y el ¨²ltimo en irme¡±, sentencia.
Con el tiempo dice haber logrado ser m¨¢s tolerante con sus propios errores y los de su equipo. ¡°Lo que crecer significa realmente es aprender a adaptar el perfecto mundo de las ideas al imperfecto universo de la realidad¡±, escribe en su libro. Pero cumplidos los 81, el mayor riesgo no reside en seguir siendo un idealista, sino en dejar de reconocerse en el mundo que le rodea.
Por eso al dise?ador, que no quiere ni o¨ªr hablar de la palabra jubilaci¨®n, le gustan los retos, seguir poniendo en marcha nuevos proyectos. No porque desee -o necesite- m¨¢s fama o m¨¢s ingresos, dice, sino porque le permite ¡°saber c¨®mo est¨¢ evolucionando el mundo¡± y mantenerse ¡°joven¡±.
Sin embargo, considera que su discurso creativo sigue tan vigente como hace cuatro d¨¦cadas y no requiere actualizaci¨®n alguna: ¡°La moda es una necesidad primaria y como tal no cambia: vehicula nuestra necesidad de una imagen y una identidad. Lo que s¨ª lo hacen son los recursos estil¨ªsticos. En los ochenta, las reglas eran muy estrictas. Ahora los consumidores son m¨¢s intr¨¦pidos¡±.
Precisamente, esta visi¨®n es la que ha alimentado las cr¨ªticas de sus mayores detractores: aquellos que aseguran que resulta ciertamente dif¨ªcil distinguir un Armani de hace 25 a?os de otro actual. Lo que unos llaman monoton¨ªa, para ¨¦l es pura coherencia. ¡°No entiendo la moda como un mero ejercicio de estilo. Para m¨ª es fundamental mantener cierto pragmatismo. Siempre tengo en mente que mi ropa es para gente real¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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