La parroquia
Los l¨ªderes mundiales adoran a Francisco I por lo que tiene de p¨¢rroco y lo respetan por lo que tiene de obispo
El talento de un obispo con las maneras de un p¨¢rroco. O viceversa. He ah¨ª el secreto de Francisco?I. Las prestaciones de un f¨®rmula 1 al precio de un utilitario, el sabor del tabaco sin los riesgos de la nicotina. El mundo de la publicidad ha explorado todas las f¨®rmulas verbales que exaltan el consumo de los refrescos con az¨²car sin dejar por ello de condenar la diabetes. Francisco?I es la cerveza sin alcohol y la riqueza pobre. Los l¨ªderes mundiales lo adoran por lo que tiene de p¨¢rroco y lo respetan por lo que tiene de obispo. Les encanta que hable sobre los horrores del capitalismo y los beneficios de la paz mientras ellos, desde el m¨®vil, manipulan las Bolsas o bombardean los hospitales.
Siente a un p¨¢rroco a su mesa. Pero a un p¨¢rroco con mitra, que todav¨ªa hay clases. No nos quejamos de lo que dice el Papa sobre el capitalismo; es tan obvio como lo que dice Antonio Ba?os, solo que Ba?os, gozando de la inteligencia de un p¨¢rroco, carece de las maneras de un obispo. Lo que caracteriza a Ba?os es que no desea hablar en la ONU ni abandonar su parroquia. La conoce, se encuentra a gusto en ella y, al contrario que Pablo Iglesias, intuye los peligros de crecer. Iglesias, de vuelta a Vallecas, quiz¨¢ se pregunte qu¨¦ hizo mal. Pues que no supo estar. Ba?os, en cambio, no quiere estar. No estar requiere cantidades ingentes de astucia y la aceptaci¨®n anticipada de que nunca llegar¨¢s a nada. Contaba Umbral que Areces, al salir de El Corte Ingl¨¦s, se compraba unas zapatillas de cuadros en la mercer¨ªa de enfrente. Significa que alguien deber¨ªa hacer en la vida civil lo que Francisco?I en la religiosa. Todo es muy confuso. Tal vez necesitamos un l¨ªder de izquierdas con mentalidad de militante de derechas. O al rev¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.