Orgullo hispano en EE UU

Hoy, 12 de octubre, cuando se conmemora la llegada de Col¨®n al continente americano, es un buen momento para celebrar la pujanza hispana en la democracia m¨¢s poderosa de la tierra. Una energ¨ªa que, al contrario de lo que predica el populismo xen¨®fobo de personajes como Donald Trump, no solo no amenaza con destruir Estados Unidos, sino que es garant¨ªa de que su historia de sociedad de ¨¦xito, libre e integradora perdurar¨¢ largo tiempo.

El nacionalismo excluyente y demag¨®gico que recorre Europa tambi¨¦n ha irrumpido en el discurso pol¨ªtico estadounidense, especialmente de la mano de Trump, que con sus exabruptos e insultos racistas y machistas se ha instalado c¨®modamente en el papel de enfant terrible de la precampa?a para las presidenciales de 2016. Pero el problema no es solo Trump (que tiene el m¨¦rito de haber concitado la condena de Julio Iglesias y de Hillary Clinton). El que las encuestas le den, por el momento, la mayor preferencia de votos en el Partido Republicano constata el efecto contagioso del populismo. Experiencias previas ¡ªincluyendo la del propio Trump hace cuatro a?os¡ª auguran que ser¨¢ una fiebre pasajera, aunque sus secuelas se dejar¨¢n sentir en el discurso de rivales m¨¢s moderados, pero igualmente vulnerables al efecto a corto plazo en los sondeos.

Nada de todo ello debe llevar al pesimismo, sobre todo cuando este discurso vac¨ªo de la exclusi¨®n y del pasado se compara con los ejemplos del trabajo serio, riguroso y esforzado en favor de uno mismo, de su comunidad de origen y de su sociedad de acogida que realizan a diario millones de hispanos en EE?UU. Unos valores encarnados por dos estadounidenses atacados por Trump: el cocinero Jos¨¦ Andr¨¦s y el periodista Jorge Ramos, nacidos en lugares lejanos entre s¨ª en el mapa ¡ªEspa?a y M¨¦xico¡ª, pero cercanos en la defensa de una comunidad, la hispana, que tiene mucho que celebrar.