Venirse arriba
¡®Confieso que he bebido¡¯ termina por ser una po¨¦tica manera de escaquearse
Hace unos a?os, lo habitual en todo proceso policial o judicial era que el sospechoso se viniera abajo en el interrogatorio. Entraban ah¨ª factores de autoridad y de coerci¨®n para todos los gustos. Pero en los ¨²ltimos tiempos pasa lo contrario. Los sospechosos se vienen arriba. Venirse arriba es otra de esas expresiones afortunadas del castellano. La secretaria personal de uno de los cabecillas de la trama Gurtel, dedicada a robar dinero p¨²blico por medio de actos y contratas troceadas, ha vuelto a recurrir a esta figura ret¨®rica para desdecirse de declaraciones anteriores. Hab¨ªa tomado unas copas y me vine arriba. Es habitual que las presiones y los chantajes repriman la sinceridad de los testigos, tenemos un caso reciente que a nadie parece provocarle verg¨¹enza institucional, asociado a los v¨ªdeos de torturas y vejaciones de detenidos en un complejo militar espa?ol en Diwaniya, pero el recurso a la intoxicaci¨®n et¨ªlica es digno de resaltarse. Confieso que he bebido, termina por ser una po¨¦tica manera de escaquearse.
De cara a las elecciones de dentro de sesenta d¨ªas, el partido en el gobierno, acuciado por las prisas, se quiere venir arriba. Para ello ha pasado por encima de dos instituciones que todos ansiamos respetar sin importarle el da?o colateral. La primera ha sido el Congreso, sede de un acto electoral con v¨ªdeo promocional incluido. Los debates del Parlamento son asumidos por la ciudadan¨ªa como actos m¨¢s propagand¨ªsticos que constructivos, all¨ª cada uno va a soltar titulares esperando que la fortuna les sonr¨ªa en la escaleta calcada de todos los noticiarios televisivos. Pero de ah¨ª al acto publicitario puro y duro hay un paso delicado, tremendamente expresivo. No es bueno que la idea de pa¨ªs y la grandeza de las instituciones democr¨¢ticas se vean apropiadas por un partido, porque eso genera el gran mal que nos acosa, la incapacidad para compartir un proyecto com¨²n, para encontrar ese lugar necesario donde todos nos sintamos invitados y estimulados para el esfuerzo colectivo.
Pero la segunda venida arriba es a¨²n peor. Acusar a un representante de la Uni¨®n Europea como Pierre Moscovici de responder a din¨¢micas de partido local al afear las previsiones presupuestarias del PP es un insulto a todos los comisarios y gestores comunitarios. Es adem¨¢s un escupitajo que cae encima de todos los nombrados por diversos partidos, incluido el suyo, y que son muchos. Pero nadie pide disculpas ni se distancia de estos desmanes. Es m¨¢s, la ¨²nica medicina es el alarde de orgullo, como el ministro Montoro exig¨ªa a los fieles en una entrevista, me temo que concedida tambi¨¦n en un trance de venirse arriba.
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