Teatro que salva vidas
La compa?¨ªa Alpha Chap¨® contribuye a combatir la malnutrici¨®n en el sur de Mauritania tratando de provocar cambios en el comportamiento de la poblaci¨®n
Demba Gangue sale de una humilde casa de barro apoyado en un bast¨®n y lanzando improperios en sonink¨¦, la lengua local. Afuera, sentada sobre una alfombra en el suelo con un mu?eco en los brazos, le espera Fatoumatou Alissi. El sol golpea con fuerza, pero nadie en Borujji se quiere perder el espect¨¢culo y decenas de personas rodean la escena, que transcurre en el coraz¨®n de este pueblo del sur de Mauritania. Mezclando el humor y la pedagog¨ªa, Demba y Fatoumatou se trenzan en una conversaci¨®n sobre la higiene y la alimentaci¨®n correcta del supuesto beb¨¦ entre risas y aplausos de su entusiasta p¨²blico. Ambos son actores del grupo Alpha Chap¨® y su objetivo es modificar malos h¨¢bitos de la poblaci¨®n para luchar contra la mortalidad infantil y la malnutrici¨®n, que aqu¨ª, como en casi todo el Sahel, golpea con fuerza. Porque salvar la vida de estos ni?os no es s¨®lo darles de comer, sino tambi¨¦n cambiar comportamientos.
Estamos en la regi¨®n mauritana de Guidimakha, no lejos de las fronteras de Senegal y Mal¨ª, donde las tasas de mortalidad materno-infantil y malnutrici¨®n son las m¨¢s elevadas del pa¨ªs. Aqu¨ª, la pobreza salta a la vista. El ganado y sobre todo el cultivo de cereales como el mijo o el sorgo, tan dependientes de la lluvia, son su principal sustento. Sin embargo, la disminuci¨®n de precipitaciones anuales y el avance imparable del desierto hacen que la supervivencia se convierte en un reto diario. Las verduras y sobre todo la fruta, la carne o el pescado son un lujo que solo est¨¢ al alcance de una minor¨ªa, especialmente cuando la ¨²ltima cosecha ya ha sido vendida y sus beneficios consumidos.
El verano, sin embargo, es ¨¦poca de tormentas y de lluvias espor¨¢dicas e irregulares. Grupos de pastores aprovechan el agua ca¨ªda en las ¨²ltimas semanas para conducir a los enormes reba?os de camellos, cabras y fam¨¦licas vacas en busca de las mejores zonas para pastar. A esta tierra casi siempre ¨¢rida y polvorienta le ha crecido un manto verde y peque?as lagunas florecen aqu¨ª y all¨¢. Hay que aprovechar. Dentro de poco, todo volver¨¢ a estar seco otra vez. La contrapartida de esta estaci¨®n de lluvias es que muchas aldeas quedan literalmente aisladas.
Las verduras y sobre todo la fruta, la carne o el pescado son un lujo que solo est¨¢ al alcance de una minor¨ªa ?
Un ejemplo es el pueblo de Dafort. Para llegar hasta aqu¨ª hay que sortear zonas totalmente inundadas a trav¨¦s de pistas de tierra. En el puesto de salud, Hassina Mint Vall aguarda pacientemente a que los m¨¦dicos observen a su hija, la peque?a Rabia Mint Ahmedouna, de un a?o. Hassina no debe tener m¨¢s de treinta, ella misma no sabe su edad, pero Rabia es ya su s¨¦ptimo hijo. Viven a unos 10 kil¨®metros del puesto de salud, un largo camino que esta madre cargada con su beb¨¦ debe hacer a pie o, con suerte, en carreta; no tiene otra opci¨®n. ¡°Desde el Ramad¨¢n la ni?a ha estado con diarreas y fiebre y perdiendo peso, as¨ª que decid¨ª traerla. Ahora vengo cada siete d¨ªas a recibir la raci¨®n semanal de suplemento nutricional¡±, asegura. No es la primera vez. El a?o pasado por estas fechas, Hassina tambi¨¦n tuvo que traer a otro de sus peque?os malnutridos.
A su lado, la joven matrona Labouda Fofana asiente con la cabeza. ¡°Este es un caso t¨ªpico. Las j¨®venes madres ayunan durante la ¨¦poca de Ramad¨¢n y o bien pierden la leche o esta es de mala calidad debido al ayuno, lo que repercute en la salud de sus hijos lactantes¡±, explica. Al menos Hassina ha decidido traer a Rabia al puesto de salud, otros ni?os tienen menos suerte: las largas distancias, la creencia de que un curandero puede ayudar a su beb¨¦, la verg¨¹enza de admitir la malnutrici¨®n, que se percibe no como una enfermedad sino como una maldici¨®n, o el hecho de tener a su cargo a cuatro o cinco ni?os a la vez a los que no pueden dejar solos durante mucho tiempo, disuaden a las madres de llevarles a un centro sanitario donde va a recibir la atenci¨®n correcta.
¡°La pobreza y la falta de agua, la escasez en general, es un problema. Enorme¡±, a?ade Fofana, ¡°pero no es el ¨²nico. Muchas cosas tienen que cambiar. Aqu¨ª la mujer s¨®lo tiene obligaciones, lleva todo el peso de la familia. Y encima la planificaci¨®n familiar casi no existe y se casan a los 15 o 16 a?os. Normal que est¨¦n cargadas de hijos¡±. Wa?ga Bouyagui, director del puesto de salud, confirma las palabras de la matrona. ¡°Es necesario un cambio de comportamiento. A menudo los ni?os caen enfermos por falta de informaci¨®n sobre c¨®mo deben alimentar a sus hijos, aqu¨ª vienen malnutridos de familias de todo tipo, incluso de aquellas que tienen ciertos recursos econ¨®micos¡±. El puesto de salud es el primer paso para el ni?o malnutrido. Si tiene problemas a?adidos que complican su salud, como paludismo o diarreas, o no responde al test de apetito, es trasladado a Selibaby, la capital comunal.
Desde hace seis a?os, la secci¨®n espa?ola de Acci¨®n contra el Hambre (ACH) est¨¢ presente en esta regi¨®n de Guidimakha, que tiene casi 300.000 habitantes y es una de las m¨¢s pobres y castigadas de Mauritania, donde despliega diferentes intervenciones, apoyando a las 52 estructuras p¨²blicas de salud, que incluyen un solo hospital. ACH ha puesto en marcha un proyecto de cl¨ªnicas m¨®viles para combatir el aislamiento de una cuarentena de pueblos, reparten dinero y harina en los periodos entre cosechas en los que el hambre aprieta, forman y reclutan personal sanitario, construyen pozos, refuerzan el trabajo en los centros de recuperaci¨®n nutricional y financian actividades de sensibilizaci¨®n, como emisiones de radio basadas en textos del Cor¨¢n o el teatro de Alpha Chap¨®. Buena parte de este trabajo se lleva a cabo gracias al sost¨¦n econ¨®mico de la Oficina Humanitaria de la Comisi¨®n Europea (ECHO).
Pese a que el esfuerzo realizado por los distintos actores internacionales es grande y que gracias a ellos se ha logrado salvar la vida de miles de ni?os, el problema est¨¢ lejos de desaparecer. Ya no estamos hablando de hambrunas puntuales, sino de una situaci¨®n de ¡°emergencia cr¨®nica¡±, valga la contradicci¨®n, que dura ya m¨¢s de diez a?os. En la actualidad, la tasa de malnutrici¨®n aguda es del 22,4% y la de malnutrici¨®n aguda severa, aquella en la que la vida del ni?o est¨¢ realmente comprometida, es del 2,9%, lo que supera en casi un punto el baremo considerado de urgencia. Por eso, tanto ECHO como las ONG que trabajan en el terreno son cada vez m¨¢s conscientes de que la intervenci¨®n de urgencia debe combinarse con una labor m¨¢s a medio y largo plazo para tratar de cortar el ciclo perverso de la malnutrici¨®n. Trabajar en la resiliencia, en la capacidad de adaptaci¨®n de la poblaci¨®n. Y ello pasa, sin duda, por la sensibilizaci¨®n orientada a cambiar ciertos h¨¢bitos.
La verg¨¹enza de admitir la malnutrici¨®n, percibida como una maldici¨®n y no como enfermedad, es uno de los motivos por los que las madres no llevan a sus hijos al m¨¦dico
La troupe de Alpha Chap¨® llega al pueblo de Samba Kandji. Una vez m¨¢s es Mahmoud Hote quien rompe el fuego y, con la m¨²sica a todo volumen gracias a unos altavoces conectados a un generador, empieza a cantar. Los mensajes son de todo tipo y est¨¢n relacionados con la higiene (por ejemplo la importancia de lavarse las manos para manipular alimentos o comer), los derechos de la mujer y los ni?os o la mutilaci¨®n genital femenina, una pr¨¢ctica en retroceso pero que entre determinadas etnias se sigue realizando. Y, por supuesto, la necesidad de combatir la malnutrici¨®n, que pasa por pr¨¢cticas como la introducci¨®n de alimentos variados en la dieta del ni?o en el momento adecuado, el reconocimiento y la aceptaci¨®n de la enfermedad cuando aparece, acudir al centro de salud a los primeros s¨ªntomas y seguir el tratamiento de recuperaci¨®n como es debido. H¨¢bitos que pueden parecer sencillos desde una perspectiva occidental pero que en un contexto duro y de escasez como es el Sahel, donde el analfabetismo sobre todo femenino puede alcanzar el 80%, se convierten en un enemigo de empaque.
¡°Sobre todo en los pueblos las j¨®venes madres no tienen acceso a mucha informaci¨®n, se aferran a sus tradiciones, a lo que han visto hacer a sus madres y vecinas, y esto no siempre es bueno para los ni?os¡±, asegura Dembele Amadou Samba, profesor de Filosof¨ªa en Selibaby y aut¨¦ntico alma mater del grupo Alpha Chap¨®. ¡°El teatro es una v¨ªa potente para llegar a las comunidades, muy conectada con nuestra cultura y nuestra tradici¨®n oral. Adem¨¢s, lo hacemos todo en lengua local porque entendemos que hay que promocionarlas, y la gente por aqu¨ª no tiene muchas distracciones, as¨ª que educamos a la vez que entretenemos¡±, a?ade. A su juicio, la clave es la continuidad y que sean los propios mauritanos quienes transmitan el mensaje. ¡°De nada vale que vengan los extranjeros, traten de convencernos de c¨®mo hacer las cosas y luego se vayan por donde han venido. Nosotros vivimos aqu¨ª, conocemos el problema y trabajamos en el cambio de comportamiento desde hace a?os. Nos creen porque no nos vamos a ning¨²n lado, somos parte de la comunidad¡±.
En Selibaby, el doctor Diallo trabaja en el centro de recuperaci¨®n nutricional (CRENAS). ¡°La pobreza y la ignorancia van de la mano. La malnutrici¨®n infantil es un problema multifactorial que tiene que ver con las condiciones socioecon¨®micas de las familias. Hay ni?os que pr¨¢cticamente s¨®lo son alimentados con leche hasta los dos a?os¡±, asegura. Sir¨¦ Diallo tiene menos de veinte a?os y est¨¢ en el centro con su hija Salimata, de dos. ¡°Desde que naci¨® est¨¢ d¨¦bil, pero en los ¨²ltimos meses se ha puesto peor. Vengo con ella en carreta dos veces a la semana, le gusta mucho el chocolate¡±, en referencia a su dosis de suplemento nutricional o Pumply¡¯nut. Sin embargo, en su ¨²ltimo viaje a Selibaby vino tambi¨¦n con el peque?o Adama, de s¨®lo tres meses. Sus dos ¨²ltimos hijos est¨¢n malnutridos, pero gracias al apoyo extra que reciben en el CRENAS tendr¨¢n una oportunidad.
Mientras tanto, la obra de teatro prosigue en la localidad de Samba Kandji. El actor aficionado Osseynou Mamadou Coulibaly interpreta el papel de una persona con problemas mentales que, sin embargo, act¨²a de manera correcta y fuerza el cambio en los dem¨¢s: se lava las manos antes de comer, alimenta al beb¨¦ con una dieta m¨¢s variada y se preocupa por su p¨¦rdida de peso, convenciendo a la madre de que lo lleve al puesto de salud. Los ni?os r¨ªen a rabiar con sus expresiones y sus andares, pero el mensaje va calando. El grupo Alpha Chap¨® est¨¢ integrado por j¨®venes de Selibaby, capital regional donde la oferta de ocio no existe mucho m¨¢s all¨¢ de jugar al f¨²tbol en cualquier campo improvisado, alg¨²n concierto muy de vez en cuando o tomar el t¨¦ o una bebida fresca al abrigo del sofocante calor. ¡°Muchos de los j¨®venes de esta zona deciden partir, hacia Espa?a, hacia Francia o donde sea, porque aqu¨ª la vida es dur¨ªsima. Nosotros decidimos quedarnos y tratar de cambiar las cosas¡±, remata Demba Gangue.
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