Microcr¨¦ditos: rehacer la vida lejos de casa
Mujeres migrantes que gracias a un proyecto de microcr¨¦dito para el autoempleo salen adelante y cuidan de sus familias en Palma de Mallorca
¡°El negocio va mucho mejor porque ahora podemos comprar m¨¢s cosas y vender m¨¢s¡±, comenta Opra, de 10 a?os, cuando le preguntan a su madre, Evelyn Ojo, por la marcha de su bar. Estamos en el centro cultural de Son Gotleu, un barrio de la Palma de Mallorca, que en el pasado fue famoso por los enfrentamientos entre migrantes y poblaci¨®n gitana. Esperamos a que lleguen las mujeres que forman el grupo ¡°las cooperativas¡±, 10 en total, y que son parte del proyecto de microcr¨¦ditos para el autoempleo de la ONG local Treball Solidari (TS).
Poco a poco aparecen Graciela Tixicuro y Maritza Saigua, ecuatorianas, e Itohan Uwadine, Osato Mark y Madelaine Orasuyi, nigerianas. Un par de miembros no pueden asistir. La ¨²ltima en llegar es Sophie Uyi, tambi¨¦n nigeriana; viene del m¨¦dico porque a su hijo de pocos meses le han salido unas manchas en la cara, posiblemente del calor.
Una vez iniciada la reuni¨®n, Jorge Rubio, trabajador social de TS, recuerda a las presentes la necesidad de tener claro los objetivos de sus negocios y programar la forma de crecer. A continuaci¨®n, M¨®nica Ferr¨¢ pone al d¨ªa las cartillas de pago de cada una de las mujeres. Las que han recibido un cr¨¦dito tienen hasta el 15 de cada mes para depositar la cuota acordada.
En la reuni¨®n Maritza, una de las ¨²ltimas incorporadas al grupo, recibe su primer pr¨¦stamo, 300 euros, que ¡°son una prueba para ver si es seria y es capaz de devolver el dinero antes de recibir uno de mayor cuant¨ªa¡±, comenta Antoni Sierra (Toni), director de la ONG. Maritza invertir¨¢ el dinero en el puesto de fritada que monta los domingos y d¨ªas de fiesta junto a un campo de f¨²tbol donde se re¨²nen personas de distintas nacionalidades. Su cu?ada Graciela prefiere esperar y recibir un cr¨¦dito mayor para poder comenzar un negocio de importaci¨®n de ropa tradicional ecuatoriana.? ¡°Nos gusta vestirla cuando celebramos nuestras fiestas¡±, dice. Las dos viven en Espa?a desde hace 15 a?os, aqu¨ª han nacido sus hijos y piensan quedarse, si la vida se lo permite.
Itohan lleva mucho m¨¢s tiempo en el programa. Ya ha recibido dos cr¨¦ditos y, tras devolverlos, se dispone a pedir el tercero. Tiene que convencer a las compa?eras del grupo para que aprueben su idea antes de que el programa le conceda el dinero.
¡°Estuve un tiempo sin querer pedir el tercer pr¨¦stamo porque no ten¨ªa claro en qu¨¦ invertirlo¡±, comenta¡±. Yo tengo un locutorio. Con el primero que me dieron (1.200 euros) compr¨¦ bebidas para vender a los clientes. M¨¢s tarde me di cuenta de que el locutorio ya no funcionaba como antes, ahora la gente tiene internet y puede conectarse v¨ªa Skype con sus familias. Quit¨¦ tres cabinas telef¨®nicas, dej¨¦ solo tres ordenadores y met¨ª productos de alimentaci¨®n africana. Ahora quiero comprar un congelador para seguir ampliando el negocio¡±. Se compromete a pagar 218 euros al mes hasta saldar la nueva deuda. Todas las compa?eras est¨¢n de acuerdo en que debe recibir el cr¨¦dito porque, seg¨²n Evelyn, ¡°es seria y muy trabajadora y ha demostrado que te puedes fiar de ella¡±.
M¨¢s tarde visitamos a Itohan en su locutorio reconvertido y la encontramos detr¨¢s del mostrador. En las estanter¨ªas hay productos llegados de ?frica: pescado seco, aceite de palma, mandioca, guindillas, cervezas Star y Guiness, power malt¡
?Microcr¨¦ditos en Mallorca?
Todas las beneficiarias del proyecto de Treball Solidari son mujeres en riesgo de exclusi¨®n social o econ¨®mica que no tienen acceso a fuentes de financiaci¨®n. ¡°En un contexto de crisis econ¨®mica, con altas tasas de desempleo, como es el espa?ol, los m¨¢s desfavorecidos, especialmente las personas migrantes, no cuentan con redes familiares que les soporten cuando quedan en paro. El autoempleo a trav¨¦s de la creaci¨®n de peque?os negocios es una respuesta a esa situaci¨®n. Sin embargo, la falta de garant¨ªas que permitan acceder a un cr¨¦dito que facilite el capital para la inversi¨®n impide a estas personas poner en marcha o mejorar esos negocios. De ah¨ª que los microcr¨¦ditos sean una soluci¨®n¡±, comenta Toni.
Solemos identificar los microcr¨¦ditos con proyectos en los pa¨ªses del Sur. Es verdad que all¨ª m¨¢s de 135 millones de familias se han beneficiado de ellos hasta el momento. Nunca nos imaginar¨ªamos que programas similares se llevasen a cabo en una isla donde veranea la realeza y parte de la jet set internacional. Pero Treball Solidari, que funciona desde el a?o 2000 y est¨¢ implementando este tipo de programas en distintos pa¨ªses latinoamericanos y africanos, decidi¨® lanzarse a la aventura.
Todas las beneficiarias del proyecto de Treball Solidari son mujeres en riesgo de exclusi¨®n social o econ¨®mica que no tienen acceso a fuentes de financiaci¨®n
En 2011, viendo los estragos de la crisis en la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable de la isla, TS decidi¨® aplicar la experiencia en el campo de los microcr¨¦ditos adquirida en otros pa¨ªses y form¨® grupos de mujeres procedentes de los servicios sociales del ayuntamiento de Palma de Mallorca. Hoy cuenta con cinco grupos, cada uno de los cuales re¨²ne a diez mujeres. En los pr¨®ximos meses empezar¨¢n a funcionar otros cinco m¨¢s en distintas localidades de la isla. Adem¨¢s, dentro de muy poco, gracias a la ayuda de la Obra Social de la Fundaci¨®n La Caixa, extender¨¢n el proyecto a Barcelona y Madrid. Cuando preguntamos por qu¨¦ no hay hombres benefici¨¢ndose de este programa Itohan responde r¨¢pidamente: ¡°Porque no tienen paciencia como las mujeres para hacer negocios. Adem¨¢s ellos piensan en s¨ª mismos, nosotras en los hijos y la familia, por eso nos esforzamos m¨¢s¡±.
Cercan¨ªa y confianza
A Evelyn, la madre de Opra, la encontramos en su bar. Con su primer cr¨¦dito ha conseguido renovar las mesas y sillas del local y comprar bebidas. Ahora quiere m¨¢s dinero para seguir ampliando el negocio. Toni, Jorge y M¨®nica hablan con ella y echan cuentas para ver cu¨¢nto necesita y cu¨¢l ser¨ªa la cuota a devolver mensualmente. Evelyn no quiere perder la oportunidad de aumentar su clientela, los trabajadores de TS prometen darle una respuesta r¨¢pida. Luego, por la calle, comentan que el cr¨¦dito es factible, solo es cuesti¨®n de ser realistas y evitar que el pago del mismo suponga una carga excesiva para ella.
Para Sierra la clave del ¨¦xito del programa est¨¢ en la cercan¨ªa con las beneficiarias: ¡°Cuanto m¨¢s cerca est¨¦s, m¨¢s probabilidad de ¨¦xito¡±, dice. De ah¨ª la importancia de conocerlas bien y de visitarlas asiduamente ya que todo est¨¢ basado sobre la confianza mutua, que es la ¨²nica garant¨ªa que tenemos para otorgar un cr¨¦dito, comenta el director de TS. El programa solo exige a cambio que las mujeres acudan a las reuniones que tienen lugar cada 15 d¨ªas y que paguen sus cuotas.
Los grupos no son un mero tr¨¢mite donde se ofrece formaci¨®n y se hace seguimiento del dinero. Son un espacio donde cada una de las participantes puede compartir problemas, alegr¨ªas o buscar consejo y apoyo, por lo que tambi¨¦n realizan una funci¨®n de aliento y ayuda a personas que viven situaciones muy dif¨ªciles.
En el centro cultural Flassaders, en el centro de la ciudad, se re¨²ne la Red Mouso. Sus componentes eligieron esta palabra bambara que significa ¡°mujer¡± en honor a una de sus miembros, Kadiatou Keita, que justo el d¨ªa que asistimos a la reuni¨®n no puede acudir. Al finalizar la misma la visitamos en la tienda que tiene en la zona de Pere Garau. La encontramos detr¨¢s del mostrador con un ni?o de pocos meses en brazos, mientras otro, de unos siete a?os, juega en un ordenador, el tercer hijo est¨¢ fuera. El marido, Seydou, atiende a los clientes que no dejan de entrar en el establecimiento. ?l est¨¢ en paro desde que la crisis impuso una reducci¨®n de personal en el supermercado donde trabajaba. Ahora ayuda a su mujer y, de vez en cuando, baja camiones cargados con ropa y objetos de segunda mano hasta su pa¨ªs, Mal¨ª, para sacar un dinero extra.
Kadiatou lleg¨® a Palma de Mallorca cuando su marido, que viaj¨® antes, consigui¨® trabajo y papeles. Durante bastante tiempo busc¨® empleo sin encontrarlo. Gracias al primer cr¨¦dito concedido por TS abri¨® esta tienda que ahora no deja de crecer. Lo ¨²ltimo que ha hecho ha sido introducir productos latinos ya que tiene muchos clientes que se los demandan. Con Antoni, Jorge y M¨®nica discute la posibilidad de ampliar el local para poder seguir creciendo.
Gracias a la intervenci¨®n de TS, la pareja evit¨® ser desahuciados de su casa cuando Seydou perdi¨® su trabajo. Antes de despedirnos de ella, los trabajadores de TS le recuerdan la importancia de asistir a las reuniones de grupo, aunque eso suponga cerrar la tienda por una hora, como hacen muchas de sus compa?eras.
Crecer como personas
Mariama Barro tambi¨¦n lleg¨® a Palma cuando su marido consigui¨® los papeles. Es parte del grupo Red Mouso y tiene un restaurante de comida senegalesa en Son Gotleu. Antes trabaj¨® 10 a?os en un hotel: ¡°Estaba fija pero como son los matrimonios senegaleses y con los ni?os tuve que dejar de trabajar y entonces decid¨ª abrir este restaurante porque me permite estar cuidando de los tres ni?os al mismo tiempo que trabajo¡±. De hecho los hijos est¨¢n jugando con bicicletas en la calle, vigilados por el padre, Sambou, que regenta una tienda de alimentaci¨®n en el local adyacente. Con su primer cr¨¦dito, Mariama pudo arreglar el establecimiento, sobre todo los ba?os, que ten¨ªan problema, para poder abrir. Gracias a su negocio, Mariama goza de m¨¢s libertad y puede tomar sus propias decisiones sin tener que depender de nadie.
Otra de las componentes de este grupo es Carolina Copquin, argentina, madre de un hijo y divorciada, que pudo rehacer su vida gracias al apoyo de TS. Cuando lleg¨® al programa estuvo mucho tiempo sin pedir el primer cr¨¦dito, necesitaba reencontrarse consigo misma y el grupo la ayud¨® en ese proceso hasta que estuvo preparada. Tuvo que reconvertirse de artesana a empresaria, por eso el primer dinero que recibi¨® lo invirti¨® en comprar un ordenador y una impresora. En su casa dise?a artesan¨ªa, la fabrica y la esmalta para luego venderla en diversos mercadillos de la ciudad.
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