La ¡®primera madre¡¯ de Canad¨¢
Llevaba a?os lejos de los esc¨¢ndalos pero el triunfo pol¨ªtico de su hijo, convertido en primer ministro, rescata la memoria de Margaret Trudeau y sus noches en Studio 54
El lunes por la noche, mientras el candidato liberal Justin Trudeau segu¨ªa el recuento que le dar¨ªa la victoria en las elecciones canadienses, le acompa?aban su esposa, Sophie y sus tres hijos, Xavier, Ella-Grace y Hadrien. Los cuatro compart¨ªan sof¨¢ en el hotel Reine Elizabeth de Montreal. En otro sill¨®n, un poco apartada, se sentaba la abuela: Margaret, la madre del nuevo primer ministro de Canad¨¢.
Margaret Trudeau lleva a?os lejos de los focos. En los a?os setenta, fue una figura de la jet-set, una asidua de los tabloides y las revistas del coraz¨®n, una mujer que rompi¨® con la grisura de la vida pol¨ªtica y social de Canad¨¢. Se la ha definido como una mezcla de Lady Di y Lindsay Lohan de su tiempo. Fue una musa rockera que vivi¨® a fondo la m¨¢xima del sexo, drogas y rock¡¯n¡¯roll.
La madre de Justin Trudeau ¡ªel hombre de moda de la pol¨ªtica internacional, un pol¨ªtico joven que aporta aire fresco a Canad¨¢ tras una d¨¦cada de poder conservador¡ª se describe como ¡°una vieja hippy¡±. Fue m¨¢s que eso. Hija de un ministro canadiense, en 1971, a los 22 a?os se cas¨® con el primer ministro de entonces, el carism¨¢tico Pierre Elliott Trudeau, que era 30 a?os mayor y dos a?os antes hab¨ªa llegado al poder con aires de estrella pop, en plena ola de trudeaumania.
El d¨ªa de Navidad de 1971 naci¨® Justin. Despu¨¦s tendr¨ªan dos hijos m¨¢s, Sacha y Michel. El matrimonio se desintegr¨®. Un d¨ªa, en 1977, en plena separaci¨®n de Pierre, Margaret acudi¨® a un concierto de los Rolling Stones en el club El Mocambo de Toronto. Se dijo que tuvo un affaire con Mick Jagger. Result¨® que fue con Ron Wood. Margaret se convirti¨® en una asidua del Studio 54 de Nueva York. Mientras paseaba por el lado salvaje de la vida, su marido gobernaba Canad¨¢ y cuidaba de los hijos.
Justin Trudeau tiene 43 a?os pero ya ha escrito sus memorias, Common ground (Terrain d¡¯entente, en franc¨¦s, la otra lengua oficial de Canad¨¢: Terreno com¨²n o de entendimiento). Publicado en 2014, es el libro de un pol¨ªtico en campa?a, pero es valiente a la hora de hablar de su progenitora.
Justin cita, entre otra causas del divorcio de sus padres, la diferencia generacional: pese a su modernidad, Pierre Trudeau, un cat¨®lico marcado por la educaci¨®n jesuita, hab¨ªa nacido en 1919; Margaret era una flower child, una hija de la revoluci¨®n de los sesenta. El nuevo primer ministro aborda otra causa del divorcio y de los problemas de Margaret. "El elemento del problema del que se ha hablado poco, incluso despu¨¦s de que mi madre lo abordase abiertamente, es su lucha, durante toda su vida, con la bipolaridad", escribe. Margaret sufr¨ªa un desorden bipolar que hizo intolerable la experiencia de vivir bajo los focos. Consideraba que la residencia del 24 Sussex Drive era "la joya de la corona del sistema penitenciario federal". "La salud mental de mi madre se deterior¨® a medida que yo crec¨ªa", escribe Justin. "Y hubo momentos en que sent¨ª que yo deb¨ªa cuidar de ella m¨¢s que lo contrario", a?ade. Recuerda una ocasi¨®n en que Margaret irrumpi¨® en su escuela, mientras ¨¦l estaba en clase de Gimnasia, y llorando le dijo: "?Jimmy me ha abandonado!". Jimmy era un novio de Margaret. "La consol¨¦ lo mejor que supe, la abrac¨¦ y le di golpes en la espalda y le dije que todo estaba bien, que las cosas mejorar¨ªan. Yo ten¨ªa 11 a?os".
Las muertes, en 1998, de su hijo peque?o, Michel, en una avalancha mientras esquiaba en la provincia de la Columbia Brit¨¢nica, y de Pierre en 2000 agravaron el estado mental de Margaret. Un d¨ªa su hijo Sacha la encontr¨® desorientada en su casa. Fue ingresada en un hospital psiqui¨¢trico. "Hab¨ªa tocado fondo. Ya no pod¨ªa caer m¨¢s bajo", escribi¨® en el libro Changing My Mind (Cambiando de opini¨®n, o cambiando mi mente). Margaret se recuper¨® y se dedic¨® al activismo y a la divulgaci¨®n de las enfermedades mentales.
Aunque estos d¨ªas se le compara con el padre, Justin admite que, en su car¨¢cter espont¨¢neo y su capacidad de empat¨ªa emocional, conecta m¨¢s con la madre. Margaret, mientras tanto, se prepara para volver ¡ªahora, de visita¡ª a pisar el 24 de Sussex Drive, donde vivir¨¢n su hijo y sus nietos, la prisi¨®n de la que hace cuatro d¨¦cadas quer¨ªa escapar. "No es mi turno", dijo a la radio p¨²blica CBC tras la elecci¨®n de Justin. "Es su turno y la maravilla y alegr¨ªa de la vida es que tuve mi turno. Fue un camino accidentado, maravilloso".
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